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Sandra Castro, sin estrés: «Los perros son uno más de la familia y yo aquí los trato como tal» PDF Imprimir E-mail
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Martes, 10 de Septiembre de 2019 19:10

Noticia publicada en Diario Vasco,el martes día 10 de Septiembre de 2019.

Sandra Castro, sin estrés: «Los perros son uno más de la familia y yo aquí los trato como tal»

En la calle Sebastián Errazu está la peluquería canina 'Uno más' en la que Sandra cuida a cada perro como si fuera suyo./F. DE LA HERA
En la calle Sebastián Errazu está la peluquería canina 'Uno más' en la que Sandra cuida a cada perro como si fuera suyo. / F. DE LA HERA

EN IRUN EXISTE UN LUGAR EN EL QUE CUIDAN A NUESTROS PERROS POR DENTRO Y POR FUERA COMO SI FUERAN UNO MÁS DE LA FAMILIA, ES LA PELUQUERÍA 'UNO MÁS'

YLENIA BENITOMartes, 10 septiembre 2019, 13:47
La malvada Cruella de Vil tiene en Irun a, seguramente, su peor enemiga. No es que Sandra tenga 101 dálmatas en su casa, pero sí tiene 101 formas de mimar y cuidar a los perros. En su local de Pío XII no sólo los baña, peina y corta el pelo con cariño, sino que también tiene todo tipo de productos para cuidar a nuestros perros por dentro. Para Sandra son uno más de la familia y con esa filosofía ha montado su peluquería canina. Cruella de Vil, allá donde estés, ni se te ocurra acercarte o te las verás con ella.
-¿Qué fue primero, Sandra, la peluquería o los perros?
-(Risas) Sin duda los perros porque me he criado con dos perritos en casa.
-Pero no les cortabas el pelo, ¿no?
-No, no. Además, a nivel formativo empecé en otro sector.
-¿Nada que ver con los animales?
-¡Nada! Era orientadora laboral, pero de forma paralela me fui formando en cosas de animales. La idea era abrir posibilidades y caminos. Ya que era orientadora laboral... ¡qué mejor tarea que orientarme a mí misma! (Risas)
-Efectivamente, ¿y qué hiciste?
-Bueno, hice varios cursos de educación básica y de técnica y terapia asistida con animales. Cuando terminé mi contrato de orientadora laboral, me surgió la posibilidad de estudiar peluquería básica canina. Aquí empezó mi formación más dirigida a lo que estoy haciendo ahora.
-¿Habías pensado alguna vez dedicarte a la peluquería?
-Lo cierto es que no, pero cuando empecé a formarme y a profundizar lo tuve claro. Desde el principio mi idea fue montar mi propia peluquería canina. En el 2012 hice mi primer curso y ahí ya empecé a, poco a poco, dar forma al proyecto de negocio.
-¿Tardaste mucho en hacer realidad ese proyecto?
-Abrí el 23 de abril de 2014, el día del libro.
-Se nota que tenías clara la idea de negocio...
-Sí, eso sí. Por ejemplo, tenía muy claro que quería que la gente viera cómo trabajo. Quería que mi trabajo fuera visible. Cuando llevaba a mis perros a otras peluquerías, siempre los metían en otra sala en la que yo no podía ver lo que les hacían. A mí eso no me gusta. Así, con pequeñas ideas fui montando la peluquería.
-Pero esta es una peluquería canina diferente, tu filosofía es un pilar importante.
-Sí, para mí lo más importante es el perro. Mi intención siempre es que, durante la sesión, el perro esté lo más tranquilo posible. La peluquería siempre es algo invasivo para ellos, es inevitable, pero yo trato de minimizar todas las cosas que pueden estresar al animal. Por eso digo que mi forma de trabajar, o filosofía, es la peluquería de bajo estrés.
-¿Y cómo se consigue eso?
-Con pequeños detalles. Mira, aquí, por ejemplo, no hay jaulas. Yo no tengo jaulas ni de espera ni de secado. En algunos lugares las utilizan cuando hay más de un perro o para secar el pelo. Aquí no. Si coinciden dos perros, el que espera está en esta zona abierta esperando. Pero esto no es habitual, en cada sesión hay un solo perro. Únicamente coinciden dos perros cuando conviven juntos. Ahí sí que pueden estar en la misma sesión. Teniendo un perro por sesión, ya estás minimizando alteraciones. Así si uno ladra o llora, no molesta al otro.
«Del nombre de los dueños no me acuerdo nunca, pero me sé el nombre de todos los perros que vienen»x
-Un perro por sesión, en estos tiempos en los que la inmediatez lo es todo...
-Yo no trabajo así, ¡todo lo contrario! En la peluquería canina de bajo estrés para mí también es importante que el perro marque el ritmo de trabajo. Yo me intento adecuar a él. Si se quiere sentar, le dejo. Si un lado le gusta menos, lo hago a ratos. Todos los trucos no sirven para todos, pero me voy adaptando.
-Seguro que tienes más secretos de trabajo, ¿a que sí?
-No son secretos, otra cosa importante es que el dueño puede estar presente. Si eso contribuye a que el perro esté más tranquilo, a mí no me importa que el dueño se quede y vea cómo trabajo.
-Lo habitual es que a los perros no les guste ir a la peluquería, ¿verdad?
-Hay de todo. Los hay que se ponen muy nerviosos, sí. Por eso el ambiente tranquilo también es importante. Utilizo música relajante y aromaterapia. La lavanda y otras esencias tienen propiedades relajantes, así que las utilizo para crear un ambiente amable y tranquilo.
-¡Todo son premios!
-(Risas) También utilizo premios, sí. Al final, todo es un proceso y es ir viendo qué puedo hacer para que el perro lo pase lo menos mal posible.
-¿Y en qué consiste ese proceso?
-Se empieza peinando al perro, hay que quitar los posibles nudos para luego bañarlo. Se corta poco a poco el pelo y luego se seca y se peina.
-¿En la peluquería canina también hay tendencias?
-No, aquí lo importante es la comodidad del perro. Vivimos en un lugar con mucha humedad y lluvia, pero eso no quiere decir que haya que cortarles muy corto el pelo. Siempre intento enseñar a los dueños la importancia del pelo para el bienestar del perro. Es su protección frente al calor y el frío. Cortar el pelo muy corto es algo más rápido, yo no lo hago así porque es importante que mantengan una largura.
«Mi forma de trabajar, o filosofía a la hora de tratar con los perritos, es la peluquería de bajo estrés»
-Los dueños no sé, pero los perros deben de estar encantados contigo.
-(Risas) Del nombre de los dueños no me acuerdo nunca, pero el de los perros me los sé todos. Es un trabajo difícil, pero muy gratificante cuando notas que el dueño valora tu trabajo y que el perro viene tranquilo.
-¿Notas que de una vez a otra están más tranquilos?
-Sí, poco a poco se notan avances. El perro ya conoce a dónde va y reconoce sobre todo el tono de mi voz. Me acuerdo siempre de una perrita adoptada que las primeras veces, nada más entrar, se hacía pipi. La cogía y otra vez se hacía pipi. Bueno, después de dos años, ella sola entra hasta aquí y viene con toda la calma. Ese es el mayor regalo que puedo tener.
-Un regalo para los perros es este lugar, aquí veo cosas que no tienen que ver con la peluquería.
-Sí, desde el principio tuve claro que quería que fuera algo más que una peluquería. Es un lugar en el que cuidar al perro por dentro y por fuera. También tengo comida. En este congelador tengo carne cruda que no tiene conservantes, es como ir al carnicero. Tengo pienso que no lleva organismos genéticamente modificados, chuches también con una composición adecuada, juguetes que no son tóxicos, galletitas artesanales... Y todo intento que sea de casas nacionales.
-Lo del nombre 'Uno más' no tiene dudas...
-Yo creo que los perros son uno más de la familia e intento tratarlos así, como si fueran de mi familia.
 
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