2 junio 201608:32
26 proyectos de cooperación repartidos por todo el mundo se beneficiaron el pasado año de los 401.653 euros que el Ayuntamiento de Irun reservó «de forma exclusiva» para la cooperación al desarrollo. Estas ayudas sirvieron para poner en marcha o continuar desarrollando programas en el ámbito de la educación, la vivienda o la alimentación en países como Bolivia, Burkina Faso, India o Nicaragua, coordinados por diferentes oenegés «en su gran mayoría locales o de Euskadi», explicó la delegada de este área, Mónica Martínez.
Con estas subvenciones se quiere «impulsar esa estrategia de las oenegés», hizo hincapié la técnico de cooperación, Mari Carmen Quesada, que presentó junto con Martínez la memoria del área del año 2015. En ese sentido, añadió que se «se busca que sean proyectos sostenibles en el tiempo y se prioriza una estrategia de colaboración y no que sea un proyecto proyectil en el que vas, haces un pozo y te vas».
El presupuesto se reparte a través de cuatro líneas de actuación. La primera de ellas se materializó en la firma de convenios con siete oenegés, por un total de 232.080 euros, de la que se beneficiaron Behar Bidasoa, Taupadak, Denok Osasunaren Alde, Gure Laguntza, Tadamum, Txingudi Vida y Promoción y Desarrollo (Proyde-Proega).
Por otro lado, en 2015 también hubo una convocatoria de subvenciones abierta, que se financió con 99.999,54 euros y de la que se beneficiaron nueve de las diez propuestas presentadas a la convocatoria. En ese sentido, Quesada destacó que a la hora de conceder esas subvenciones se prestó especial atención a que «fueran proyectos que favorecieran el empoderamiento de las mujeres y que sirvieran de fortalecimiento de las organizaciones». Asimismo, añadió que «se priorizó que fueran proyectos que ya hubieran sido financiados en años anteriores». La Asociación Vicente Ferrer, Prosalus o Mugen Gainetik fueron algunas de las beneficiadas.
A todo ello se suman también las ayudas de emergencia, por un valor de 23.923 euros, que se emplearon en «cubrir las necesidades» de los damnificados por el terremoto de Nepal y los destrozos causados por una inundación en el campo de refugiados de Tindouf, en el Sáhara.
Fondo común
Por último, el ayuntamiento aportó 38.773 euros a la Asociación de Entidades Locales Vascas de cooperantes (Euskal Fondoa), de la que es miembro, destinado a la autoconstrucción de 120 viviendas en Somoto, en Nicaragua. «Se financió la compra de material y la capacitación de los campesinos para que edificaran pequeñas casas de apenas 12 metros cuadrados, hechas con cemento», explicó Quesada.
Asimismo, durante 2015 el departamento de cooperación también desarrolló diferentes programas en Irun enfocados a jóvenes. Así, el Pleno Juvenil contó con la participación de 354 alumnos de tercero de la ESO de cuatro centros, una iniciativa cuyo objetivo es «que tengan una conciencia de lo importante que es la participación en la democracia», aseguró Quesada. Por otro lado, en la cuarta edición de Orbel-Haizea, un programa de recuperación de la memoria histórica, tomaron parte 307 estudiantes de cinco centros de Primaria y 336 del instituto Pío Baroja y PCPI Bidasoa. Entre las diferentes actividades, los chavales tuvieron la oportunidad de escuchar el testimonio de irundarras que vivieron de primera mano la experiencia de estar confinados en el campo de concentración de Gurs, cerca de Pau.