11 enero 201708:24
El problema de las termitas en la Parte Vieja salió a la luz a raíz de un caso concreto en un inmueble de la calle Korrokoitz, en 2015. Aquel tenía, además, otras implicaciones por tratarse de una vivienda afectada por el Plan Especial del ámbito, pero sirvió para alertar del riesgo al que podían estar expuestas muchas viviendas del barrio cuya estructura es de madera.
Así, el pasado año, el Ayuntamiento decidió actuar y contrató un estudio sobre la situación de las termitas en el casco antiguo. Rehabite y Tecnalia se encargaron de la inspección cuyos resultados dio a conocer ayer el delegado de Urbanismo y Vivienda, Xabier Iridoy. «Se reconocieron 105 edificios de los que seis, por tener su estructura íntegramente de hormigón, están fuera de riesgo. Los 96 restantes tienen toda la estructura o parte de ella de madera». Además, se incluyeron en el estudio tres espacios abiertos: el parque Sargía, la trasera de la calle Korrokoitz y los jardines del antiguo hospital.
Plan de erradicación
El plan para erradicar la termita costará unos 60.000 euros y se desarrollará en 5 años
Iridoy señaló que «el 18% de los edificios incluidos en el estudio, es decir, 17 de ellos, han sufrido el ataque de las termitas, aunque no existe ningún riesgo sobre su estructura». Caso distinto es el de los tres inmuebles en los que se ha detectado la presencia de termita de tal manera que sí afecta a la integridad de su estructura, aunque, como advirtió Iridoy, de estos tres casos «teníamos conocimiento».
Los 76 inmuebles restantes no presentaron rastro de insecto xilófago, aunque no por ello están exentos de riesgo, ya que el estudio revela cuatro focos desde los que la termita podría extenderse: uno en la trasera de Korrokoitz, otro en Papinea, un tercero entre las calles Larretxipi y Peña y uno más en la zona de la calle Eguzkitza.
Con estos resultados, el Ayuntamiento ha optado por sacar a concurso la eliminación de la plaga mediante un contrato que se licitará esta semana. Se trata de una acción a medio plazo que pretende su erradicación total en la zona y que «comenzará en primavera, que es cuando la termita regresa a la actividad tras el frío del invierno». Iridoy estimó el coste en unos «60.000 euros más IVA» para un tratamiento que se extenderá «durante dos años más otros tres de vigilancia»
Todavía no se ha establecido contacto con las comunidades de los inmuebles aunque, como explicó el delegado, «no se actúa en cada vivienda afectada, sino con cebos en los cuatro focos detectados, para erradicar la termita en su origen, en la tierra. A las comunidades afectadas sólo se pedirá su colaboración para que permitan la colocación de los cebos y el control», pero no tendrán que pagar nada.
Ampliación del estudio
Además del plan para acabar con los termiteros hallados, el Ayuntamiento ha puesto en marcha una segunda fase del estudio que, de nuevo atendiendo a las edificaciones más antiguas de la ciudad, se extenderá, en este caso, al tramo final de la calle Uranzu, «desde el canal hasta Palmera-Montero», y al entorno de Santiago, «no sólo a esa calle sino a algunas otras casas de la avenida de Salís, incluso de Beraun», especificó Iridoy. «Dará continuidad al trabajo que promovimos en 2016». Serán de nuevo Rehabite y Tecnalia quienes asuman esta tarea con un contrato de «17.500 euros más IVA».
Como en el caso del primer estudio, también en este segundo se analizarán algunas zonas al aire libre susceptibles de albergar nidos de este insecto. Para las inspecciones de interior, «se pasará aviso a los vecinos de todas las edificaciones que se vayan a inspeccionar y para ello se volverá a requerir la colaboración de los residentes. La actitud de los vecinos el año pasado fue de agradecer porque con su ayuda se pudo completar el estudio en los plazos previstos y ahora esperemos que ocurra igual». El objetivo, recordó, «es preservar todo este patrimonio de edificios del casco antiguo».