«Minimicen riesgos y no se fíen de quien no conozcan»

La Asociación Argoiak organizó esta semana una conferencia titulada 'Prevención de robos y timos a personas mayores'. Tomás Blanco Piris, responsable de seguridad ciudadana de la Policía Local de Irun, fue el ponente de la charla.

Éste recordó, al inicio del acto, que las personas mayores «son vulnerables» ante las sustracciones y estafas. «Generalmente», señaló, las personas que se dedican a este tipo de acciones «lo hacen mediante el engaño. No se fíen de nadie que no conozcan», fue el consejo más repetido de la conferencia.

Tomás Blanco Piris estructuró su intervención en base a los diferentes entornos o situaciones en los que se producen estas conductas delictivas. Uno de los marcos preferidos por los amigos de lo ajeno es a la hora de sacar dinero del cajero. «Eligen y vigilan a la víctima, luego le siguen hasta su domicilio y al llegar allí la abordan», muchas veces en el portal. Según explicó el agente, la violencia se emplea en raras ocasiones, siendo el engaño el método predilecto para llevar a cabo el robo. Para evitar estas situaciones, Tomás Blanco Piris recomendó «ir acompañado al cajero, sacar dinero en pequeñas cantidades y no entrar nunca con desconocidos al portal». Asimismo, es más seguro utilizar cajeros cerrados.

Es en éstos espacios, portales o ascensores, donde se producen los robos. En los pocos casos en los que se emplea la violencia, se suele utilizar «lo que llamamos el método del 'mataleón'». Consiste en agarrar a la víctima desde detrás, rodeando su cuello con los brazos para cortar el riego sanguíneo al cerebro, de modo que ésta pierde el conocimiento en pocos segundos. No obstante, lo más habitual es emplear técnicas de distracción o el engaño: ofrecerse a ayudar a la víctima a subir la compra a casa, preguntar por algún vecino... Cuando es una mujer la que aborda a un hombre, también suelen hacer uso de insinuaciones sexuales para distraerle y cometer la sustracción.

En el caso de los robos en domicilios, Tomás Blanco Piris explicó que suelen realizarlos «dos personas, que se hacen pasar por trabajadores, asistentes sociales...», para que les abramos la puerta. Una vez dentro de casa, «uno entretiene a la víctima y el otro pide agua o pregunta por el cuarto de baño». El primero continúa hablando mientras el segundo aprovecha para registrar la casa y llevar a cabo el robo. Para evitar estas situaciones, lo mejor es «no abrir la puerta a ningún desconocido» y, siempre, «cerrar con llave». La mejor arma es la prevención porque, tal y como señaló el agente, «una persona joven se puede enfrentar a los intrusos, pero los mayores no».

Cuando la sustracción se produce en la calle, en buena parte de los casos la llevan a cabo «generalmente mujeres, con buen aspecto» que en principio no despierte sospechas. «Utilizan el método de abrazar, besar a la víctima... Y aprovechan para robarle las joyas». Otro sistema es simular que están realizando una recogida de firmas en favor de alguna causa solidaria. Piden a la víctima que les muestre su DNI y, al sacar ésta su cartera, realizan el robo. ¿Las claves para eludir estas situaciones? «Evitar que nos toquen personas desconocidas, mantener la distancia. Y no sacar la cartera ni abrir el bolso».

A estos dos elementos se refirió también Tomás Blanco Piris, a los que debemos prestar especial atención por ser donde generalmente guardamos los objetos de valor: el bolso debe estar «siempre cerrado y con la cremallera en la parte de delante, para que la veamos si nos la intentan abrir». Y lo mejor es llevarlo «colgado en bandolera, o al hombro pero bien agarrado con la mano». Conviene «tenerlo siempre a la vista, delante del cuerpo y, a ser posible, sujeto». En lo que se refiere a las carteras, es mejor llevarlas «en el bolsillo delantero del pantalón o en un bolsillo con botón».

El responsable de seguridad ciudadana subrayó que la prioridad del carterista es llevar a cabo el robo evitando la posibilidad de ser sorprendido o de que la sustracción se frustre. Por ello, adoptar una serie de precauciones puede ser suficiente para disuadirlos. «Hay que minimizar los riesgos», concluyó Tomás Blanco Piris.