«El arte vive de la mirada y por esa razón es importante mostrarlo»

Beatriz Adelma Pagano, Betty, nació y se formó artísticamente en Argentina donde consiguió una beca de postgrado para estudiar en España. En Barcelona sacó su doctorado en Bellas Artes y residió «9 años, haciendo todos los cursos que pude para completar mi formación». Allí conoció a su marido y se trasladó al municipió natal de él, Hondarribia. En 2006 expuso por primera vez en la Sala Laboral Kutxa y esta semana ha iniciado allí una nueva muestra.

-Hace un tiempo ya que comprendí que el arte es para compartirlo. Al principio era reacia a mostrar mi obra, pero la realidad es que el arte vive de la mirada y que si no hay mirada, el arte queda arrinconado, así que hay que mostrarlo. Es importante. Lo más importante. Yo he tenido la suerte de exponer varias veces en Basilea (Suiza), unas cuantas en Barcelona... Casi todos los años he podido hacer alguna exposición.

-Es cierto que en Bilbao el objetivo era otro. Pero cuando alguien compra tu obra y la alegría es inmensa, no es por el dinero, sino porque alguien quiere poner tu obra en su casa, hacerle un sitio. Eso es maravilloso. No infravaloro lo material, porque yo me dedico a pintar y enseñar y cuando esto es tu pasión, es un lujo poder vivir de ello. Pero no hay que perder la perspectiva de que lo importante es mostrar tu obra porque es así como ocurren cosas.

-Pues una de las cosas que nunca olvidaré me pasó en esta sala hace unos años. Había una pareja con una nena viendo los cuadros cuando, con mucha dificultad, bajó una mujer mayor las escaleras. La chica se me acercó y me preguntó si sabía quién era. Yo había visto fotos suyas de joven y le dije «creo que sí, pero no puede ser» y ella me dijo, «sí, sí. Es Menchu Gal». Luego Menchu se acercó a hablar conmigo. Me dijo que la obra que yo había puesto arriba le llamó la atención y que, aunque le costaba bajar escaleras, había querido ver el resto. Me dijo cuáles le gustaban más y que siguiera haciendo retratos. También me preguntó si vendía y le dije que no mucho. «No te preocupes, a mí ahora todos me quieren comprar mis trabajos», me dijo. Fue unos meses antes de que muriera. Fue amable, cercana y franca y para mí fue un privilegio hablar con ella, me dio mucho aliento.

-Sí, es cierto. Pero en esta exposición hay dos tipos de retratos. Hay unos de cuando empecé a estudiar en Argentina que son más dibujados y otros actuales, que son muy distintos.

-Es encáustica, una técnica que se viene usando desde el siglo II y que yo aprendí con uno de mis profesores de Barcelona. Se añade el pigmento a una mezcla de cera virgen, aguarras y resina que se calienta y se pinta con la mezcla en caliente. Da mucho juego en cuanto a texturas y volumen. Aquí tengo varios cuadros con esa técnica.

-Sí empecé hace como seis años a experimentar con esas transparencias. He ido probando con distintos tamaños, con distintos formatos, distintas tramas... Siempre con formas no figurativas porque últimamente trabajo sobre todo la abstracción, dejando lo figurativo sólo para los retratos.