Una ayuda para escapar de la soledad |
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Domingo, 08 de Mayo de 2016 20:07 |
Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el domingo día 8 de Mayo de 2016. Una ayuda para escapar de la soledad
8 mayo 201610:10
El fallecimiento de la pareja, la pérdida progresiva del círculo de amistades, problemas económicos, abandono... Estos son sólo algunos de los factores que se encuentra tras la soledad de muchas personas mayores que, sin saber cómo, acaban en un círculo vicioso que les lleva a recluirse en casa, aislándose del mundo exterior. Para evitar la «cronificación» de esa situación el Ayuntamiento ha vuelto a poner en marcha un programa que, año a año, tiene por objetivo identificar indicios de esa reclusión en personas mayores de 75 años y poder tenderles una mano.
Esta iniciativa echó a andar en 2009 y desde entonces los resultados que se han obtenido «han sido muy buenos», asegura el delegado de Bienestar Social, Sergio Corchón, que defiende con convicción la «conveniencia y necesidad de repetirlo». Uno de los principales objetivos de este programa es «prevenir situaciones en las que estas personas mayores se aíslan de la sociedad». Pero no solo eso. Esta iniciativa también les «da la oportunidad de conocer los recursos y servicios que tienen a su disposición» en Irun.
En ese sentido, el delegado pone el foco sobre un dato preocupante: «Los indicadores relacionados con la pobreza social o aislamiento social en Euskadi son más elevados que en el resto del Estado». Por este motivo, hace hincapié en la relevancia «importantísima para poder abordar este problema social».
Este proyecto de prevención se desarrolla en diferentes fases. La primera se materializa con el envío de 303 cartas a las «nuevas personas de 75 años que consten en el padrón municipal y que vivan solas», explica Mercedes Acera, psicóloga y encargada desde 2012 de llevar el proyecto adelante. 103 de ellas recibirán las misivas en los próximos días, mientras que el resto lo hará tras el verano. En ese escrito se les informa sobre las iniciativas y actividades que tienen a su alcance y se les explica en qué consiste el programa, invitándoles a que acepten una entrevista personal en su domicilio con la terapeuta, un encuentro cara a cara que sirve a Acera para identificar posibles síntomas de ese aislamiento social. «Les hago una llamada, les informo del programa e intento convencerlas de que acepten la visita», comenta.
Conversar y observar
Cuando las personas aceptan comienza el trabajo de Acera para dar con las pistas que le permitan intuir que la persona que tiene frente a ella se encuentra en situación de riesgo. «A través de la entrevista, mediante observación y cuestionarios intento detectar si hay alguna señal de aislamiento», explica. Cuando da con una persona que muestra síntomas de reclusión, su forma de proceder es similar en todos los casos, animándoles a que «acudan a los talleres que se realizan en el Centro Social de Iraso y en los apartamentos Leka Enea, por ejemplo, para que se relacionen e interaccionen con otras personas mayores o de otras edades». La terapeuta recuerda que son lugares donde también pueden «trabajar un posible deterioro cognitivo». No obstante, el objetivo primordial es que estrechen lazos con otras personas y disfruten de su compañía: «Muchas veces después del taller ellos mismos quedan para tomar un café o si no lo hacen al día siguiente».
La entrevista que la terapeuta mantiene con las personas mayores en sus domicilios también está orientada a facilitarles información acerca de los servicios de teleasistencia, la atención a domicilio o los apartamentos para mayores de Leka Enea, entre otros. «Antes de irme siempre les dejo una hoja informativa porque por escrito se les queda mucho mejor todo lo que les he contado y con teléfonos adonde pueden llamar».
Aunque las situaciones de aislamiento se dan, la psicóloga apunta que no son la tónica general en Irun y lanza un mensaje de tranquilidad: «Entre las personas que he visitado durante este tiempo, las que han mostrado indicios de aislamiento social han sido cerca de cinco cada año, por lo que el porcentaje no es muy elevado. Se les invita a hacer uso de los recursos que hay, con lo cual siempre se soluciona el problema y nunca me he encontrado con una situación de emergencia gorda».
En los años que lleva en el programa, Acera cuenta que las causas que hay detrás de esa soledad son muy diferentes. Se ha encontrado con casos en los que es una «elección personal porque se sienten a gusto, tienen su tiempo libre ocupado en actividades de casa, lectura, plantas...». Una situación en la que la psicóloga asegura que «no hay problema porque la persona lo disfruta».
Pérdidas cercanas
El problema se da en aquellos que no eligen esa forma de vida. El factor que más se repite en esa soledad forzada es «el fallecimiento de la pareja o de conocidos y amistades de su entorno. Si la persona es mayor de 75 años la edad de la gente que se mueve a su alrededor es similar o incluso de 85 o 90, con lo cual van perdiendo personas a su alrededor». Otro de los motivos desencadenantes del aislamiento son los problemas económicos. «Cuando los recursos disminuyen, la persona no tiene acceso tan fácilmente al ocio porque tiene que destinar lo poco que tiene a las actividades básicas de la vida diaria».
Asimismo, que los hijos crezcan y abandonen el hogar también es otro de los factores clave: «A veces son casos en los que se han dedicado mucho al cuidado de la familia más que a sí mismos y les cuesta buscar aficiones para ocupar su tiempo. Han sido generaciones de atender y cuidar a los demás».
Un hombre observa el mar en solitario junto a su perro. / EFE |