4 mayo 201607:59
El espacio de esparcimiento para perros del parque de Osinbiribil se construyó a finales de 2013. Su uso en este tiempo no ha respondido, sin embargo, a lo que cabría esperar en una zona tan transitada y por la que tantos dueños pasean a sus mascotas. «Era raro que en ese parque encontraras más de dos perros a la vez», apunta el dueño de 'Prince', un precioso pastor alemán que frecuenta Osinbiribil. «El espacio para perros solo tenía vallada una parte y lo demás quedaba delimitado por balizas. Eso los dueños lo entienden, pero los perros normalmente no. Yo al mío le ordeno que pare y se para, pero entiendo que la gente no soltara al perro ahí».
Además de ésta, el propio Consistorio tenía recogidas otras carencias apuntadas por particulares y por la A VV de Dunboa. «Una acequia cruza la zona en la que estaba la anterior zona de perros», explica la delegada de Obras Cristina Laborda. «Además, estaba muy cerca de una de las charcas destinadas a servir de hábitat al sapo corredor».
Terminado en unos días
En un espacio tan protegido como Osibiribil, actúar para subsanar las deficiencias es complicado, por lo que el Ayuntamiento ha optado por rectificar la ubicación de la zona para perros. «Creemos que la nueva es más adecuada. Tendrá un vallado perimetral completo, con puntos de acceso, y está en una zona más seca. También había usuarios que pedían una zona de estancia para ellos mientras soltaban a los perros», pero por la mencionada excepcional protección medioambiental, «no podemos hacer todo lo que a la gente le gustaría». La nueva ubicación si satisface esa demanda «porque está junto a una zona donde ya había bancos, cierta iluminación y unas mesas de merendero». Se trata del espacio que queda entre la carretera y el camino que une la salida del paso subterráneo de la glorieta de Osinbiribil con la regata de Artia, frente a la trasera de las dependencias de la Policía Local.
Al dueño de 'Prince' esta alternativa le parece «mejor que la anterior, pero cualquiera que venga a menudo por aquí, sabe que la mayoría de la gente se para con los perros en un lateral de las ruinas del puesto de guardia que hay junto al río. Lo lógico sería que el parque se hiciera allí». Asumiendo que no será así, su valoración de la futura zona de esparcimiento caninano «dependerá de cómo la acaben».
Efectivamente, los trabajos del traslado se completarán en unos días. «Espero que las arquetas de cemento que quedan en mitad del recinto las vallen, porque quitarlas supongo que no es posible. Pero tal como están las veo propensas a los accidentes». Este usuario habitual apreciaba también un riesgo «en la cercanía de los coches. Eso es más fácil de solucionar, con una rejilla plástica en el interior de la valla y elevar el vallado medio metro en el lado de la carretera para que los animales no lo salten». También espera «un poco más de mantenimiento de lo que había en el otro lado», una fuente y «papeleras para las deposiciones».
Éste fue el segundo parque de perros en Irun tras el de Puiana y está previsto un tercero en Gain Gainean. «En eso sí estamos mejor que el resto de Gipuzkoa. Dejando de lado Donostia, no conozco otro pueblo en el que haya algo así», admitía el dueño de 'Prince'.