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Blanca Fernández: «El mundo no es tan peligroso» PDF Imprimir E-mail
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Miércoles, 20 de Noviembre de 2019 11:13

Noticia publicada en Diario Vasco,el miércoles día 20 de Noviembre de 2019.

Blanca Fernández: «El mundo no es tan peligroso»

Blanca Fernández, ayer en el centro de Irun/
Blanca Fernández, ayer en el centro de Irun

LA AVENTURERA IRUNESA HA RECORRIDO EN SU BICI 43.000 KILÓMETROS POR EUROPA, ASIA Y ÁFRICA EN SOLITARIO

MARÍA JOSÉ ATIENZAIrunMiércoles, 20 noviembre 2019, 11:02
Nadie diría que el mayor contratiempo con el que se ha encontrado una mujer madura, que durante casi cuatro años ha recorrido sola y en bicicleta 43.000 kilómetros por tres continentes podía ser el Brexit. Pero eso es lo que le ha ocurrido a Blanca Fernández (Irun, 1958), residente en el Reino Unido desde 1980.
El 8 de julio de 2015 salió de su casa londinense para recorrer el mundo sentada sobre su 'Foxtrot', una bicicleta artesana con nombre de suave baile de salón y resistencia de tanque. Al cabo de 42 meses juntas, la aventurera guipuzcoana ha acabado mimetizándose con su amiga de dos ruedas, porque Blanca Fernández está hecha de poesía y fortaleza.
En la primera parte de su viaje pedaleó por Europa y Asia, atravesando países como Armenia, Irán, Uzbekistán, Tayikistán, China, Tailandia o Camboya. Tras 687 días en ruta, en mayo de 2017, tuvo que regresar a Londres. «Mis hijas me riñeron y me dijeron que tenía que volver, por el Brexit, para arreglar los papeles. Yo vivo en Londres desde los 80, pero no tenía pasaporte británico. Estuve unos meses poniendo los papeles en orden y luego pensé que me estaba haciendo mayor y tenía a África esperando».
En marzo de 2018 Blanca Fernández retomó su viaje. Voló hasta El Cairo, desde donde inició una nueva ruta, pedaleando hasta llegar a Ciudad del Cabo y una vez allí emprendió la vuelta hacia Europa por toda la costa oeste africana.
En su camino a Londres Blanca ha querido hacer una parada en Irun. «Se me puso un nudo en la garganta cuando salieron a buscarme los chavales del Club Ciclista Irunés», dice. «No sabéis la ilusión tremenda que me hace estar en el txoko del que salí hace 40 años».
Ayer, en la sede de Irungo Mendizaleak, sociedad a la que perteneció en sus años jóvenes, Blanca Fernández relató las vivencias de un viaje, «que estará conmigo el resto de mis días. He acumulado un banco de memorias para cuando esté con la mantita y no pueda hacer estas cosas. Son unas memorias increíbles, con gente de todas las culturas y religiones y con la belleza de nuestro planeta. Y son las memorias de un viaje interior, que me ha permitido reflexionar y ser un poquito mejor de lo que era cuando partí aquel 8 de julio de 2015».
Aquel 8 de julio de 2015 Blanca recibió un regalo de sus dos hijas, con las que mantiene una relación «al revés», dice. «Me dieron un geolocalizador bajo instrucciones estrictas de que cuando esté en carretera lo lleve siempre encendido. Ellas tienen miedo, pero están orgullosas de tener una ama diferente y yo me siento muy afortunada de tenerlas como hijas».
Con el geolocalizador a cuestas, Blanca Fernández ha roto en su viaje «todos los estereotipos. Llegas a Serbia esperando ver mafiosos y encuentras gente encantadora o a Rumanía esperando lugares favoritos o a los países islámicos, donde encuentras a la gente más hospitalaria. El 98% de las experiencias que tienes en carretera son buenas. El mundo no es tan peligroso como nos cuentan. Psicológicamente, lo peor de todo ha sido ver la tremenda desigualdad que existe entre las gentes de nuestro planeta. En un mismo país ves gente de un poblado bañándose, lavando ropa y bebiendo de la misma poza, porque no hay más agua y una riqueza y despilfarro increíble en la capital».
¿Se quedará Blanca en casa cuando vuelva, esta vez, a Londres? «No lo sé», dice.
 
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