El sector comercial discrepa sobre el 'efecto Mercadona'

Los rumores dieron paso a las informaciones y, de éstas, hemos pasado a los trámites urbanísticos que esta semana han culminado con la modificación de uso de una parcela industrial de Araso que pasa a ser comercial. Mercadona va a venir a Irun. Se la espera para 2016, dentro de ese gran desembarco en el País Vasco que la cadena anunció en 2013 y que preveía la apertura 25 supermercados en seis años con una inversión de 50 millones de euros y una estimación de creación de empleo en torno a los 1.000 puestos.

La implantación comenzó el pasado mes de octubre con la apertura de las dos primeras superficies en Vitoria a la que se sumó una tercera en la misma ciudad. Para este año, se espera otra tienda en Araba y las dos primeras en Bizkaia. También que arranquen las obras de construcción en Araso para el que será su primer establecimiento guipuzcoano.

Aún queda tiempo para que esa persiana se alce, pero el impacto que pueda tener en el tejido comercial local ya ha empezado a debatirse. En la propia sesión plenaria se escucharon argumentos en distintos sentidos. De un lado se decía que aunque se hable de la creación de 40 empleos «hay estudios que afirman que destruye 1,5 por cada empleo creado». Se criticó sobre todo «que se ubique en el extrarradio» porque «no hará ningún bien al pequeño comercio del centro y los barrios». Los que apoyaron la modificación, expresaban otras ideas: capacidad de atracción de visitantes a la ciudad, contratación local, impulso de la actividad económica... Y, sobre todo, que «si no se ubica en Irun, acabará en algún municipio cercano». «Como pasó con Leroy Merlin, al que al final Oiartzun le dio todas las facilidades y acabó teniendo el mismo impacto negativo que si se hubiera colocado en Irun, pero ninguno de los beneficios», se comentó en los pasillos tras la sesión.

En la misma sesión se apuntó que por sus características comerciales, «Mercadona competirá con las grandes superficies de distribución alimenticia». Se estimaba que no tendrá tanto impacto en el pequeño comercio urbano.

El Grupo Uvesco es una de ellas y, además de ser irundarra, es de las de mayor implantación en la ciudad con sus supermercados BM y Super Amara. Dice «respetar la decisión del Pleno» porque no considera la llegada de Mercadona «nada fuera de lo normal». Señalan que aún tardará en abrir sus puertas y que, cuando lo haga, «competiremos en buena lid como ya hacemos en otros territorios, sin ningún problema».

En las redes sociales, particulares y asociaciones comerciantes de Irun ya han expresado su disconformidad con la decisión plenaria porque «esta recalificación de terrenos afectará a muchos pequeños comerciantes locales que todavía siguen vivos» y califican a la cadena valenciana de «'asesino de categoría' cuya función básica es arrasar con las tiendas locales de alimentación, fruterías, panaderías, pescaderías, carnicerías, charcuterías, droguerías, perfumerías, bebidas y licores, congelados, bazares, etcétera».

Sin embargo, algunos representantes de comercios irundarras no comparten esa visión tan negativa. «Hay que ver las dos caras de la moneda: por un lado, está el miedo a que suponga una competencia y haga vender menos al pequeño comercio. Por otro lado, está la realidad de que si no se instala en un lugar, será en otro», analiza Yon Gallardo. «Al final, genera un flujo de gente que también va a pasar delante de tu puerta. Que sea algo que te esté haciendo la competencia directamente... Eso es un debate más complejo. Habrá que esperar y analizar muchas cosas». Rubén Fraile añade que «mi opinión personal es que mucho mejor que Mercadona esté en Irun que en Errenteria u otra ciudad. La faena sería que se fueran a Donostia y viéramos a toda la gente ir hacia allí y pasar de largo por Irun. Conseguir atraer a la gente es muy importante, y a partir de ahí, desde el pequeño comercio tenemos que buscar nuestro hueco».