La mayor parte de la facturación de Poliéster Gabiria llega de la automoción, «sobre todo, de la realización de interiores de ambulancias», explica Beñardo Rojo, uno de los tres socios de esta empresa irundarra. «Llevamos 16 años en marcha y siempre hemos tratado de abrir nuevos campos aunque fueran pequeños: algo de náutica, recipientes para el sector alimentación, piecería industrial, construcción, piezas decorativas...» Todo con un material que manejan muy bien, la fibra de vidrio, y otras fibras (carbono) y resinas.

En ese afán diversificador, surgió un día una tabla para un monopatín 'longboard', pieza que habitualmente se realiza en madera. «Teníamos el producto y creamos la marca, Nork, pero no sabíamos cómo sacarlo al mercado».

Tras un encuentro en unas jornadas formativas, habían empezado a colaborar con Mondragon Unibertsitatea y «les comentamos que necesitábamos una persona para intentar lanzar esto». En la Universidad la tenían, Ivan Campón, estudiante de último año de Empresariales, había trabajado en una tienda de deportes, había hecho prácticas en el departamento de comercialización de las tiendas Elkar y tenía, además, una gran afición por los deportes de deslizamiento, incluidos los longboards.

Entró para realizar su proyecto de fin de carrera: «lanzar el producto con todo lo que eso conlleva: controlar su producción, calcular su coste, crear canales de distribución, promocionarlo», señala Campón. «Era un proyecto a largo plazo pero la empresa tenía clara su apuesta: desde el primer día, aunque venía a hacer el proyecto, entré como empleado». Y ahí sigue más de un año después.

«Está siendo muy complicado y vamos aprendiendo mucho. Empezamos llevándolo a las tiendas y la primera sensación fue buena. Es un producto muy llamativo y lo ponían en lugares visibles, lo sacaban a sus escaparates», recuerda Ivan. «Pero nos encontramos un problema. Al aplicar sus márgenes, las tiendas nos metían en el mismo segmento de precios que las grandes marcas. Nuestra marca no sólo es nueva, sino que incluso el producto lo es. La gente no conoce patines de fibra de vidrio y muy pocos estaban dispuestos a gastar ese dinero en ser los pioneros».

Así que optaron por la venta directa, sin intermediarios, «en la misma empresa», que está en Irun, en Arretxe-Ugalde. «Utilizamos redes sociales y eventos del sector para promocionarnos y ofrecer venta online». Asegura Ivan Campón que los patines «cada vez se van viendo más. Es un producto con muchas ventajas: el diseño lo personalizamos al gusto del cliente gracias a una artista, Sonia Díaz-Polonio (ganadora del último Concurso de Pintura Adour-Bidasoa); al contrario que la madera, éste material no se estropea con el agua; si se rompe, se puede reparar... Pero para penetrar en el mercado necesita tiempo». «Y se lo vamos a dar. Además, la marca Nork ya ha crecido con tablas de surf, personalización de furgonetas...», cuenta Rojo. «Ahora da pérdidas que se sostienen con lo demás, pero igual un día es al revés». En esta empresa, «no sólo cuenta el beneficio. Estamos para ganarnos la vida, por supuesto, pero no todo lo que hacemos es por dinero y más dinero».

Esta filosofía la tienen muy arraigada. «Gracias a Nork hemos establecido relación con otras empresas de Irun, con la propia Sonia... Estamos conociendo gente y mucha gente nos está conociendo. Está en nuestra raíz: colaboramos con MU, con La Salle, con el Instituto Bidasoa, y con empresas de todo tipo. Nuestras puertas están abiertas, siempre, porque nunca sabes con quién sacarás el siguiente proyecto. Nos gusta que la empresa sea así y Nork nos está ayudando a crecer mucho en esa línea».