Talento para el futuro de la empresa local |
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Euskaratzeko lanean ari gara. Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el domingo día 15 de Enero de 2017. Talento para el futuro de la empresa localEn clase. José Luis Alonso, responsable del servicio de Relaciones Universidad-Empresa del campus del Bidasoa, con alumnos de la facultad de Empresariales. / F. DE LA HERA
15 enero 201709:07
Desde 2003, año en que la facultad de Empresariales de Mondragon Unibertsitatea se instaló en Irun, la conexión entre el ámbito académico y las empresas y organizaciones de la comarca ha ido creciendo e intensificándose. Las prácticas, los proyectos fin de carrera, los trabajos de investigación y la formación continua, han establecido vínculos de colaboración entre la universidad y el mundo empresarial. A todas estas vías de contacto, se ha sumado, desde hace tres años (más un cuarto de experiencia piloto), la formación en alternancia del Grado en Administración y Dirección de Emprersas (GADE), un modelo que combina de forma estable el aprendizaje teórico y práctico, desde el primer año de carrera.
Ese acercamiento entre la empresa y la universidad ha procurado que, en los tres últimos años, un total de 180 alumnos y alumnas de GADE del campus del Bidasoa hayan hecho prácticas en 148 organizaciones del territorio y que 65 empresas de la comarca hayan contado con estudiantes de formación en alternancia, un modelo «que está dando muy buenos resultados», explica José Luis Alonso, responsable de Relaciones Universidad-Empresa en el campus del Bidasoa.
Firmas de transporte, alimentación, máquina-herramienta, metal, plástico y construcción, entre otros sectores y varias organizaciones han colaborado en la formación de alumnos y alumnas de GADE, que han aprendido a realizar funciones de gerencia, dirección comercial, finanzas, marketing, recursos humanos o logística. Además, los jóvenes estudiantes se han sometido a otro aprendizaje no menos importante: el de asumir compromisos, cargar con responsabilidades, adaptarse a un entorno concreto y trabajar en equipo con personas de la edad de sus padres.
El punto de partida
El punto de partida de la formación en alternancia de GADE fue «la crítica que, desde la empresa, se hacía y se hace a la universidad», explica José Luis Alonso. «Los directores, los gerentes de las organizaciones nos decían: 'No formáis para lo que nosotros necesitamos'. Entonces, empezamos a preguntar a las empresas: '¿qué queréis?, ¿qué nos estáis pidiendo?' para tratar de adaptar nuestro currículo a sus necesidades. Nosotros esperábamos que nos dijeran: queremos que el alumno sepa esto de marketing, o aquello de contabilidad, o aquello otro de recursos humanos... Sin embargo, lo que nos pedían eran cosas como que sea responsable, que tenga iniciativa, que sea capaz de adaptarse al entorno, que tenga resilencia... En fin, una especie de carta a los Reyes Magos, porque la mayoría de esas facultades, se adquieren a través de la madurez y de la experiencia».
Una autocrítica que hace el profesor Alonso es que, en las facultades de Empresariales, «se suelen explicar las organizaciones y las empresas como si todas tuviesen el tamaño de Coca-Cola: mucha gente, grandes departamentos, funciones superdefinidas... Si eso lo trasladamos a una empresa de 10 trabajadores, desaparecen los departamentos y se mantienen las funciones, porque, en mayor o menor medida, con más o menos acierto, alguien hará marketing y alguien gestionará los recursos humanos. El hecho es que cada empresa es un mundo. Cada empresa tiene sus propios valores, su propia cultura, sus procesos y su forma de liderazgo. ¿Cómo, desde el aula, se puede enseñar a trabajar en cualquier empresa, independientemente del tipo que sea?»
Ésas y otras reflexiones llevaron a la facultad de Empresariales de MU a poner en marcha la formación en alternancia. «El aprendizaje ha dejado de estar sólo entre las cuatro paredes del aula», añade Alonso. «La universidad evalúa al alumno, pero también lo evalúa la empresa. Lo que se pretende es que haya una curva de aprendizaje, en la cual el alumno vaya adquiriendo competencias paulatinamente. Este modelo acerca mucho la universidad a la empresa y el alumno es una especie de puente que nos facilita el camino a través del cual podemos mantener una relación mucho más estrecha».
Pero la formación en alternancia no se aplica a todo el alumnado. «No todos los alumnos están en ese itinerario. Depende de sus propias motivaciones y de su madurez. Con 18 años, no todos los jóvenes están preparados para asumir 20 horas de clase y 16 horas en la empresa, más estudiar en casa, tener pareja, hacer deporte y salir el fin de semana. El aprendizaje en la formación en alternancia es mayor, pero también lo es la exigencia. Hay que hacer una selección para ver qué alumnos pueden optar por este modelo».
Para las empresas, la experiencia «está siendo buena. Hay empresas que repiten y algunas que han pedido otro alumno. Entre los gerentes y directores, la reacción de la mayoría suele ser: 'Ójala hubiese habido este modelo en mis tiempos de estudiante'».
A falta de evaluar la experiencia en términos de empleabilidad cuando la primera promoción termine sus estudios, el proceso de aprendizaje «es muy importante y ya sabemos que está funcionando verdaderamente bien. Entre los alumnos de 3º, estamos viendo un nivel de madurez y desarrollo muy alto».
José Luis Alonso, que por su trabajo ha tenido contacto con unas 200 empresas de la comarca y más de 600 de la CAV, muestra cierto optimismo cuando le preguntamos por la situación económica con la que se encontrarán los futuros egresados. «La percepción que tengo es que las empresas son conscientes de que ya hemos pasado lo peor. No digo que estemos en niveles de 2006 ó 2007, porque igual no lo vamos a estar nunca, pero sí se ve más alegría en el mercado laboral y otro ánimo en las organizaciones. He pasado de ver directores y directoras de empresas preocupados, asustados y temerosos a verles con cierto optimismo. Nadie se atreve a abrir el champán, pero sí creo que hay otro panorama por delante».
Revolución industrial
Lo que también está claro es que los alumnos de GADE de hoy van a tener que hacer frente mañana a cambios importantes en el mundo de la empresa. «El futuro va a ser digital. Eso ya nadie lo pone en duda», comenta Alonso. «Cuando hablamos de Industria 4.0 es porque, verdaderamente, hay una revolución industrial y lo que tiene una revolución industrial es una tecnología que cambia sistemas productivos, que va a cambiar las relaciones laborales, que va a cambiar la sociedad. Lo que más nos va a hacer falta son personas con talento, capaces de gestionar incertidumbre, adaptarse a los cambios y ser socialmente responsables. Estamos muy al principio de ese cambio y, por el hecho de estar inmersos en él, nos falta distancia para darnos cuenta de que se trata de un cambio histórico».
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