DONOSTIA- Desde que la quiebra de la empresa adjudicataria obligó a detener la maquinaria, nada ha cambiado en Gaintxurizketa casi dos años después. Las obras del tercer hilo del TAV hacia Irun, claves para la conexión de la alta velocidad con la muga, siguen congeladas en el tiempo sin que por el momento se vislumbre su puesta en marcha a pesar de su vital importancia para completar el ramal guipuzcoano de la Y vasca.
En el momento de la paralización los operarios trabajaban en la ampliación de gálibo del túnel de Gaintxurizketa y en el puente sobre el río Urumea. Desde marzo de 2018 no se ha avanzado ni un milímetro en el municipio de Lezo, donde se acomete la obra de la que se encarga el Ministerio de Fomento, al albur de un inestable contexto político en el que las constantes elecciones y los cambios de gobierno no contribuyen precisamente a ver la luz al final de un largo túnel.
Fuentes de Adif indican que actualmente trabajan en la adaptación del proyecto de construcción del tercer carril “con el horizonte de volver a concursarlo lo antes posible”. Un horizonte que hoy por hoy no se vislumbra. El llamado corredor atlántico sigue siendo una tarea pendiente para el Estado español y francés. Se han realizado 16 de los 17 tramos de los que consta y es el tercer hilo hacia Irun, para el uso conjunto de los trenes en ancho de vía internacional e ibérico, el que sigue sin tener fecha, lo que exige a ambas administraciones colaborar para que se haga por fin realidad.
Entretanto, los usuarios habituales del tren de cercanías están acostumbrados a sufrir las molestias. Las obras están paralizadas desde que la empresa Coprosa, con sede en Oviedo y adjudicataria de la adaptación al tercer carril, entró en concurso de acreedores en marzo del año pasado. Estaba previsto que finalizaran los trabajos tres meses después, en junio, pero los 37 empleados adscritos recibieron una notificación por las que se les comunicaba que se “quedaran en casa con una licencia retribuida”.
Según informa Adif, se está aprovechando este impás en el que el proyecto ha quedado en suspenso para incorporar al plan definitivo “actuaciones complementarias” y nuevos criterios técnicos “para permitir la interoperatividad de la red española y francesa. Se incluyen en este apartado las condiciones que harán posible la circulación internacional, más allá de la adaptación del ancho de vía”, precisan las mismas fuentes.
NUEVO PLAZOEn el Consejo de Administración de Adif del mes pasado se resolvió el contrato de las obras de vía entre Astigarraga e Irun. “Ahora se ha de llevar a cabo la recepción de las obras ejecutadas hasta la fecha, y la liquidación con la supervisión de la Inspección del Ministerio de Fomento. A partir de ahí, se pone en marcha el plazo para volver a licitar las obras”, indican.
Los gobiernos vasco y español se han marcado el año 2024 como el de la puesta en marcha del tren de alta velocidad en Euskadi. Es la última de las fechas de un proyecto que se pierde en el túnel del tiempo. El corredor guipuzcoano que construye el Gobierno Vasco a través de Euskal Trenbide Sarea (ETS) es el que más avanzado se encuentra. El retraso es más evidente dos puntos claves del proyecto: el nudo de Bergara y el tercer hilo, ambos competencia de Adif.
Los continuos retrasos en las obras que dependen del Gobierno central hace tiempo que han encendido las alarmas en el Gobierno Vasco, que entiende que en su caso sí está cumpliendo los compromisos adquiridos entre ambas partes.
El Gobierno Vasco no quiere que las obras del TAV se demoren más allá de 2024 en Euskadi y se ha llegado a ofrecer al Ministerio de Fomento para asumir nuevas tareas después de dar por concluida su parte, la encomienda que le hizo el Gobierno español en 2006 para construir el ramal guipuzcoano de la Y vasca. “Hemos demostrado que estamos técnicamente preparados y con capacidad sobrada de asumir nuevos trabajos”, asegura el Gobierno Vasco.
Fue la propia Unión Europea (UE) la que dictaminó que el corredor Atlántico era uno de los más importantes “desde el punto de vista del transporte europeo” y que los trabajos “tenían que estar finalizados allá por el 2010”. Sin embargo, según ha denunciado reiteradamente el Gobierno Vasco, “estamos en 2019 y todavía se observa que el Estado español y el Estado francés tienen mucha tarea por hacer para este corredor sea una realidad”.
La consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras, Arantxa Tapia, pide la pronta culminación de esta obra por su necesidad “desde el punto de vista de la competitividad del territorio, de las empresas y habitantes”.
Once años después de que comenzasen los primeros trabajos en Ordizia, en abril de 2008, el Gobierno Vasco da por concluida su tarea en la construcción de la nueva plataforma ferroviaria de alta velocidad, a falta, eso sí, del acceso a la capital guipuzcoana desde Astigarraga y la construcción de la propia estación de Donostia.
