14 julio 201608:10
El Ferrocarril del Bidasoa, conocido popularmente como el Tren Txikito, realizó su primer recorrido el 1 de febrero de 1916. En aquel momento, su trazado unía Irun con Doneztebe y tardó cuatro meses más en llegar a la que estaba previsto que fuera su cabecera navarra, Elizondo.
Se proyectó con vocación de cubrir las necesidades de la minería, pero desde el principio se identificó y se explotó su capacidad para trasladar personas y mercancias a lo largo del cauce del río.
Esta línea ferroviaria se convirtió en un símbolo de unión de este país del Bidasoa y se ganó un espacio en el corazón colectivo. No registró nunca, sin embargo, las cifras de uso que se manejaron cuando se proyectó su construcción. Se enfrentó además a otras dificultades que sobrevinieron en los años siguientes a su puesta en marcha, como la potenciación de los transportes por carretera o unas fuertes riadas que causaron importantes daños en sus infraestructuras ferroviarias.
Esta vía férrea se estrenó en 1916 y dejó de funcionar en diciembre de 1956
Apenas medio siglo después de su nacimiento, el Tren Txikito claudicó. En la Nochevieja de 1956 hizo su último viaje.
Una historia en imágenes
Con motivo del centenario de su primer viaje y en el cincuentenario del último, el ateneo Kabigorri ha decidido dedicar su verano expositivo a este tren tan especial. Lo ha hecho de la mano del fotógrafo y coleccionista José Mari Castillo. Él ha montado la muestra con 28 fotografías y varias copias de periódicos de la época, un conjunto con el que narra la entrañable historia del tren bidasotarra. En las imágenes pueden verse las distintas transformaciones de la estación principal de Kostorbe, en Irun, así como sus diferentes máquinas, vagones y edificios y las ruinas que dejó tras su desaparición.
La muestra puede verse hasta el 10 de septiembre, de jueves a sábado, a partir de las 19.00 horas.