Diecinueve formas diferentes de vivir el mismo día |
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Ostirala, 2016(e)ko uztaila(r)en 01-(e)an 12:27etan |
Euskaratzeko lanean ari gara. Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el viernes día 1 de Julio de 2016. Diecinueve formas diferentes de vivir el mismo díaLaura Mayoral Miguel. San Miguel. «No sé qué palabras usar para explicar lo que he vivido en la Arrancada. Es increible».
1 julio 201609:26
A todas las cantineras les emociona la bajada de la calle Mayor. A todas les impresiona la Arrancada. Disfrutan la bajada a la iglesia y, por lo general, coinciden en que lo ocurrido supera cualquier expectativa. Parece que cada año se repitan diecinueve idénticas historias, pero nada más lejos de la realidad. Cada año, diecinueve jóvenes viven como nunca el día de San Marcial. Son experiencias personales únicas en contextos muy diferentes.
Qué habitual preguntar a las cantineras por su madrugón. «Yo me he levantado como todos los años», comentaba, sin embargo, Maialen Belzunce. «Siempre voy a ver la alborada de las 4.00 a la avenida de Navarra». Los necesarios preparativos para desfilar como cantinera de Santiago le hicieron fallar a la cita. «Pero a las 4.10 han venido a tocarme la alborada a la peluquería». Quizá madrugan aún más las cantineras de las compañías más alejadas del centro. Pero tienen su contraprestación. Aitziber Martiarena compartió el amanecer con su compañía en el camino desde Olaberria. Salir desde Alunda le sirvió a la cantinera de Bidasoa, María Oronoz «para quitarme los nervios y empezar a disfrutar. Ir recogiendo a Behobia, luego a Azken Portu, luego a Uranzu... Es precioso». Maider Amundarain estaba encantada por el camino desde Anaka que disfrutó a primera hora «a solas con la compañía»; Laura Mayoral, feliz por hacer el suyo desde San Miguel en compañía de la Tamborrada. «Para mí, uno de los momentos más especiales del día ha sido subir el alto de Arretxe; llegar a la rotonda de Oinaurre y que el sol me diera en la cara. Es el momento favorito de mi padre. Nos hemos mirado y nos hemos echado a llorar los dos», explicaba la cantinera de Ventas, Eva Sánchez.
Ama Shantalen, por su parte, juega en casa durante casi todo el Alarde, la suya es la cantinera del barrio para la mayoría de los balcones. «'¡Guapa!' '¡Guapa!'. He bajado eufórica la calle Larretxipi», contaba Edurne Aranburu. También admitía tener una compañía «un poco loca. Ya me lo dijeron y es verdad. Pero hace que te lo pases mejor. Al formar, enseguida tocan algo para animarse y animarte, para que saltemos y bailemos. La compañía es seria y hace lo que debe, pero tiene un punto de locura que es súper divertido». Es la pasión por los colores, como la de Marta Martínez con Lapice, «mi compañía del alma. Algunos se apuraban por querer hacerse fotos. Yo les decía 'sólo hoy voy a ir vestida de cantinera. ¡Vamos a hacernos todas las fotos que queráis!'».
«Quería agarrar cada cara, cada grito, cada aplauso. Ha sido increible», decía Estibaliz González Las peculiaridades aumentan en las unidades especiales. «Ha sido una sensación increíble que me tocaran la Diana. Desde un balcón, he visto a toda la Banda tocando para mí y me he emocionado, ha sido la primera lágrima del día», confesaba Ainhoa Izquierdo. Ir en Caballería modifica la perspectiva, literalmente. Conlleva también preocupación extra por la montura, aunque Juncal Torres aseguraba ayer que «el caballo ha sido buenísimo, se ha portado genial». En Artillería, lo de la perspectiva no es sólo una cuestión de altura. «He disfrutado mucho viendo la Arrancada del resto de las compañeras», ya que casi todas pasaron por delante de Mónica Indias, la cantinera de este año, antes de iniciar ella el recorrido.
La posición de su compañía en el desfile también condicionó a Alba Aguado, de Belaskoenea, que 'protestaba' entre risas porque «era la única cantinera que por la mañana, en San Juan, estaba al sol». Se ganó así los cuidados de Laura Guillén, su compañera de Azken Portu, que la ayudó con su abanico, «que para eso está también. ¿Calor?, sí, pero hoy nada nos molesta». «Nos cuidan bien, con botellas de agua todo el rato», añadía Nagore Tejedor, de Meaka.
Pasar por allí donde de niña veía el Alarde «con la amoña» fue especial para Icíar Gallastegui (Real Unión); completar la Arrancada con su aitona, para Irene Berridi (Tamborrada) y para Sonia Villaverde (Buenos Amigos), encontrar a sus amigas en un sitio distinto del habitual.
También difiere la forma de gestionar tantas emociones. «No da tiempo a procesarlo. Cuando acabe el día ya me daré cuenta de lo que ha pasado», decía la cantinera de Behobia, Andrea Iturria, mientras que Estibaliz González, de Uranzu, apostaba por «agarrar cada cara, cada grito, cada aplauso y guardarlos en el corazón, porque ha sido increíble».
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