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Ane Saseta: «No me voy ni con agua caliente, quiero ayudar al club en todo lo que pueda» PDF fitxategia Inprimatu E-posta
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Noticia publicada en Diario Vasco,el martes día 2 de Marzo de 2021.

Ane Saseta: «No me voy ni con agua caliente, quiero ayudar al club en todo lo que pueda»

Con solo tres años se lanzó a la piscina y desde entonces no ha dejado nunca de mojarse dentro y fuera del aguaAne Saseta Desde los ocho años en aguas azules y amarillas

Ane Saseta lo ha sido todo en el Bidasoa y en las piscinas de Irun: nadadora, voluntaria, entrenadora y ahora presidenta. / F. DE LA HERA
Ane Saseta lo ha sido todo en el Bidasoa y en las piscinas de Irun: nadadora, voluntaria, entrenadora y ahora presidenta. / F. DE LA HERA

La historia del deporte no solo la escriben quienes ganan medallas o trofeos. Hay veces que, incluso, quienes ni siquiera se lo proponen dejan huella. Fue el caso, por ejemplo, de Jeannette Campbell. La nadadora, nacida en Francia pero nacionalizada en Argentina, sin quererlo y sin imaginarlo, dejó su huella en la historia de la natación y abrió el camino del deporte a las mujeres argentinas. Cuando los años se contaban entre guerras mundiales, Jeannette probó primero con el hockey hierba y finalmente se decantó por el agua. Por la natación. Viajó de Buenos Aires a la Berlín de Hitler en un barco lleno de hombres y entrenando con una soga atada a la cintura en una pequeña pileta. No era la favorita, pero hoy la historia se escribe con su nombre porque fue la primera mujer argentina en participar en unos Juegos Olímpicos y también la primera en ganar una medalla. La historia dentro y fuera del agua en Irun no puede escribirse sin el nombre de Ane Saseta. Tiene medallas y victorias, muchas, pero sobre todo tiene una capacidad de esfuerzo infinita, una pasión por la natación inabarcable y un compromiso con un club, su club, irrompible. La historia de la natación en Irun y en Bidasoa XXI tiene la huella de Ane Saseta.

–Lo de lanzarse a la piscina en tu caso es literal, ¿cuándo fue?

–Aprendí a nadar con 3 años. Mis padres me apuntaron a los típicos cursillos de Artaleku y ahí empecé a aprender.

«Me ofrecieron irme, pero yo prefería quedarme en Irun con mi grupo de entrenamiento»RAÍCES

«He vivido todas las etapas y creo que conozco bien al club, por eso ahora soy presidenta»CLUB

–Tú sacaste el diploma de 'tiburón' la primera.

–(Risas) ¡Esos cursillos, sí! Todos hemos pasado por ahí, ¿no? Tortuga, delfín, tiburón... Yo ahí le cogí el gusto a esto de la natación y ya con 7 u 8 años, entré en el club de natación. En el Bidasoa.

–¿Sin dudas?

–La verdad es que siempre me ha gustado el deporte. Probé atletismo y baloncesto también, pero con 11 años tuve que decantarme solo por la natación. No podía seguir con otros deportes.

–¿Por qué?

–Porque ahí la cosa ya se puso seria. Yo era muy pequeña, desarrollé tarde, pero a los 14-15 años ya empecé a ganar medallas. Ahí es cuando la cosa ya se puso súper seria. Llegó el momento de entrenar muy en serio y de compaginarlo con los estudios, claro.

–Pero nunca tiraste la toalla...

–¡No, para nada! Ha habido momentos duros, eso sí, pero siempre he tenido muy claro que esto era lo que me gustaba. De adolescente es cierto que te pierdes algunas cosas, pero llegan otras muy positivas. Mis amigas del insti se iban de discoteca y yo era feliz yendo a Málaga de campeonato con mis amigas del club.

–Lo que une un club no lo separa nadie o eso dicen.

–Es así. Mis amistades han estado siempre ahí en el mundo de la natación. La gente del Bidasoa o de otros clubes, esto es una gran familia.

–Pero la familia no estudia por ti, ¿cómo organizaste tus estudios?

–En Bachillerato me ofrecieron irme a Vitoria, pero yo prefería quedarme aquí en Irun con mi grupo de entrenamiento. Tenía un entrenador que era la bomba y estaba muy a gusto. Luego, acepté una beca que me dio la Federación Española para irme a Madrid a la Blume. Allí me matriculé en Dietética y Nutrición.

–¿Por qué elegiste esta carrera?

–Yo siempre he sido de ciencias y si no me hubiese dedicado a nadar, seguramente, hubiese estudiado Medicina. El problema era que ocho horas de entrenamiento con una carrera de Medicina no era compatible. Decidí tirar por la rama de la salud, pero con una carrera que fuera más llevadera. Sabía que con la natación no me iba a ganar la vida, así que algo tenía que hacer.

–Claro, del deporte viven unos pocos...

–Cuando asumes desde un principio que este no es un deporte como el fútbol, te das cuenta de que tienes que tener tus estudios. Pero la pasión sigue intacta. Mira, yo entre en el 91 al Bidasoa y no me he movido de aquí nunca. Y eso que el club ha pasado por momentos económicos complicados y ha crecido poco a poco. Yo recuerdo que mientras nadadoras en otros clubes cobraban, yo pagaba cuotas por nadar. Pero para mí el Bidasoa lo es todo, es mi casa. Mi familia. De aquí no me van a echar ni con agua caliente. (Risas)

–Ahora la federación también es tu casa, ¿verdad?

–Sí, soy la responsable de la sección 'Mujer y Agua'. El nuevo presidente, Fernando Carpena, me conoce y sabe el carácter que tengo. Estoy encantada de echar una mano en todo lo que pueda. Como en el club. He vivido todas las etapas: desde estar muerta de miedo por tirarme al agua, a ser entrenadora o ahora ser presidenta. Creo que conozco muy bien al club y soy presidenta porque creo que puedo ayudar. Yo siempre que el club me necesite voy a estar, quiero ayudar en todo lo que pueda.

–¿Cuál ha sido tu mejor momento en el agua?

–Pues mira, a nivel nacional he sacado muchas medallas, pero hay un momento que lo tengo grabado. Cuando empecé a destacar, hubo una rusa que era muy buena y yo era como su sombra. Ella había sido olímpica con Rusia, se había nacionalizado en España y siempre estaba por encima. Hubo un campeonato de España de clubes en el que me tocó competir con ella en 200 espalda. Ella estaba en un club catalán y yo en el Bidasoa, como siempre. Recuerdo que salí muy fuerte, me puse por delante. Continué todo el rato con miedo, pero cuando toqué la pared y vi que le había ganado... Me aplaudieron hasta del otro club. No me dieron ninguna medalla ni nada, pero la satisfacción y el esfuerzo fueron de las mejores sensaciones que he tenido nadando.

 
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