La obra del vial de Gazteluzahar está a la espera de buen tiempo para acabar

La reforma del vial de Gazteluzahar comenzó en 2010 con una primera intervención en la parte que peor situación presentaba, entre la glorieta de Blaia y el cruce con la calle Bienabe Artía. Gracias a los fondos del Plan E para la activación económica, esa carretera, estrecha y con un punto especialmente delicado, fue ensanchada de acuerdo con un planteamiento vial más propio del siglo XXI, con anchura suficiente para que dos vehículos se cruzaran sin problemas y una acera segura e iluminada que no existía.

Como suele pasar, la mejora sobre el que era el peor tramo dejó en evidencia el estado de los otros 260 metros de vial, pero las dificultades económicas de los primeros años de esta década llevaron a esperar momentos mejores. A finales del pasado ejercicio, el Pleno aprobó la partida que posibilitaba retomar el proyecto. La idea era aprovechar las vacaciones escolares para iniciar la obra, ya que en el vial se encuentra el colegio público Gazteluzahar. Redacción de pliegos, licitación y adjudicación mediante, en los primeros de días de julio arrancó una obra que tenía cuatro meses y medio de plazo para su ejecución.

Según indicó Mónica Barroso, técnica del área de Obras, «los trabajos han ido avanzando en plazo y ahora sólo falta asfaltar, hacer la señalización y poco más». El problema, obviamente, es que no deja de llover «y hace falta al menos una semana de buen tiempo para que seque bien la capa de base que está echada y otra semana, aproximadamente, para el asfaltado y la señalización».

Así, la apertura del vial tendrá que esperar, «pero al menos tenemos la tranquilidad de que la llegada de los autobuses escolares la hemos podido garantizar durante toda la obra y que los desvíos para el resto del tráfico no están causando problemas».

A la espera de ese fin de obra, lo cierto es que el resultado de los trabajos realizados ya es perfectamente visible. «Teníamos dos objetivos con esta actuación», recordó el alcalde, José Antonio Santano. «Por un lado, queríamos que el vial pudiera funcionar como alternativa de conexión entre Artia y Behobia». Para eso, se ha ensanchado la calzada más allá de los seis metros de manera que pueda operar sin problema la función de doble carril. «Por otro, queríamos también resolver una conexión peatonal entre los dos barrios y de ambos con un centro escolar que tiene un importante volumen de alumnado». Acera ancha en todo el tramo y una nueva iluminación con farolas LED de 10 metros de altura confieren la seguridad y la accesibilidad que antes no había. «Es uno de esos proyectos que hacen ciudad. Son 260 metros, un tramo corto, pero es mucho más. El cambio en la zona es importante».

Además de los detalles que apuntó el primer edil, Barroso recordó que se habían creado algunos nuevos aparcamientos en la zona del tramo más próxima al antiguo castillo de Gazteluzahar.