Dos cuestiones se llevaron buena parte de las intervenciones de ayer: la gestión del Ayuntamiento propiamente dicha y la participación.
De lo primero, el alcalde destacó «la capacidad de ahorro en las cuentas municipales pese a la crisis» para llegar «donde estamos con mucho esfuerzo colectivo. Una conquista de todos», completaría después Páez. «Lejos quedan», siguió el portavoz socialista, «las acusaciones de quiebra que algunos nos hacían al principio del mandato. Las cuentas están saneadas a base de rigor, austeridad y prioridades».
No hubo contestación sobre esto, sí algún matiz como el que introdujo Iridoy al recordar que su grupo siempre defendió «reducir el gasto corriente para tener más capacidad de inversión». Más que los resultados de la gestión, provocó discrepancia el cómo de la misma. EB y Bildu recriminaron las subcontrataciones de servicios públicos por la merma en las condiciones laborales que suponen. Además, Millán destacó «la pérdida de poder adquisitivo, un 30%, de los empleados públicos». Bildu, por su parte, criticó que las políticas «se hacen para el sistema y no para los ciudadanos». Reclamó «progresividad en tasas e impuestos, y no sólo en la viñeta» y un cambio en la forma de invertir los recursos: «para generar empleo, para mejorar la salud pública, para mejorar la movilidad, para cubrir necesidades y paliar el desamparo real». Criticó al Gobierno haber mantenido «el mismo esquema presupuestario pese a la crisis».
En cuanto al factor de la participación, defendida por todos los grupos, destacó un modelo concreto propuesto por EAJ-PNV: «Participantes al azar que conformen un colectivo representativo de la cuestión a tratar. El órgano institucional competente elegirá entre las alternativas resultantes del proceso participativo». Bildu sin embargo dirigió su mirada al modelo foral «en el que los ciudadanos deciden directamente», y también EB señaló que «esta democracia representativa es, en realidad, poco participativa». El PP apuntó «la importancia de que el Gobierno reconozca las aportaciones ciudadanas para reforzar esa participación», «herramienta necesaria para políticas más eficaces y con mayor legitimidad», añadía Iridoy. Desde el Gobierno, el alcalde recordó que con el programa El alcalde en los barrios se ha reunido, «directamente, sin intermediarios, con más de 1.500 vecinos» y Paéz completó la idea: «ir a los barrios, escuchar, comprometerse y cumplir es construir un verdadero presupuesto participativo».
