Sergio Montero: «Esto es una mina de verdad, que nadie venga vestido de domingo»

Lo que en 2011 fue 'Espacio por favor', una original galería de arte, se acaba de convertir en una especie de 'quiero salir, por favor'. Y es que Sergio Montero, junto a su hermana y su cuñado, ha reconvertido su galería en una 'escape room'. El curioso local de la calle Berrotarán es ahora una mina con más de cien años de historia en la que, a causa de una inesperada explosión, todos sus trabajadores quedaron atrapados. Ellos no pudieron salir, pero nuestro protagonista nos propone un juego con el que meternos en la piel de un minero y lograr escapar de 'La Mina'. Tenemos 90 minutos para resolver todos los enigmas y obstáculos que nos separan de la puerta de salida. Sergio te presta un casco y empieza el juego. ¿Quién se atreve a entrar en 'La Mina'?

-Mmm... No, no lo has traído. Aquí hay que venir con calzado cómodo. Aquí no puede uno venir vestido de domingo, ¡esto es una mina! Aquí se viene a trabajar. (Risas)

-Ese es el objetivo, sí. Cada grupo tiene 90 minutos para salir con éxito de 'La Mina'.

-Bueno, ¡esa es la idea! Lo que mola es que cueste un poco, ¿no? Esto es una 'escape room' o sala de escape, vaya. La gracia está en romperte la cabeza para salir.

-¡Por favor! (Risas) No queremos que nadie rompa nada, ni se rompa nada. Siempre lo advertimos antes de entrar: «mucho cuidado, lo que parece piedra es piedra, lo que parece hierro es hierro y lo que parece madera... ¡es madera!».

-Pues sí. Este es un proyecto muy realista. Queríamos que fuera un juego de calidad. No hemos utilizado pladur ni cosas sencillas. De ahí que hayamos estado más de cinco meses trabajando en la mina, nunca mejor dicho.

-Pues todo surgió hace un añito más o menos. Sí, fue en navidades. Mi hermana y mi cuñado, Beatriz Montero y Mikel Pajares, ya habían jugado en alguna que otra sala. Ellos me picaron. Yo había escuchado algo de que existían este tipo de salas, pero nunca había jugado. No sabía muy bien si era un juego de tablero o algo web, pero sí sabía que existía una sala en Pío XII. La verdad es que no soy muy competitivo, así que nunca me había interesado.

-Pero mi hermana y mi cuñado me convencieron para probar. En Navidad, fuimos a la sala que hay en Intxaurrondo. ¿Sabes cuál es? Esa que está inspirada en la película 'Saw'.

-(Risas) No murió nadie, tranquila. ¡Fue increíble! Mi único pensamiento al salir fue: «¿qué es esto y por qué no lo he descubierto antes?».

-No como ellos. Uy, ellos son muy jugones. Abrieron la puerta y salieron todos corriendo. Yo no. Yo me quedé quieto, pensando. Soy más pausado, pero me enganché. Seguimos jugando en otras salas y fue en la quinta que hicimos cuando nos picamos. Salimos de ese juego con la sensación de que le faltaba algo, de que había cosas sin sentido. Empezamos a pensar cómo lo habríamos hecho nosotros hasta que alguien dijo: «¡podríamos montar una sala nosotros!»

-Así es, ahí empezó el juego y la aventura.

-(Risas) A mí lo de organizar juegos y cosas así siempre me ha gustado. He sido monitor de scout, así que tengo algo de experiencia organizando veladas o juegos de noche.

-Lo primero que hicimos fue investigar. Estuvimos con gente que controlaba un poco del tema y nos contaron que para montar un juego propio íbamos a necesitar entre ocho meses y un año. Es mucho trabajo. No sólo hay que pensar los juegos o los enigmas, también hay que pensar un guión o una ambientación.

-Bueno, hace un año, tal vez, sí que podías montar una sala con cuatro candados y dos enigmas. Hoy en día no. La gente pide más. La gente quiere tecnología, láser, cosas electrónicas... Quiere cosas con ingenio.

-Pues buscando una franquicia. Miramos varias hasta que mi hermana y Mikel fueron a jugar a L`Hospitalet. Allí está 'La Mina' primigenia. Salieron encantados, me llamaron y me dijeron: «si todo va bien, ¡ya tenemos juego!».

-No puedo contar mucho, no se puede desvelar. Hay que venir a verla. Lo que sí te puedo decir es que esto es una mina de verdad. De hecho, esa mina catalana ganó el año pasado el premio a la mejor ambientación. Imagínate la presión que hemos tenido a la hora de montar la irundarra.

-Sí. Queríamos estar a la altura de 'La Mina', pero también nos preocupaba hacer una buena sala para no perjudicar a la sala que ya existe en Pío XII. No queríamos que la gente viniera aquí, se fuera descontenta y por eso no fuera a la otra. Así que nos lo hemos currado mucho.

-Efectivamente. Parece que este local solo lo alquilo yo. (Risas) En su día, cuando cerré 'Espacio Por Favor', ya lo advertí: «¡volveré!».

-A ver, a ver... Importante: la comunicación. Esto es un trabajo en equipo. Hay juegos lineales, pero otros no. Si uno deshace lo que otro ha hecho... ¡están perdidos! Otra cosa: todo tiene algún sentido. Si te encuentras un martillo, no hay que aporrear a lo loco. Sigue adelante, más adelante encontrarás cómo usar esa herramienta.

-(Risas) No encerramos a nadie, no. Hay puntos muy potentes en los que la adrenalina puede estar a tope, pero... ¡no puedo decir más! Hay que venir a verlo. ¡Venid a 'La Mina'!