Una treintena de contadores de agua han sido robados durante las últimas semanas

Varios edificios de la ciudad han padecido en las últimas semanas un cese del suministro del agua potable derivado del robo de contadores. Se han sustraído de villas, de las baterías de portales y de los registros en fachada que guardan los de aquellos locales comerciales que no los pueden tener en el cuarto común del inmueble. El pasado fin de semana, sólo el sábado por la noche, se registró una media docena. Servicios de Txingudi, en función de las actuaciones de emergencia de su personal, estima que han podido ser cerca de una treintena en las últimas semanas.

La primera consecuencia del robo de un contador es que sin el tope que ejerce el aparato, el agua sale a presión por la tubería y fluye sin límite. Así, inunda locales, portales o la vía pública hasta que alguien da el aviso a Servicios de Txingudi. «Inmediatamente enviamos a personal que está de guardia para cerrar la acometida», informan desde la empresa pública. Si la toma cuenta con una llave previa se cierra ésta, pero si no, (las instalaciones más antiguas y que no se han renovado recientemente carecen de ella), no queda otra que cerrar la general.

«Nosotros estuvimos un día entero sin agua en todo el edificio», cuenta un vecino de un bloque de la calle Virgen Milagrosa afectado por la sustracción este sábado del contador de un local del bajo. En esos casos, el afectado debe denunciar, dar parte al seguro y contactar con un fontanero para que reponga el contador. «Devolver el suministro antes sería volver a la fuga de agua. En cuanto nos avisan de que todo está en orden vamos, ponemos el soporte de telelectura y restablecemos el servicio», explican desde Servicios de Txingudi.

Suministros Jon es una tienda de material de fontanería precisamente, en la misma calle Virgen Milagrosa. Su registro de fachada para el contador sí tenía todas las llaves y válvulas que corresponde, pero, el sábado por la noche, «los ladrones se llevaron el contador y no cerraron la llave, así que el agua fugó como si no la tuviéramos», explica Ana, trabajadora de la tienda. «La mayor parte iba hacia dentro del local y muy poca hacia la calle por lo que pasó un tiempo hasta que le llamó la atención a un vecino y avisó a la Policía municipal». Era ya domingo por la mañana y aunque cerrar la llave evitó que el edificio se quedara sin suministro, era tarde para impedir que se anegara el local. «Cuando llegamos el lunes aún estaba el suelo lleno de agua y parte se está levantando», lamenta.

¿Cómo se monetiza el robo?

Policía Local y Ertzaintza ya están investigando estos robos que se reparten por distintas zonas de la ciudad sin patrón aparente. Otra de las claves que nadie termina de entender es el beneficio que obtienen los ladrones. Desde Servicios de Txingudi apuntan que se trata de aparatos «que valen poco dinero», por lo que no parecen un objeto interesante para una red de distribución ilegal en terceros países.

En Suministros Jon, donde venden este tipo de contadores, añaden que «todos tienen un número de serie que Servicios de Txingudi asocia a un cliente concreto. Otras mancomunidades funcionan igual. Dudo que en Gipuzkoa o en Euskadi alguien compre esos aparatos robados».

En la tienda han atendido estos días a personas que habían sido también víctimas de robo y «la mayoría piensa que los cogen para separar el latón que lleva la pieza y venderlo como chatarra. Pero», objeta Ana, «lo cierto es que lo que puedan sacar no será más de dos euros por contador. Y hay que encontrar a alguien que compre eso... En Irun seguro que no».

Una última opción que barajará la trabajadora de la tienda es «que en el 'capuchón' para la telelectura que Servicios de Txingudi pone a cada contador tenga algún componente de valor, pero entonces lo lógico sería que arrancaran sólo ese elemento y no que se llevaran todo el contador».