«Cuando uno pierde la motivación es hora de detenerse y reflexionar»

El coach catalán Rafael Vídac (Barcelona, 1976) lleva casi una década acompañando a todo aquel que requiere de su experiencia para superar alguna etapa difícil en su vida. El centro cultural CBA acoge esta tarde, a partir de las 19.00 horas, la presentación 'El hombre más rico del mundo', su último libro, en la que abordará diferentes aspectos del crecimiento personal.

La riqueza es un trabajo interior y cuenta con dos caras. La primera es exterior, la que solemos apreciar con los sentidos como el mundo económico, el trabajo, los amigos o la salud. Luego hay una faceta interior, aquélla que está dentro de cada uno de nosotros, en la que hablamos de nuestro estado psicológico, nuestras emociones y, algo que es muy importante, de nuestro aspecto físico, algo a lo que le doy mucha importancia. Me formé en terapia psico-corporal y esta disciplina le da importancia a nuestro estado físico, a nivel muscular y fisiológico, en relación a nuestro estado emocional. Creemos que hay una relación muy directa entre cómo se encuentra nuestro cuerpo a nivel energético y cómo nos sentimos a nivel psicológico. Cuando hablo de riqueza hablo de esto y de la relación que hay entre los dos. A menudo pensamos que todos nuestros problemas están ahí fuera pero al final, si uno profundiza de verdad en ellos acaba en su mundo interior. Esa es la conclusión más importante del libro. La solución empieza por uno mismo.

Lo primero es ponerse en los zapatos de la otra persona, ser capaz de entender en profundidad en qué estado está y llegar a empatizar con su situación. Esto es algo muy importante porque muchos clientes necesitan que alguien les escuche de verdad, sin juzgarlos y con una visión muy objetiva. Lo siguiente es analizar la problemática, poner orden y generar un plan de acción conjuntamente con la persona, porque siempre es el cliente el que construye, el que pone orden y el que lleva adelante todas las acciones. El coach es una especie de filtro o intermediario durante ese cambio.

Siempre se saca crecimiento y una evolución de ti mismo. Son periodos de vida donde todo parece derrumbarse y cuando pasa la tormenta sientes que te has convertido en una persona más sabia y mejor. Pero no solo con las grandes crisis, en los pequeños problemas de cada día también hay un proceso de cambio, aunque más difícil de percibir cuánto hemos crecido. En todo tropiezo que nos ocurre a diario hay mini crecimientos que si los sumas a lo largo de un año, por ejemplo, se logra todo un proceso de evolución.

Es hora de detenerse y hacer un proceso de reflexión contigo mismo, y si ves que no avanzas con ayuda de un coach o de alguien que te pueda asesorar en ese sentido. Todos sabemos cuándo tenemos una fase de desmotivación importante y lo que hay que hacer es ver qué tienes en tu vida, analizar y puntuar del 1 al 10 los llamados sectores vitales que son el trabajo, la pareja, las amistades... Hacer una especie de radiografía de cómo está tu vida. No es algo fácil de hacer pero es muy importante, y creo que es algo que todos deberíamos hacer en algún momento de nuestra vida porque cuando estamos desmotivados es porque algo está fallando. Aunque uno barra los problemas debajo de la alfombra, llega un momento en el que tu sistema emocional empieza a darte pequeños avisos. Puede empezar como ansiedad, agotamiento o angustia. Algo que he aprendido en nueve años de profesión es que todo tiene arreglo y siempre se puede mejorar.