Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 19 de Enero de 2020.

Pese a las buenas valoraciones políticas sobre el funcionamiento de Zubia, desde la apertura del centro nocturno el vecindario del entorno ha venido advirtiendo de situaciones que rompen el clima normal de convivencia. No quedó muy claro con qué motivo, a los meses de la apertura de Zubia, el Ayuntamiento decidió colocar una valla que no existía y separar físicamente la entrada al centro del resto del espacio abierto de la trasera del antiguo Hospital, así como del frente de la Residencia Ama Xantalen y del acceso a la misma.

También actuó el consistorio para colocar una recia reja metálica cerrando la tejavana lateral de la cercana Capilla de la Milagrosa, derivado en este caso de las continuas protestas recibidas por los permanentes comportamientos incívicos que se producían allí desde la apertura de Zubia. Desde ese final de 2018, esos problemas y otros, desconocidos hasta entonces en el barrio, se han dado en otros lugares, especialmente en algunos puntos de la plaza Urdanibia, en algunos de los negocios del entorno y, durante un tiempo, en la nueva entrada del remozado frontón Uranzu.

«Cuando se abre un recurso destinado a personas en exclusión en un entorno consolidado, como en este caso, se pueden crear unos desajustes hasta llegar a que el centro se relacione bien con todo el entorno», admitió Laborda. «Se está realizando un trabajo en positivo para que no exista ningún tipo de problemática con el barrio. Hay que tener en cuenta que son perfiles que necesitan de los mayores apoyos de los servicios sociales y de otros profesionales».

La delegada destacó la labor que se realiza, aunque reconoció que se da sólo «dentro de Zubia; fuera de las instalaciones no». Para trabajar en las calles y plazas que hay alrededor del centro «tendría que haberse orientado a personas muy concretas y con otro tipo de recursos como intermediadores culturales».

Sobre las quejas vecinales más recientes asociadas a un punto concreto de la plaza quiso aclarar que «no son personas que estén en el servicio de acogida nocturna. Con las personas que están en el centro nocturno, especialmente con las que están a largo plazo, se realiza un trabajo profundo de acompañamiento para intentar que salgan de la situación de exclusión y están el resto del día en el servicio diurno. Lo que puede haber, igual que hay en otros puntos de la ciudad, son personas sin hogar que se mueven de un sitio a otro y pueden causar algún tipo de problema... Hay personas que deciden libremente no acudir a Zubia y ante eso no podemos hacer nada. Este recurso es necesario, pero requiere de la voluntariedad de las personas a las que se dirige».