Hace un par de semanas, el Departamento vasco de Medio Ambiente dejaba al descubierto los malos resultados de las políticas públicas en materia de movilidad. El 'milagro' de convertir usuarios del vehículo privado en pasajeros del transporte público, que quería obrar el Gobierno Vasco, no solo no se ha cumplido, sino que los coches siguen ganando cada vez más terreno. Idéntica desproporción se repite en el reparto del transporte de mercancías. Sólo el 5% del volumen se mueve en línea ferroviaria; el 95% restante elige la carretera. A pesar de los avances en otros capítulos como el del ahorro energético o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el suspenso en movilidad resulta inapelable. Cómo reconducir esas cifras es el reto en el que no desiste el Departamento de Transportes de Iñaki Arriola, que prepara el primer Plan de Movilidad Sostenible, un documento con medidas concretas y objetivos que serán evaluados una vez al año, como se hace ahora en el capítulo de Medio Ambiente, lo que permitirá conocer el grado de cumplimiento de los compromisos. El documento, que será aprobado en el primer semestre del año, marcará las pautas a seguir hasta 2020.
La clave de bóveda del plan es la integración y coordinación de los diferentes transportes públicos, tanto municipales como interurbanos. Acostumbrados a circular cada uno por su lado, la meta se llama intermodalidad, esa palabra que suena tan bien sobre el papel, pero que choca con los obstáculos de la realidad administrativa. La integración tarifaria a través del billete único, que acumula atraso tras atraso, es el objetivo irrenunciable en el que se sigue trabajando «sin descanso», indican fuentes del Departamento de Iñaki Arriola. De hecho, en las próximas semanas se celebrará una reunión para cerrar posturas entre las diferentes instituciones que puede desembocar en el arranque, por fin, de una de las medidas que harán mucho más atractivo el uso combinado del tren, metro, Topo o autobús.
Una única web
En paralelo a los trámites que se 'cocinan' en la trastienda para hacer realidad el billete único, se trabaja ya en una plataforma de internet que ofrecerá horarios y tarifas de todos los servicios públicos, una web que aspira a ser el sitio de referencia para los usuarios que estén interesados en encontrar información sobre una línea o posibles rutas combinadas entre diferentes transportes públicos.
En el proyecto, que será presentado en las próximas semanas, toman parte las administraciones locales y forales implicadas, además de los operadores de transporte. Aunque todavía no esté perfilada al completo, todos los datos estarán disponibles en una página web, salvo los de la Diputación de Bizkaia que no ha colaborado.
Es el proyecto más avanzado, al que se unirá otra plataforma tecnológica para promover el uso compartido de los coches. Será una página web en la que los usuarios interesados podrán inscribirse para compartir trayectos. Ya funciona en muchas ciudades europeas, y ahora se están perfilando todos los detalles jurídicos para asegurar los derechos de los usuarios.
Las primeras medidas tangibles pivotarán sobre el mayor uso de las tecnologías como herramienta para convencer de las ventajas de moverse en transporte público. El Gobierno cifra sus aspiraciones. El objetivo es que en 2020 los desplazamientos privados en coche se hayan reducido un 20%, y que aumente un 30% el número de pasajeros que eligen el transporte público. Como consecuencia de ese trasvase, quieren reducir un 20% la factura energética y eliminar «por lo menos» un 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero. El Departamento pone también el acento para acercar a las poblaciones de más de 5.000 habitantes a las capitales de su territorio y se compromete a que tengan transporte público con frecuencia cada media hora y que tarden como máximo una hora en llegar a la capital de referencia. Donostia es la peor conectada con el resto de su territorio, subrayan desde Transportes.
Otro de los objetivos pretende cercar el déficit de explotación del transporte público, que quiere ser reducido a través de «una gestión más eficiente». La consejería reordenará todos los sistemas para hacerlos compatibles entre sí, esto es, que «el tren no sea competencia del autobús, ni viceversa», sino complementarios. Creando un sistema más competitivo también será más atractivo para el usuario, lo que mejoraría su rentabilidad económica, dice el Departamento como receta para no acabar gravando el precio del billete, explican desde Tráfico.
El transporte público es deficitario casi por naturaleza. La Administración asume una parte del coste de los servicios por su interés social, pero se pretende acortar la diferencia entre lo que pagan las arcas públicas y la cobertura del servicio a través de la tarifa que pagan los usuarios. El objetivo es que los pasajeros cubran con su billete el 60% del coste total, y que la Administración (local, foral o autonómica) se haga cargo del 40%, la mitad de lo que ahora le suponen los servicios más deficitarios.
El tren mandará por encima de todas las cosas. La consejería apuesta por este modo de transporte para vertebrar toda la red, por ser «el más sostenible», allá donde se justifique la inversión económica por el número de desplazamientos e interés de servicio público previstos. Transportes pone como ejemplo el proyecto de Metro de Donostialdea, que movería a 30 millones de usuarios al año, pero que tiene que resolver el escollo principal de lograr financiación, conocida la negativa de la Diputación de Gipuzkoa a costear la mitad de la obra.
El Departamento asume las limitaciones y «modestia» del plan sobre el que trabaja, pero confía en que el documento se convierta en una hoja de ruta que compartan todas las administraciones con competencias en materia de movilidad. Otra de las medidas más inmediatas será la creación de grupos de trabajo con representación de las administraciones públicas y agentes privados para mantener vivos todos los compromisos.
