Han pasado diez años de aquella mañana en la que España despertó conmocionada por un terrible atentado múltiple que acabó con la vida de cerca de 200 personas en Madrid.
Como cada año, el Ayuntamiento de Irun convocó ayer, ante el monolito en memoria de las víctimas que se encuentra en la avenida Iparralde, a la altura del parque Gernikako arbola y junto a la escultura Loa a la Paz, un sencillo acto de recuerdo. Acudieron representantes políticos y de diversas asociaciones de la ciudad, familiares y víctimas de terrorismo y mandos de las policías nacional, autonómica y local, además de vecinos irundarras que quisieron sumarse al acto. Tras diez minutos de concentración silenciosa, el alcalde de la ciudad, José Antonio Santano y Mila Sarduy, viuda de Jesús María Echeveste, asesinado por ETA en Irun en 1980, depositaron un centro floral ante el monolito y con aplausos de los asistentes se dio por finalizado el acto.
«Para todas las víctimas»
«Hace 10 años tuvo lugar en Madrid uno de los peores atentados que recordamos los que vivimos en este país», señaló Santano a la conclusión del acto. «Un atentado terrible que dejó muchísimos muertos y una huella en la memoria del país. Como la que, a lo largo de los últimos 40 años, ha dejado también ETA» significó.
El alcalde apuntó que esta concentración, que se repite cada año en esta fecha y en este lugar, sirve para «tener un recuerdo con aquellas víctimas del atentado de Madrid y con el resto también, con todas las víctimas, sin excepción», subrayó. También incidió en que «como alcalde, me hace sentirme especialmente orgulloso que, desde hace un tiempo éste sea un acto de unidad política». Todos los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento irundarra «están aquí. Es además, un acto de unidad ciudadana, que es lo que las víctimas necesitan: nuestra solidaridad, nuestra comprensión, nuestro cariño y nuestro apoyo».
En un mensaje «para los que siguen en otra línea», quiso insistir en que «es momento de dejarnos definitivamente de disputas y discusiones que dividen la sociedad en un asunto en el que no cabe la división. Entre todos, tenemos que dar a las víctimas apoyo, consideración, respeto y cariño, que es lo que merecen porque tienen y han tenido ya demasiado sufrimiento»