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Noticia publicada en Diario Vasco,el miércoles día 13 de Junio de 2018.

La llegada del autobús eléctrico urbano entra en la cuenta atrás


Nueva generación. Vectia enviará a Irun cuatro autobuses de su línea de vehículos eléctricos Veris./
Nueva generación. Vectia enviará a Irun cuatro autobuses de su línea de vehículos eléctricos Veris. 

DENTRO DE 24 SEMANAS, MÁS LO QUE TARDE EN FIRMARSE EL CONTRATO, CUATRO VEHÍCULOS ELÉCTRICOS PRESTARÁN EL SERVICIO DE LA LÍNEA 1, DESDE ZAISA HASTA EL HOSPITAL COMARCAL

IÑIGO MORONDO IRUN.Miércoles, 13 junio 2018, 08:15
El Pleno de la Corporación adjudicó ayer, oficialmente y por unanimidad, el contrato del suministro y mantenimiento de los vehículos eléctricos de la L-1 del transporte público urbano a la empresa Vectia. Serán, por tanto, los autobuses de esta filial de CAF los que utilice Irunbus para dar un paso pionero en Euskadi: convertir en completamente eléctrica una línea de transporte urbano que llegará dentro de 24 semanas.
Dos ideas han guiado el hacer municipal en este asunto desde que empezó a plantearse, «sostenibilidad y prudencia», una pareja de conceptos que la delegada de Movilidad, Cristina Laborda, ha repetido como un mantra cada vez que se ha hablado de autobuses eléctricos y que también ha hecho propia el alcalde, José Antonio Santano. Pero no es una iniciativa exclusiva del Gobierno. Ayer Laborda volvía a repasar el camino recorrido, que tiene su origen en «una reflexión realizada con todos los grupos y los agentes sociales en la Mesa de Movilidad». Trabajo serio y profundo que dejó dos claves. Por un lado, sin desmantelar las líneas que tan buen resultado estaban dando, había que llegar a barrios que carecían de transporte público y adolecían de dificultades para la movilidad peatonal. Por otro, llegaba el momento de apostar por un transporte sostenible, sin emisiones de gases de efecto invernadero, menos ruidoso...


A finales de este año, «Irun será la primera ciudad vasca con una línea de autobús totalmente eléctrica»
Ambas voluntades se han ido concretando en iniciativas específicas. La primera, con el nacimiento de la L-4, que asume en parte, recorridos que hacía la L-3. Si bien esta última está llamada a mejorar sus cifras cuando se convierta en la forma de llegar a las instalaciones de San Marcial-Txingudi (piscina al aire libre, tenis y pádel) cuando se abran en junio, «ahora mismo, sumando las líneas 3 y 4, hay 2.000 viajeros más al mes que los que tenía la L-3 antes».

Proyecto pionero

La ambición por hacer eléctrico todo el transporte urbano se tradujo también en un proyecto muy específico: convertir en eléctrica toda la L-1, la que va de Zaisa al Hospital Comarcal con 1,2 millones de viajeros anuales, es decir, el 72% de los usuarios totales de IrunBus.
Los pliegos de condiciones para la contratación de los servicios y suministros del transporte municipal se fueron transformando para dar cabida a los cambios planteados. Fueron modificaciones muy profundas «y muy complejas», aseguraba ayer Laborda, que incidió «en el gran trabajo que han hecho los técnicos para redactar estos pliegos. Ha sido un gran esfuerzo, han investigado mucho, pero era la manera de avanzar teniendo la confianza de que actuábamos siempre cumpliendo esos dos criterios: sostenibilidad y prudencia».
Prudencia. Porque se trata, «sobre todo, de que podamos seguir prestando el servicio con garantías de buen funcionamiento».
En eso no se puede fallar, «pero es que estamos pisando un terreno virgen», apuntaba Santano. «Hay algunas ciudades en Europa que tienen alguna línea ya 100% eléctrica... En Euskadi, ninguna. Seremos la primera. Por eso tanta prudencia».
Esa actitud precavida se ha llevado a los pliegos para que, por ejemplo, los autobuses se carguen en 3 minutos para una autonomía que duplique la necesaria para llegar al siguiente punto de carga (habrá dos, uno en cada cabecera). Los vehículos no se adquieren, son un renting, «porque las cosas en esta tecnología incipiente cambian rápido y no queremos que dentro de unos años nos hayamos quedado atrás», decía Laborda. «Prudencia».
De exceso de eso mismo acusó EH Bildu al Gobierno municipal. Su edil, José Díez, confirmó el voto a favor, pero achacó «falta de atrevimiento político para impulsar otro tipo de ciudad» y recordó que los autobuses serán limpios en cuanto a emisiones pero que se cargarán «con energía convencional, fabricada de forma convencional y adquirida de productoras y distribuidoras eléctricas que ya sabemos qué oligarquías representan». Invitó al Gobierno y a su alcalde a «liderar una política energética integral de vanguardia» en una ciudad «que supera la media vasca de emisión de gases de efecto invernadero. Si van por ese camino podrán contar con nosotros».