11 junio 201709:06
El showman Mateo Vergara puso el broche al ciclo de encuentros ciudadanos que la Asociación Bidashop ha celebrado los últimos meses. La confirmación de su presencia en esta iniciativa se remonta «a febrero», puntualizó, «que muchos me preguntan si es a raíz de que el Ayuntamiento me nombrase pregonero, pero no tiene nada que ver». En cualquier caso, el irundarra aseguró al público que se congregó este miércoles en el bar Sirimiri que «es un placer estar aquí»; como también lo será estar el 23 de junio en el balcón del Ayuntamiento: «allí os espero a todos».
Bajo el título 'Los entresijos del cine y la televisión', Mateo Vergara habló sobre sus experiencias profesionales y sobre una trayectoria que se inició, exactamente, «el 6 de septiembre de 1983», cuando realizó con Legaleón-T su primera representación en las fiestas de Hondarribia. «Fue la primera toma de contacto con el público» y «me enamoré del mundo de la animación».
Allí comenzó un camino que le llevó hasta Barcelona. Estaba en la Ciudad Condal cuando, «el 4 de julio de 2003, a las siete de la tarde», recibió una llamada de Noemí Galera, «directora de casting de Gestmusic. Me dijo que 'el animador no ha venido y a las 22.00 entramos en directo con Eurojunior. Hay 500 niños con otras 500 madres y 500 abuelas'». En 10 minutos Mateo Vergara se plantó en el estudio y, después de aquella primera gala trabajó en cientos más, en distintos programas y cadenas. Recuerda especialmente su paso como animador por Operación Triunfo: «ha sido el mejor regalo que me han hecho en vida. En directo, 2.000 personas para mi solito... Yo tenía más nervios que un filete del Día». Actualmente, es el animador del público que acude a 'Boom' y 'Tu cara me suena'.
El showman ha dinamizado programas de televisión, fiestas... Y hasta un funeral
«La actitud mueve el mundo»
Mateo Vergara reservó una parte de la charla para las innumerables anécdotas que ha vivido durante estos años en su profesión. «He hecho muchísimas cosas», pero una de las más curiosas fue cuando «animé un entierro. Yo trabajaba en un proyecto educativo con familias desestructuradas para Cruz Roja, en Barcelona. A un compañero le diagnosticaron cáncer y él lo dejó todo organizado. Quería hacer una fiesta, y dejó escrito en qué orden tenía que entrar cada invitado. Yo les anunciaba y entonces sonaban unas locuciones de audio que había dejado grabadas mi amigo, una para cada invitado. Fue increíble, porque todo el mundo lloraba pero al final lo que era un duelo terminó en fiesta».
El trabajo del showman irundarra es divertido, pero no por ello menos difícil: hay que mantener entretenido al público durante todas las horas que puede llegar a durar una grabación. En una ocasión, recordó Mateo Vergara, «el público entró a las cuatro menos cuarto de la tarde y salimos a las cuatro menos diez de la mañana». Pese a que no dejó de entretenerles en ningún momento, a las dos de la madrugada les ofreció la opción de marcharse a casa. Pero «no se fueron y fue un subidón». Y es que «la televisión es algo mágico... Pero es como el amor: no es lo mismo ver que hacer», afirmó Mateo Vergara. «Tú te sientas en tu salón y lo ves todo montadito, editado... Al hacerla, cambian mucho las cosas... Pero es un subidón», reiteró el showman.
Mateo Vergara reivindicó también la importancia de «la actitud. Es el pilar de mi profesión. Somos actitud y nuestra energía es personal e instransferible. Para motivar no puedo hacer más que intentar que cada uno vea que la actitud mueve el mundo, y que la energía de cada uno es vuestra». Y la suya, la de Mateo Vergara, siempre consigue rebasar la barrera que le separa del público, bien sea en un plató, en la terraza de un bar de Irun o desde el mismo balcón del Ayuntamiento, «porque tengo energía para embotar, para envasar y para regalar».