12 junio 201600:09
Hablar de moda y de diseño en Gipuzkoa es hablar de Cristóbal Balenciaga. El de Getaria, desde bien pequeño, tuvo contacto con agujas y telas, ya que su madre era costurera. Cuentan quienes le conocieron que siempre soñó con ser modisto y que siendo un niño ya dibujaba los diseños que veía en las revistas. A los trece años se cruzó en su vida la Marquesa de Casa Torres. Como un juego de niños más, le encargó el reto de copiar uno de sus lujosos vestidos. Balenciaga impresionó a la Marquesa, tanto, que se convirtió en su mecenas. Así comenzó la éxitosa carrera del modisto. Desde entonces no ha habido otro como él, pero los imposibles no existen. En Irun tenemos la oportunidad de repetir la historia con Oihana Salvatierra. Esta irundarra también ha mamado la profesión desde niña, su madre es costurera y, como para Balenciaga, su primera maestra. Con una Singer antigua dio sus primeras puntadas y ahora está a punto de poner en marcha su tercera colección. Puede ser nuestra Balenciaga, hay que encontrar una Marquesa y un vestido...
-De tal palo, tal astilla, o de tal hilo, tal costura...
-¡Así es! Creo que estaba escrito en mi destino que tenía que dedicarme al diseño. Mi madre es costurera y mi padre ha dibujado muy bien desde niño.
-Balenciaga dibujaba desde pequeño, su aita también, ¿y usted?
-Yo he desgastado el 'Diseña la moda', el mejor regalo que me han hecho nunca. Lo cierto es que desde pequeña me ha gustado mucho dibujar y cambiar de ropa a las muñecas, pero lo que más he hecho ha sido experimentar conmigo misma.
-Vamos, que ni hablar de enseñar fotos antiguas...
-No, no. Aún no entiendo cómo mi ama me dejaba salir así de casa... ¡vaya looks! Mi peor época ha sido la pija, sin duda. No me quitaba unos zapatos dorados altísimos, iba a todas partes con ellos. Más adelante pasé a la etapa vintage, esa no estuvo tan mal. Revolvía el armario de mi amona a todas horas.
-Compartir armario con la amona, ¡qué curioso!
-Es que entonces me gustaba mucho todo lo que tenía. Le robaba de todo. Ahora estoy compensando ese 'desfalco'. El otro día le regalé una chaqueta de alta costura antigua que compré durante mi etapa vintage.
-Juegos y experimentos aparte, ¿cuándo empieza a pensar que esto puede ser su profesión?
-Creo que cuando a mi alrededor empiezan a animarme. Yo no me lo tomaba muy en serio. Parece mentira, pero hace algunos años no era tan común estudiar diseño.
-El boom de las blogger y el auge del mundo de la moda aún estaba por llegar, ¿verdad?
-Eso es. Todavía no existían los famosos blogs de moda, ni se encontraba tan fácilmente un diseñador. Mi familia tenía miedo, pero me animaron a estudiar y comenzar con esta aventura.
-Comencemos pues a confeccionar su historia y el vestido de la Marquesa imaginaria, ¿por dónde empezamos?
-Empecé estudiando ADE en Mondragon Unibertsitatea, siempre con la idea en la cabeza de poder combinarlo y compaginarlo con la moda en un futuro. Completé un año, pero me di cuenta que para nada era lo mío y que tenía que dedicarme a la moda por completo.
-Primera costura completada. Cogemos más hilo y ¿por dónde seguimos?
-En 2010 me fui a Barcelona a estudiar un año en la Escuela Felicidad Duce. Hice un curso y volví a casa para marcharme a Bilbao, a la escuela INEDI, dónde hice cuatro años de diseño.
-Aquí ya tendríamos el vestido de la Marquesa completo, ¿o falta algún remate?
-¡Falta lo más importante! Desde el principio me ha gustado mucho el modelaje y lo artesano. Además, sentía que me faltaba formarme más, así que fui al taller de Javier Barroeta a esutidar un curso de alta costura. Fueron unos meses muy intensivos. Soy una persona muy perfeccionista y me fijo siempre en los pequeños detalles y acabados de las prendas. En ese sentido aprendí muchísimo con Javier Barroeta.
-Hemos llegado a la alta costura, ya tenemos el vestido.
-Sí, la alta costura me encanta. Precisamente por mi obsesión por perfeccionarlo todo. El interior de una prenda lo delata todo. En la alta costura todas las puntadas están escondidas, siempre hay un forro o un truco que cubre las costuras. En ese sentido, el Balenciaga de antes, el de verdad, es el que más me gusta. Es uno de los diseñadores que nunca me falla.
-También hemos llegado al día en el que las blogger son una revolución en el mundo de la moda. Le han ganado terreno a las costureras, ¿pueden ellas diseñar mejor?
-No creo. Lo importante a la hora de crear una prenda es entender cómo se hace. Las bloggeras y el street style están muy bien para vender un estilo y llegar a más gente, pero no para crear colecciones.
-Coco Chanel solía decir que la moda caduca, pero el estilo jamás, ¿todo esto caducará?
-Es difícil saberlo, pero está claro que si tienes tu propio estilo vas a llegar a alguien. No hay por qué convencer a todo el mundo, lo bonito es que todos vistamos diferente.
-Entonces, ¿qué está pasando para que todas llevemos la misma chaqueta amarilla?
-¡La famosa chaqueta amarilla de Zara! Eso es marketing, no sé de qué tipo, pero no deberíamos dejarnos convencer tan fácil.
-Viendo tantas cazadoras iguales será difícil inspirarse, ¿cómo lo hace?
-Yo creo que la vida me inspira. Nunca sabes cuándo te va a surgir una idea. Mi truco es apuntarlas todas en un cuaderno, cualquiera de ellas puede ser la válida para crear una colección que merezca la pena.
-Elegir las telas también será importante...
-Yo le doy mucha importancia al tejido, pero no compro las telas y las utilizo tal cual. Me gusta experimentar, manipular las telas y crear diferentes texturas. Creo, además, que es algo que me caracteriza.
-¿ Y dónde podemos ver esas texturas?
-Hace poco he participado en el desfile de Moda Museoan y ahora tengo que empezar ya con mi tercera colección que quiero poder ponerla a la venta en alguna tienda o showroom. Y también quiero poner en marcha mi propia web.
-La última, ¿cuál es el secreto para enhebrar una aguja a la primera?
-Pues te diré que siempre lo hago a la primera pero que no sé cómo lo hago. Mi madre tampoco se explica cómo puedo hacerlo tan bien desde el primer día. Lo llevo en la sangre.