Todos, salvo muy afortunadas excepciones, vivimos tiempos de apreturas e inceritdumbres económicas. Las instituciones públicas, por más que quieran, no pueden quedar al margen de la realidad. Cuando en 2008 nos confesaron que entrábamos en una crisis económica no lo pareció tanto. Incluso en 2009, cuando nos reconocieron que el tema era mucho más serio de lo que estaba pareciendo, buena parte de la cosa pública no parecía dispuesta a aminorar mucho el ritmo.
Pero la crisis se ha agudizado y se está alargando en el tiempo. Se acabó el Plan E, se redujeron inversiones públicas en todos los estamentos y los planes de ajustes florecieron como las promociones inmobiliarias en tiempos de bonanza. El goteo de Ayuntamientos en quiebra técnica ha salpicado prácticamente todo el mapa español. Incluso en Gipuzkoa, donde siempre nos ha caracterizado la prudencia y el buen hacer, hay Ayuntamientos que tienen más gasto corriente que ingresos. En una alternativa para que los más perjudicados puedan afrontar las deudas contraídas por las desviaciones en las asignaciones del Fondo Foral, la Diputación guipuzcoana se ha 'ofrecido' a intervenir las cuentas de algunos municipios. El panorama institucional general es desolador y no pinta mejor para el próximo año.
En estas circunstancias, el Ayuntamiento de Irun está igualmente obligado a 'volver a reapretarse una vez más'. La expresión precedente contiene un verbo inventado y una redundancia evidente, trampas necesarias para describir un presupuesto, el de 2012, que nacía de ajustar el anterior, que ya vino marcado por reducir en lo posible (y lo imposible) el de 2010. Y todavía al delegado de Hacienda Miguel Ángel Páez le ha tocado anunciar que hay que apretarse más porque, descreído de las previsiones de aportación foral, el Gobierno va ajustar los ingresos presupuestados según la liquidación del Fondo Foral de 2011.
Así las cosas, al famélico borrador que fue presentado en enero le va a desaparecer aún más chicha. No parece que vaya a haber posibilidad alguna de acometer este año nada más que aquello que está en marcha: San Juan, San José Obrero y el Centro de Tecnificación de Tenis de Mesa. Y si los pagos no estuvieran comprometidos, seguramente ni estos se hubieran dejado ver en los papeles de la previsión para este año que arranca.
Hay, por tanto, muchas cosas que se quedan fuera, pero dos de ellas son especialmente destacables. Una, la biblioteca del piso menos uno de San Juan, porque de alguna manera va a dejar la operación, si no coja, al menos sí con un andar raro. Otra, la reurbanización de la plaza Urdanibia, porque es una deuda que la ciudad tiene consigo misma desde hace demasiado. Este año era el suyo sí o sí, pero tampoco.
Recortar ya no es suficiente
Pero claro, con toda la explicación que antecedía, está esto como para quejarse. El Ayuntamiento de Irun va a disponer este año de apenas 6 millones para realizar inversiones. Quién diría que en 2008, hace apenas un lustro, estaban presupuestados ¡35 millones! para esa misma partida. Pero ya ni estos recortes, por sí mismos, son bastante.
Cada área municipal, cada concejal delegado, está estrujando sus previsiones y las mentes de sus técnicos. «Hay que ahorrar, hay que ahorrar», pero tampoco es suficiente. Y parece que los cadáveres en el camino pueden convertirse en realidad en cualquier momento.
A finales del mes pasado, el área de Juventud, como otros departamentos municipales, abrió una reflexión por la necesidad de ajustar sus cuentas. No llega para todo. No es que no haya dinero para lanzar nuevas ideas, es que no llega para sostener las iniciativas que existen, por consolidadas que estén. Es el caso de la Muestra de Teatro Joven. Alguien llegó a vaticinar su desaparición, aunque de momento, se plantea más bien su reconversión en cita bienal. Eso es algo así como decir «en 2012 no lo hacemos porque no llega. Así que ya la haremos en 2013... si es que hay dinero».
Sólo queda preguntarse si esto es la culminación del proceso de recortes o sólo un nuevo principio.
