Murallas peatonales

:: Txeska. El automóvil, ese objeto de deseo para unos y engendro diabólico para otros, hoy no encuentra su sitio en la ciudad. El siempre deseable equilibrio para la vida en sociedad y también para la movilidad, no se logra encontrar. Vamos del todo para el coche a todo para el peatón. En Irún estamos sufriendo una cruzada contra el automóvil. El radicalismo aflora; aparecen eslóganes importados, se copian modelos, todo vale contra el auto porque eliminarlo es progre y es moderno. ¿Cuántos iruneses viven del auto?, eliminar el auto es eliminar un montón de puestos de trabajo. Algunos no lo ven o no parece importarles. Pero el auto no es el único enemigo de los radicales. El paroxismo llega, cuando para implantar la peatonalización del centro, a cualquier precio, se relega al transporte público y se olvida la historia y sus errores. ¿Por qué en su día, no se hizo un bidegorri en el paseo de Colón? ¿Se puede separar la remodelación de las líneas de autobús de la peatonalización? Error gordo, lo que se hace con una influye en la otra. Hoy, contra toda lógica, se quiere peatonalizar la zona de San Juan, anteponiendo esta al transporte colectivo y a la fluidez de comunicación de los barrios del sur al centro. No he oído ni una sola buena razón, para mantener este error (peatonalizar San Juan), que solo beneficia a quien vive en el centro. Lo menos que se deriva de esto es el egoísmo de algunos y la falta de criterio de quienes conciben la ciudad aislada, encerrada en ‘modernas’ murallas peatonales. Dicen que las líneas de bus tienen que ser cortas, para ahorrar y, al mismo tiempo, no quieren que el bus pase por San Juan, obligándole a un rodeo innecesario. No tiene sentido. Compartir espacios no es, ‘todo para el peatón’. Además los barrios también son Irun de pleno derecho y necesitan un transporte eficiente. Para ‘gozar’ del centro, hay que llegar al centro, y sin rodeos.