Los desahucios se han puesto tristemente de moda. Ayer, mientras Kutxabank firmaba su adhesión al servicio de mediación hipotecaria del Gobierno Vasco, el irundarra Juan Carlos Infante hacía guardia frente a la puerta de la que fue su casa, a la espera de que vinieran a sacar sus cosas de allí. Situación que, finalmente, no se produjo.
A las ocho de la mañana, un nutrido grupo de miembros de la Plataforma Stop Desahucios se dio cita ante ese portal, el número 36 de la calle Larretxipi, en Irun. Juan Carlos les había puesto al corriente de su situación, aunque él mismo reconoce que lo hizo «un poco tarde». Hace 16 años que compró su casa a través de una hipoteca con la que ha ido cumpliendo hasta hace un año. «Me quedé sin trabajo hace tres. Mientras tuve prestación por desempleo, pude seguir pagando. Cuando se me acabó el paro, con el subsidio de garantía era imposible».
Kutxabank se adjudicó la vivienda en subasta «y me reclama 54.000 euros en mano. Se negaban a cualquier negociación que no pasara por ahí», explica. «No entendía nada. Para cuando me quise dar cuenta, le habían cambiado la cerradura a la puerta».
«Hemos llegado tarde»
Desde que se puso en contacto con Stop Desahucios, los pasos que está dando van mejor dirigidos. Un miembro de esta plataforma, Fernando Arocena, explicó ayer que en este caso «el problema es que hemos llegado tarde. En general, todos tenemos bastante desconocimiento sobre estas cosas y las entidades financieras no se esfuerzan demasiado para que eso cambie. A Juan Carlos se le han pasado todos los plazos y su casa ya es de Kutxa. Si hubiéramos podido intervenir antes, podríamos haber seguido otros procedimientos». Llegados a este punto, lo que la plataforma le ha recomendado a Juan Carlos es «ir al juzgado y pedir la justicia gratuita, porque en ningún momento ha tenido una asistencia jurídica. Y pedir el aplazamiento del procedimiento».
A través de la abogada que «altruistamente» asesora a la plataforma ciudadana, «hemos concertado una entrevista con un abogado de Kutxa» para esta tarde. «Juan Carlos ha pagado puntualmente durante 15 años y creemos que es legítimo que no se quede en la calle, por lo que proponemos, ahora que vuelve a tener un empleo, renegociar la deuda y pedir un alquiler social para Juan Carlos en esta misma casa».
Después de toda una jornada en la que Juan Carlos montó guardia, siempre en compañía de miembros de Stop Desahucios y de vecinos que se iban turnando, finalmente no acudió lo que ellos llamaban «el servicio de limpieza». Como contrapunto, estaba «alucinado y muy agradecido» por el apoyo «de muchos vecinos que se han turnado para hacer guardia conmigo y de miembros de la plataforma».
