Irun vuelve al coso de la disputa política después de años de dominio socialista. El segundo municipio más poblado de Gipuzkoa es un bastión clave y las próximas elecciones municipales del día 28 apuntan a una pugna que cada vez se presenta más reñida entre el PSE y el PNV. Un escenario que no se vislumbraba desde que en 2007 los jeltzales cayeron hasta cuatro concejales y los socialistas (12) tocaron el cielo en la ciudad fronteriza.

El PNV ha ganado terreno en los últimos años y llega a estos comicios con unas encuestas que le sitúan a las puertas de disputarle la victoria al alcalde más longevo de Gipuzkoa, José Antonio Santano. Éste se ha erigido en una especie de barón que, si se confirma el exiguo triunfo que le dan las encuestas, podría sumar hasta 25 años en el poder.

De momento son 21, más que Odón Elorza (20 años en Donostia). Seis legislaturas, y optando a la séptima, pero con una única oposición que le gana terreno día a día y que en los últimos años ha presentado distintos proyectos estratégicos que han puesto en cuestión el liderazgo del alcalde y sus logros.

Los socialistas han obtenido siempre los mejores resultados en las elecciones municipales en Irun, aunque de forma exigua en varias ocasiones, y no siempre han obtenido la Alcaldía. El PNV ha sido históricamente su principal amenaza. Y vuelve a serlo, porque los ocho concejales que marcan el mejor resultado obtenido hasta ahora por los jeltzales en Irun (1979, 1983, 1999 y 2003) vuelven estar a su alcance. Hasta la fecha, su mejor resultado se produjo en 1999, cuando se quedaron a solo 184 votos del PSE, tras lograr más del 30% de las papeletas.

IP Larraza eta Iridoy Irun Jon Guezala

La encuesta EITB Focus sitúa al PNV nuevamente a las puertas de esa cifra. Le atribuyen siete concejales en realidad, pero con la posibilidad de arrebatar uno más al PSE, al que le baila el noveno. Si ese mano a mano se decanta del lado de la oposición y en detrimento del PSE, podríamos asistir a un empate que no se daba precisamente desde 1999. Vuelve, por tanto, la cerrada pugna entre los dos principales partidos Irun.

El cisma de 2018

Santano es consciente de este escenario. Es más, podría decirse que le está haciendo un marcaje férreo al PNV para frenar su avance. La disputa política es evidente. Irun es distinto al resto en esto. El acuerdo PNV-PSE en el Gobierno Vasco y la Diputación no vale en tierra de Santano. Aquí son rivales sin disimulo.

Lo intentaron, eso sí. En 2015, ambas formaciones alcanzaron un acuerdo de Gobierno que saltó por los aires en 2018, cuando el propio Santano destituyó, en una decisión inédita en la política municipal del territorio, al cabeza de lista jeltzale, Xabier Iridoy, de su puesto de concejal delegado de Urbanismo. El detonante fue el acuerdo alcanzado por Iridoy y su anuncio público para la recuperación del ámbito de Korrokoitz. Aquel cese abrió entre jeltzales y socialistas un abismo que sigue sin cerrarse.

Apartado del Gobierno, el PNV mantuvo su confianza en Iridoy y su figura desde entonces, lejos de evaporarse, ha ido consolidándose, hasta convertirse prácticamente en la única oposición al Gobierno municipal de Santano.  Sus encontronazos son habituales.

El alcalde acusa a los jeltzales de buscar un “enfrentamiento permanente” con el gobierno municipal. Santano dice de forma recurrente que al PNV abandona a Irun desde las instituciones en las que gobierna. Por su parte, los jeltzales afirman que el alcalde está tan preocupado en cerrarles el camino y “continuar en su Odonismo”, que ha olvidado los proyectos de la ciudad, "atascada", para marcar de cerca al rival. Toma y daca.

Los puntos débiles del alcalde ahora mismo son el paro, el declive del pequeño comercio, pero sobre todo la inseguridad ciudadana, un problema que recientemente ha cobrado visibilidad tras la acusación de la Policía Local al propio Gobierno municipal por la precariedad del servicio.

Los atascos de tráfico son otro punto sensible para la ciudad. A ello hay que sumar la sucesión de proyectos anunciados por el alcalde, pero pendientes de ejecutar después de muchos años, como la propia regeneración de Korrokoitz, el traslado de las instalaciones deportivas de Plaiaundi, el desarrollo de Iparralde-Gal, o el auditorio y hotel de San Juan, entre otros.

Este desgaste de Santano tras más de dos décadas e la Alcaldía, puede tener como consecuencia la pérdida de hasta dos concejales (encuentas Focus de EiTB en abril) y poner en riesgo para los socialistas su principal enclave político en Gipuzkoa.

La sucesión 'sine die'

Otro melón sin abrir en las filas socialistas es la sucesión de Santano. Ni el propio alcalde, ni la ejecutiva socialista apostaron seriamente por preparar un relevo para estos comicios, y el relevo ahora se pospone sine die, mientras toman cuerpo los rumores que, incluso manteniendo la Alcaldía, apuntan a que Santano no agote la legislatura y el Partido Socialista le ofrezca una salida en la política madrileña o en alguna de las instituciones de Vitoria.

Sin embargo, el sorpasso del PNV al PSE parece complicado, ya que Santano, tras la crisis abierta con su socio jeltzale en 2018, supo después recabar el apoyo de Elkarrekin Podemos, con quien gobierna en el Ayuntamiento de Irun.

Esa coyuntura ha dejado al PNV como oposición casi única en el Consistorio. Y las dinámicas de las últimas elecciones han mostrado que la distancia se acorta. La gigante brecha que llegó a ser de 12 concejales frente a 4 en 2007, se redujo en 2019 a un 10 contra 7 y podría terminar incluso en un empate el próximo día 28, en el escenario menos favorable para los socialistas.

Los jeltzales alcanzaron su mejor resultado en 1999, a 184 votos del triunfo y ocho concejales, e hicieron suelo en 2007 con cuatro

El PNV lo sabe y ha apostado fuerte por Irun. Muestra de ello son los acuerdos logrados en Madrid a lo largo de la legislatura de Sánchez, o los compromisos adquiridos por instituciones encabezadas por los jeltzales como el Gobierno Vasco o la Diputación, que abren la vía a la construcción de un gran ambulatorio en el centro de la ciudad. El PNV está convencido de que daría solución a las mejoras de atención sanitaria que la ciudadanía reclama. Santano lo rechaza de plano.

También chocan PSE y PNV en cuanto al proyecto de cubrición de las vías del tren, a la conexión peatonal y ciclista para unir las tres ciudades de Txingudi (Irun, Hondarribia y Hendaia); o a la apertura de la primera fase de la Ronda Sur, fundamental para aliviar los problemas de tráfico.

La recuperación de espacios ferroviarios, que luego se dio a conocer como Vía Irun, es un elemento clave en esta batalla. Era un proyecto compartido por todo el arco político municipal hasta hace unos pocos años. Un proyecto estratégico, tal y como lo recogía el Plan General de Ordenación, para coser y estructurar las dos orillas de la ciudad que ahora viven de espaldas. Sin embargo, Santano ha renunciado a él, ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo más ambicioso con Adif, con quien ha sellado un acuerdo de mínimos alrededor de la futura estación, pese a contar con el PSOE en el Gobierno español.

El papel de EH Bildu

Sin embargo, el PNV no es el único partido en tendencia ascendente en Irun: EH Bildu crece también en intención de voto, según todas las encuestas publicadas, aunque sigue lejos de disputar la Alcaldía. Tampoco se descarta que la coalición soberanista busque un acuerdo de gobernabilidad con el PSE-EE si los números lo permiten, tras haber apoyado puntualmente durante esta legislatura a Santano en distintos momentos; los presupuestos de 2020, entre ellos.

En círculos de la izquierda abertzale, de hecho, hay quien ve con buenos ojos pactos de esta naturaleza, a modo de laboratorio político de cara a futuros acuerdos a nivel de Euskadi; y los coqueteos del líder de los socialistas vascos, Eneko Andueza, al comienzo de la ya agotada legislatura también abonan ese terreno.

Los socialistas quieren evitar a toda costa que Irun sea un nuevo Barakaldo y pierdan su hegemonía a manos del PNV

Podemos, por su parte, parece acusar los conflictos de su formación matriz en Madrid, y su cambio de postura respecto a Santano. El PP, por último, mantendría una presencia testimonial. Hace muchos años que perdió protagonismo en la ciudad.

En definitiva, el suelo político se mueve en Irun, aunque nadie sabe calibrar el alcance de ese movimiento. Mientras los jeltzales ven cerca revalidar una Alcaldía que ya ostentaron en los 80 con Ricardo Etxepare y Xabier Txapartegi (PNV), en las filas socialistas quieren evitar a toda costa que Irun sea un nuevo Barakaldo, un feudo que perdieron para unas cuantas legislaturas. La clave residirá, también en Irun, en el grado de movilización y el electorado indeciso. Continuismo, o cambio.

Bajada socalista del 4% y subida jeltzale

Según el sondeo EITB Focus publicado en abril, el PSE-EE ganaría las próximas elecciones municipales en Irun, logrando 9 concejales, pero perdería el 4,1% de los votos y tendría uno de sus concejales en riesgo, por lo que podría quedarse con 8. EH Bildu subiría un 4,6% en número de votos y lograría subir de tres a cinco concejales, mientras que el PNV mejoraría un 3,2%, lo que le podría permitir ganar el octavo concejal. Elkarrekin Podemos perdería uno y se quedaría con tres y el PP se mantendría con un edil.