La Ordenanza de Hostelería se reforma ampliando el horario de ventanas abiertas

Hosteleros con actividad de ocio nocturna y vecinos residentes en la zona defienden intereses diferentes, contrapuestos incluso, que se traducen en tiranteces quejas y protestas en casi todos si no en todos los municipios. Y a pesar de todo, son dos colectivos condenados a entenderse. Al menos a intentarlo a perpetuidad.

De domingo a jueves: En invierno, la hora de cerrar ventanas y a partir de la cual no se podrá consumir en el exterior sigue siendo las 22.00. En verano (del 1 de junio al 30 de septiembre) se amplía hasta las 22.30.

Viernes, sábados y vísperas de festivo: En temporada invernal, 23.30; en estío, se alarga hasta las 00.00 horas.

Épocas especiales: En fiestas, Semana Santa, Carnavales, Navidades y en otras noches (hasta un máximo) que se acuerden entre las partes, los horarios se amplían a 00.00 de domingo a jueves y a 01.30 los fines de semana y víspera de festivo. Si coincide en temporada de verano, media hora más en cada caso.

La situación en la calle Mayor de Irun había rozado límites insostenibles en muchos aspectos y el Ayuntamiento, en octubre, optó por la aplicación rigurosa de la Ordenanza en cuanto a horarios de consumo en el exterior y venta a través de las ventanas de los bares. «Era una norma mucho más restrictiva que la que existe en la CAV», explica Quino Martínez, de la Asociación de Hostelería de Gipuzkoa, presente en el proceso negociador que se abrió entre vecinos y hosteleros tras la decisión municipal. «La realidad es que en ningún municipio de Gipuzkoa se aplica esa normativa, más que en San Sebastián, donde el límite es el máximo fijado para la CAV. Por eso, desde un principio, pedimos que si aquí se iba a aplicar, fuera también en esos máximos».

Martínez reconocía que «desencuentros como éste son muy habituales» y ellos han participado anteriormente en varios procesos como el de Irun . «La situación aquí no era tan mala en realidad. Creo que no fue tan difícil llegar a un acuerdo entre las partes». En las reuniones estaban los grupos políticos municipales, Mugan con algunos de sus establecimientos hosteleros asociados, la asociación guipuzcoana y una doble representación vecinal, con la AVV Alde Zaharra San Juan y un plataforma de vecinos de San Juan, impulsora de las exigencias al consistorio para que ejerciera las tareas de control que estaba obviando.

Viendo la representación de la mesa, se entiende que el problema estaba muy focalizado, «pero la realidad es que la norma se aplicará en toda la ciudad», recordaba Martínez, donde hay «70-75» bares pertenecientes a la asociación guipuzcoana.

El resultado del proceso negociador, con varias reuniones de la mesa y una asamblea que convocó ya no a las entidades vecinales sino al conjunto de los residentes, dio como resultado un nuevo marco que el Pleno de la Corporación ha aprobado inicialmente esta semana, por unanimidad, en forma de modificación de la Ordenanza de Hostelería. Si no hay alegaciones, será oficial en poco más de un mes. La delegada de Policía Local, Goizane Álvarez, y todos los grupos municipales reconocieron el trabajo de los participantes en el proceso, sin que faltaran críticas al Gobierno por aquella primera reacción de «aplicación inflexible de la norma en lugar de promover el diálogo, como le pedimos», echó en cara Jokin Melida, de Bildu, a lo que la portavoz popular, Juana de Bengoechea, respondió que fue su grupo quien primero pidió «públicamente una mesa de diálogo». Lo que Xabier Iridoy (PNV) recriminó al Gobierno fue que «las Ordenanzas deben modificarse al ritmo al que cambian otras normativas y se transforman los hábitos sociales en la ciudad. Llegar tarde ha derivado en esta confrontación».

El concejal de Ezker Batua Manuel Millán, presentó una perspectiva que miraba al futuro, requiriendo al Gobierno que «cumpla con el control de horarios y de insonorización, y que insista en las medidas de concienciación ciudadana».

El alcalde, José Antonio Santano, agradeció a Álvarez el trabajo realizado para que la mesa funcionara y advirtió que «la controversia entre vecinos y hosteleros ha existido, existe y existirá. Ni se ha producido ahora porque se tomaran determinadas decisiones ni se va a arreglar definitivamente con esta propuesta. En todas las ciudades se dan situaciones como ésta y a lo que tenemos que aspirar es a que las cosas mejoren. Estamos para resolver problemas», recordó, «y creo que éste se ha gestionado bien y con la colaboración de todo el mundo. Quiero felicitar a los vecinos, a la AVV y a los hosteleros que, tanto a través de Mugan como de la asociación de Gipuzkoa, han estado presentes».