Un paseo por los escenarios de la antigua Oiasso

Hace medio siglo, el entonces alcalde de Irun Antonio Tejedor encargó el proyecto para construir un anfiteatro al aire libre en la plazoleta del Juncal. Jaime Rodríguez Salís se presentó en el Ayuntamiento y le dijo al alcalde que «no podía hacer ese anfiteatro, porque allí había restos romanos». ¿Cuál fue la respuesta de Tejedor? «Pues ve, y si los encuentras, no haremos el anfiteatro».

Y así ocurrió: era 1969 y Jaime Rodríguez Salís realizó unas excavaciones en las que se encontraron «cerámicas tan características del mundo romano como la terra sigilata. Con semejante sorpresa, se presenta de nuevo ante el alcalde, que cumplió su palabra y no construyó el anfiteatro». Así lo contó ayer Mertxe Urteaga, mostrando las fotografías de aquel proceso en la aplicación móvil Tour Irun Roma. El recorrido organizado por el Museo Oiasso cuando se cumplen cincuenta años del descubrimiento de la ciudad romana se inspiró en esa aplicación desarrollada por la Fundación Arkeolan, cuyo contenido se reforzó con las explicaciones y anécdotas que aportó la arqueóloga.

La veintena de participantes de la visita guiada pudo, además, plantear sus dudas: ¿cómo sabía Jaime Rodríguez Salís que la plazoleta del Juncal guardaba esos vestigios de la antigua Oiasso? «El padre de Jaime era Luis de Uranzu, el autor de 'Lo que el río vio', una biografía del Bidasoa». Ya entonces, el cronista había reflexionado sobre el topónimo Irun, relacionándolo con «Iruñea, Iruñea-Veleia... Las menciones de los clásicos hablan de Oiasso», que se había relacionado con Oiartzun. Pero los textos situaban a Oiasso «al borde del mar. Además, habían aparecido los primeros restos romanos en el cabo de Higuer. Él sumó todo eso» y llegó a la conclusión de que la plazoleta debía albergar restos romanos. Tenía razón y lo demostró.

La plazoleta del Juncal fue el punto de partida de ese recorrido que llevó a los participantes, guiados por Tour Irun Roma, hacia la calle Santiago. Allí, la aplicación citó a la propia Mertxe Urteaga, que fue quien, en 1992, se presentó en el Ayuntamiento para informar de que en la calle Santiago, donde se había proyectado un colector de aguas, podía haber restos romanos. El consistorio, nuevamente, facilitó los trabajos que confirmaron la advertencia de la arqueóloga: allí aparecieron nada menos que los vestigios del primer puerto romano de la Península Ibérica, el de Oiasso. «Años antes, habíamos preparado un estudio de topografía arqueológica de Irun y habíamos llegado a la conclusión de que aquí podía haber un puerto romano», recordó Urteaga.

Observando sus móviles y atendiendo a las explicaciones de la arqueóloga, los participantes en el recorrido pudieron disfrutar del paseo que continuó hasta el puente junto al bidegorri de Osinbiribil, pasó por la avenida de Navarra para llegar hasta la ermita de Santa Elena, donde está la necrópolis romana; siguió hacia la plaza Urdanibia y subió por la calle San Marcial hasta San Juan. Esta zona refleja la posición en que los romanos de Oiasso construyeron una gran terraza, de «entre 12 y 15 hectáreas»: una gran operación urbana que «sirvió para que Oiasso contara con los elementos característicos de una ciudad en aquellos tiempos».

El recorrido del Tour Irun Roma finalizó junto al punto de partida, en el Museo, tras cerca de dos horas paseando por el Irun de hoy con la vista puesta en el Oiasso de hace 2.000 años.