"Antes de que naciesen ya sabían que iban a robar una de las mellizas" Imprimir
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Lunes, 12 de Marzo de 2012 16:12
Noticia publicada en Diario Noticias de Gipuzkoa sección Sociedad Euskadi , el lunes día 12 de Marzo de 2012.


PRESUNTA TRAMA DE ADOPCIONES IRREGULARES >

"Antes de que naciesen ya sabían que iban

a robar una de las mellizas"

UNA FAMILIA DE ZUMARRAGA CREE QUE ROBARON A UNA DE SUS HIJAS EN LA RESIDENCIA ARÁNZAZU
Tras permanecer tres semanas en la incubadora les dijeron que murió y que el hospital se hizo cargo del entierro
AITOR ANUNCIBAY - Lunes, 12 de Marzo de 2012 - Actualizado a las 05:26h
María Luisa cuando tenía alrededor de ocho años.
María Luisa cuando tenía alrededor de ocho años. (Foto: n.g.)

DONOSTIA.
 Desde un principio, todo olía a chamusquina. "¿Cuántos hijos tienen ustedes? Dos (Manoli y Rufino). Y si estas mellizas nacen vivas, ¿las podrán mantener? Sí. Donde comen cuatro también lo pueden hacer seis. Pues váyanse a Zumarraga porque estas niñas vienen muertas". Esta es la conversación mantenida un día de mayo de 1962 entre una monja de la residencia Aránzazu de Donostia y el matrimonio compuesto por Rufino Álvarez y su mujer Manuela Ferrín, residentes en la localidad zumarragarra, y que ya tenían otros dos hijos. Manuela se encontraba en su séptimo mes de embarazo de mellizas y no sentía que las dos hijas cobijadas en su vientre careciesen de vida. "Mi madre notaba movimientos", aclara Ana, la hija menor de ambos progenitores.
Esta fue una de las primeras claves para que esta familia haya concluido años más tarde que las cuestiones de la religiosa podían encerrar un interés alejado de la solidaridad y la misericordia. "Antes de nacer, ya sabían que iban a robar una de las mellizas. Por las preguntas que le hicieron a mi madre y por el papeleo. Pensaron: esta tiene dos hijos, le vienen otros dos; le decimos que están muertas y le cogemos a la más sana", relata Ana.
PARTO Pocos días después del diálogo entre la religiosa y los padres de las criaturas, Manuela se puso de parto el 17 de mayo de 1962, tras siete meses de gestación. "Mi madre lo tiene grabado en la cabeza: la metieron en un cuarto pequeñito, sin ventanas y sin nada. Ingresó en Aránzazu a las 7 de la tarde y no apareció nadie hasta las 5 de la mañana. Se levantó para ir al servicio y se puso de parto", recuerda Ana.
Manuela pudo comprobar con sus propios ojos que dio a luz a dos niñas, una morena y otra rubia. "Mi madre las vio y estaban bien", señala Ana.
Todavía débiles al haber venido al mundo con solo siete meses de gestación, los servicios sanitarios condujeron a las hermanas a la incubadora. Horas más tarde llegó el padre de las niñas. "Tenemos dos hijas preciosas", le dijo Manuela. "¿Pero no dijeron que venían muertas?", preguntó Rufino. "No, son preciosas, una morena y otra rubia", reiteró su mujer.
Las dos hermanas tenían por nombre Mari Paz (morena) y María Luisa (rubia). La primera, con un peso de 1,8 kilos, presentaba más fortaleza que la segunda, según los médicos. Durante días, ambas permanecieron en la incubadora, mientras sus padres las visitaban casi a diario o se interesaban por su salud a través de llamadas de teléfono.
La afición de Rufino por la fotografía y la ilusión por sus hijas recién nacidas le llevaron a comprar una cámara para retratarlas en la propia incubadora de la residencia Aránzazu. Con discreción tomó una instantánea. Era 1 de junio de 1962, jornada en la que Rufino captó la primera y última imagen de las dos hermanas juntas. Una semana más tarde llegó el mazazo.
DINERO El 7 de junio hacia las 21.00 horas sonó el teléfono en casa de los Álvarez Ferrín. Mari Paz, la hermana más sana, había muerto después de tres semanas de cuidados intensivos. "Estaba fenomenal. La que estaba más grave era mi hermana María Luisa", enfatiza Manoli.
Al día siguiente, el matrimonio tomó el tren desde Zumarraga a Donostia. En la residencia, la mala noticia se solapó con una extraña decisión. "Mis padres preguntaron a una monja si podían ver a su hija fallecida, y les replicó: no, tranquilos, que ya está enterrada. ¿Pero no nos la vais a dar para llevarla a Zumarraga? insistieron mis padres", narra Ana ante la atenta mirada de sus hermanas Manoli y la propia María Luisa. La religiosa que les atendió zanjó la cuestión: "Olvídese de la niña. Ya está todo hecho. Ahora, ocúpese de esta otra, que se va a gastar mucho dinero en sacarla adelante", incide Ana.
La pesadilla vivida durante aquellas semanas de mayo y junio de 1962 marcaron de tal forma al matrimonio que, cuatro años más tarde, cuando esperaban el nacimiento de Ana, decidieron que el parto tuviese lugar en su propia casa de Zumarraga para evitar la residencia Aránzazu.
Pero el recuerdo por Mari Paz nunca se apagó y, años más tarde, su madre expresó a sus hijos que siempre sintió deseos por hacerle una ofrenda en su recuerdo. "¿Dónde está vuestra hermana que nunca le he llevado un ramo de flores?", preguntó en numerosas ocasiones Manuela a sus hijos.
Comenzaron entonces la búsqueda de alguna referencia. En el cementerio de Polloe solicitaron información sobre el enterramiento. Y la encontraron. Según la referencia de la época, Mari Paz fue inhumada con fecha del 7 de junio de 1962 en la sepultura común para niños, fila 1, numero 2, en la calle 4. "Mi madre no ha sabido nunca que ha estado ahí. Parece ser que hace diez años se hizo una reforma en Polloe y llamaron a todos los familiares de personas enterradas en esa zona para comunicárselo. A mi madre nunca le avisaron", explica Manoli.
La polvareda levantada hace un año por la aparición de casos debebés robados les indujo a profundizar en la búsqueda de nuevos datos. En el Hospital Donostia (antiguamente residencia Aránzazu) lograron un escueto historial médico de Mari Paz. Tan solo tres páginas tras permanecer 21 días en la incubadora hasta su presunto fallecimiento. En ninguna de ellas se cita a la niña por su nombre. Solo el apellido. Por contra, en la documentación referente a su hermana María Luisa, sí se cita su nombre. ¿Comenzaban a diluir la identidad de la pequeña para entregarla a otros padres? Esa es la sospecha de los Álvarez Ferrín.
OBSERVACIÓN Otro detalle que les provocó sorpresa hace referencia a que, según uno de los impresos, el 23 de mayo Mari Paz fue conducida a observación, cuando no concuerda que un bebé cobijado en una incubadora sea trasladado fuera de esos cuidados. ¿Comprobaban que la evolución de la niña era satisfactoria para poder llevársela? Eso conjetura la familia.
Las suspicacias se acrecentaron al abrir el Libro de Familia. Ambas hijas estaban inscritas como vivas en las páginas tres y cuatro. Pero, por lo que refleja la caligrafía, otra persona tachó ambos escritos y redactó nuevamente en dos hojas posteriores los datos de las niñas. Ahora, Mari Paz constaba como fallecida. ¿Robaron a la pequeña y rectificaron el texto después? Eso entrevén sus familiares. "A mi hermana la han robado. Una vez que vi eso, me di cuenta de que engañaron a mis padres. Es alucinante. Lo tenían todo preparado", asevera Ana