La memoria de la actividad de Behar Bidasoa en 2012 arranca con una reflexión sobre la solidaridad en tiempos de crisis. Una crisis que conocemos en su afección sobre los llamados países desarrollados pero que está teniendo una incidencia desaforada sobre el tercer mundo que, como recuerda la propia ONG, vive en «permanente situación de crisis».

Subvenciones de instituciones públicas y empresas privadas, así como donaciones de particulares han servido a Behar Bidasoa para alcanzar los objetivos que se propuso para 2012, si bien la cuantía ingresada ha sido la menor de los últimos seis años, ligeramente inferior a los 550.000 euros. Pero la realidad es que la desaceleración que padecen los países más ricos no hace menores las necesidades de quienes actúan en el campo de la solidaridad y la cooperación al desarrollo. Así que la ONG ha multiplicado sus esfuerzos para cumplir tanto en su programa general de actividades como en los polos de desarrollo sobre los que trabaja.

Los contenedores de ayuda humanitaria (en 2012 con destino a Paraguay, Rwanda, Burkina Faso y Camerún) han sido siempre una de las señas de identidad de Behar Bidasoa. Se trata de envíos de material de primera necesidad y para el desarrollo básico de las comunidades que se componen de objetos donados por particulares y empresas que los voluntarios locales recogen, ordenan, clasifican y distribuyen y que siempre son recibidos con profundo agradecimiento por las misioneras que juegan el rol de contraparte en los puntos de destino, tal y como recogen los testimonios de éstas que incluye la memoria.

El otro pilar del trabajo de Behar Bidasoa son los polos de desarrollo. En Kabuga (Rwanda) ha proseguido el programa de desarrollo agrícola, con proyectos específicos dirigidos a la mujer campesina, además de la incorporación de un aula de informática al centro de formación profesional, la construcción de nuevas 'casitas' para las familias más desfavorecidas, la repoblación forestal... En Pereira (Colombia), 2012 dejó, gracias a la ONG bidasotarra, formación en diversas áreas para unas 275 personas, un servicio de biblioteca con más de 100 usuarios mensuales y una enfermería en la que se atendió a más de medio centenar de pacientes al mes. Toda la actividad que desde años se desarrolla allí está atrayendo nuevas ayudas solidarias desde dentro de las propias fronteras del país. En Villarrica echó a andar el taller de herrería con financiación exclusiva del Ayuntamiento de Irun, mientras se apoyaban con microcreditos a pequeños nuevos emprendedores y se atendía a los más necesitados con ayuda humanitaria básica. El pasado año, se desarrollaron proyectos puntuales en otros cinco polos, tres de ellos, en Rwanda, uno en Tanzania y otro en la República Democrática del Congo.

Los polos, además de otros municipios, son beneficiarios de algunas otras actividades de la ONG como el programa de becas y el de microcreditos, así como el de apadrinamientos, que mantiene su cifra general, en 2012, concretamente con 664 en 10 países.

En paralelo, la ONG continuó con su labor de sensibilización, con el objeto de acercar a la sociedad occidental la realidad de una población de muchos millones de seres humanos que viven bajo el umbral de la pobreza extrema, incidiendo en que lograr un mundo más justo «es un asunto de todos».