El Pleno de Irun confirma nuevo suelo industrial entre Araso y Centro Comercial Txingudi

El Pleno municipal de Irun aprobó ayer el Plan Parcial de Sasikoburua, un ámbito de más de 44.000 m2 sobre el que se discutía hace una década para decidir si se orientaba a la actividad comercial o a la industrial. Se optó por lo segundo y la tramitación ha continuado de forma que superaba ayer su último trámite plenario, precisamente cuando vuelven a avivarse las llamas del debate sobre el megaoutlet de Zaldunborda, al otro lado de la carretera de Gaintxurizketa, porque el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha anulado el Plan General de Hondarribia complicando su futuro.

Sasikoburua no es una zona llana, todo lo contrario, y los movimientos de tierras que necesita su urbanización, incluyendo en el proceso la desaparición de la vegetación, llevó a que tanto Elkarrekin Podemos-IU como EH Bildu se abstuvieran en la votación plenaria. Los portavoces de ambas formaciones, David Soto y Jokin Melida respectivamente, alegaron motivos ambientales, pero admitieron sin esconderse su intención de viabilizar la operación no votando en contra porque, al fin y al cabo, ambos compartían el uso propuesto para el futuro polígono, con actividades económicas de tipo industrial en lugar de ocuparlo con más comercio de extrarradio. No se resistieron, ni Soto ni Mélida, a mencionar Zaldunborda y evidenciar la diferencia de criterios entre un Ayuntamiento y otro subrayando, eso sí, que en el caso de Hondarribia sólo el Gobierno municipal sostiene el proyecto, con el resto de formaciones en contra.

El PNV en Irun ya ha dejado claro que tampoco coincide con la propuesta que defienden sus compañeros de partido hondarribitarras, aunque ayer no incidió en ello. El portavoz jeltzale, Xabier Iridoy, se centró en que Sasikoburua «podría ayudar a paliar la situación de desempleo de muchos irundarras» y combatir «los efectos de la pandemia sobre los ciudadanos y las empresas». También destacó que el estudio ambiental exige compensar la flora que desaparece, a la que otorga escaso valor naturalístico (básicamente prados y algo de arbolado), con plantaciones de vegetación de ribera en los tramos de la regata de Araso en tramos fuera del ámbito.

Iridoy interpeló directamente al Gobierno sobre los plazos de obra y aunque el delegado de Urbanismo, Miguel Ángel Páez, recordó que «se trata de una iniciativa privada y el Ayuntamiento lo único que puede hacer es tramitar el expediente urbanístico con la máxima diligencia, como ha hecho incluso en estos últimos meses tan complicados», por medio del alcalde, José Antonio Santano, recibió una respuesta más concreta: «creemos que las obras empezarán este año». El optimismo del primer edil se amparaba en que a la tramitación administrativa le restan pocos pasos, en que los privados pueden contratar y comenzar las obras en plazos mucho más ágiles que la administración y en que está muy avanzado un acuerdo estratégico entre los promotores y Bidasoa Oarsoko Industrialdea para que esta agencia pública comercialice los pabellones.

Reservando espacios naturales, superficies para los viales y una banda para las vías futuras del tren de alta velocidad, habrá en Irun, según detalla el plan parcial, 26 naves industriales que ocupen una superficie de 32.000 metros cuadrados (con otros 15.700 bajo rasante, no totalmente subterráneos sino aprovechando las diferencias de cota del ámbito). El objetivo es ofrecer alternativas adaptadas a una demanda que, en estos momentos, supera la oferta de suelo industrial de la ciudad y lo hace, además, con peticiones diferentes de las que venían dándose hasta ahora. «Más que el pabellón clásico de unos 300 m2, las empresas nos piden plantas de 1.000, 1.500, 2.000 y hasta 3.000 m2», explicó Santano. No se atrevió con una cifra de empleos que se podrían generar en Sasikoburua, «pero serán cientos de puestos de trabajo. Los pabellones de Araso tienen la mitad de superficie total, no están ocupados al 100% y trabajan allí unas 400 personas», apuntó.