Aquella Semana Santa irunesa |
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Viernes, 14 de Abril de 2017 19:04 |
Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el viernes día 14 de Abril de 2017.
Aquella Semana Santa irunesa
La imagen de Jesús atado a la columna, restaurada este año, en la calle Fermin Calbetón (década 1910). / ARCHIVO DE IRUN
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El autor de 'La Cofradía de la Vera Cruz y las procesiones de Semana Santa en Irún' rememora los que fueron actos religiosos principales de estos días en la ciudad
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En los primeros 25 años del siglo pasado los desfiles procesionales alcanzaron gran proyección exterior
Aunque existe constancia de que en Irun hubo procesiones de Semana Santa desde al menos 1579, fue en los primeros 25 años del siglo pasado cuando alcanzaron una gran proyección hacia el exterior. La prensa local de finales del siglo XIX ya daba cuenta de los numerosos los carruajes llegados a Irun para la procesión del Viernes Santo. Eran aristócratas de las villas del norte de Navarra o de localidades francesas cercanas los que elegían Irun para pasar este día marcadamente religioso.
El prestigio de los desfiles procesionales de nuestra ciudad se fue fraguando con el enriquecimiento del patrimonio de la procesión acontecido en aquellos años. Destaca entre todo ello la adquisición de los nuevos pasos de la Piedad (1920) y la Oración en el huerto (1909) y otras novedades también importantes como los trajes para los alabarderos, las túnicas renovadas para los apóstoles y la confección de un mayor y mejor manto para la Dolorosa.
«Irun se mantuvo fiel al estilo austero común en las procesiones de toda Gipuzkoa» «Era esa solemne austeridad la que atraía a tantos forasteros a la procesión de Irun»
Las características de este llamado estilo guipuzcoano de procesiones se engloban bajo la solemne austeridad. Las guipuzcoanas eran y son procesiones que se desarrollan en silencio, roto solo por la banda de música que cierra el cortejo. No existen pasos de dimensiones exageradas como los que son más habituales en Andalucía.
Las procesiones guipuzcoanas son una prolongación de la liturgia, dando comienzo tras la celebración de los oficios de las parroquias, mientras que en otros lugares cuentan con una agenda separada. Otro elemento característico de esa sencillez es la existencia de 'pasos vivientes' junto con los pasos de madera. En el caso de Irun distintas personas vestidas y caracterizadas para tal efecto representaban a los 12 apóstoles, la verónica, las marías, San Miguel, los niños angelitos y los alabarderos romanos.
La procesión de Irun en los primero años del siglo XX mantuvo esas peculiaridades comunes en Gipuzkoa, ejecutándose sin añadir elementos ajenos a la tradición del territorio. Era precisamente esa solemne austeridad la que atraía a tantos forasteros a Irun para presenciar la procesión. Por ello, aunque cien años después nos pueda parecer asombroso, Irun fue un lugar de referencia por su Semana Santa.
A pesar de todas estas mejoras en el patrimonio, Irun permaneció fiel a un estilo de procesión común en toda Gipuzkoa. Este estilo fue muy homogéneo en todos los municipios del territorio y hoy es visible en los que conservan sus procesiones, fundamentalmente Segura, Azkoitia y Hondarribia, pero también en Aia, Pasai Donibane y Lezo.
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