IRUN- Procedente de Nicaragua, de una familia de artistas, Zoa Tamara Cuellar llegó a Irun en diciembre de 2016. Ha sido madre recientemente, junto a su pareja, el músico Ruben Mejuto, con el que fundó hace un par de semanas la agrupación Títeres Ostomila, que pretende ofrecer no solo el clásico teatro de marionetas, sino también otras disciplinas de las artes escénicas, como la narración oral.
¿Cuando comenzó su interés por le mundo del teatro de títeres?
-Vengo de una familia de titiriteros, mis padres se conocieron en un taller de títeres para la televisión nicaragüense que más tarde rebautizaron como Teatro de Títeres Guachipilín. Desde muy pequeña yo ya conocía todo ese mundo, pero en un principio mi idea no era dedicarme a ello. Comencé a estudiar Ciencias Políticas pero lo dejé, empecé a hacer judo... Fue una época en la que no tenía claro qué quería hacer.
Pero al final se decidió.
-Mis padres iniciaron un taller de para jóvenes sobre teatro de títeres y me animé a participar. El punto de inflexión fue la actuación del final del proyecto. Sentir las reacciones del público a todo lo que ocurría tras el escenario me fascinó, fue una experiencia que no voy a olvidar nunca. Luego, en 2013, finalicé mis estudios de teatrología en Cuba, que me dieron conocimientos más teóricos.
¿Cómo llega a Irun?
-Porque conocí a Ruben (ríe). Nos conocimos en 2015 y la verdad es que han sido tres años muy intensos. Llegué a Irun en diciembre de 2016.
Recientemente han fundado Títeres Ostomila. ¿Por qué?
-Porque es una forma de aunar todas las disciplinas escénicas que trabajamos: teatro, títeres, música y narración oral. Además, hasta ahora teníamos que actuar con nuestros nombres artísticos por separado, Titiritama y Rubentxo, y esto nos permite presentarnos en conjunto.
¿Cuando tendrá lugar la primera actuación de Ostomila?
-Será el 22 de diciembre en la Feria Internacional Navideña de las Cultural que organiza el Ayuntamiento de Madrid. Se trata de un evento en el que diferentes embajadas presentan actividades culturales y, por pura casualidad, conocemos a trabajadores de la embajada nicaragüense y nos invitaron a participar de su parte.
¿Cúales son sus planes a futuro?
-La idea es organizar al menos una actuación por mes en la comarca del Bidasoa y alrededores. Seguro que por el camino nos saldrán más ofertas para actuar además de las que nosotros programemos.
Una de las obras que tienen en cartera es un teatro de marionetas para adultos. ¿Es difícil que la gente no vea los títeres como algo meramente infantil?
-Sí, aquí es muy difícil. Y algo que cada vez nos pasa más, y especialmente en el Estado, es que nos piden que seamos muy politicamente correctos. La gente se ofende muy facilmente y ve cosas donde no las hay. Es una tendencia que en Latinoamérica o incluso en otras partes de Europa no se está dando.
¿Cómo ha afectado su reciente maternidad a su trabajo?
-Creo que el sistema en el que vivimos dificulta mucho la labor de los progenitores. Parece que tiene que haber una desvinculación total entre la vida laboral y la familiar, y lo que tendría que ser una prioridad, el niño, a veces queda en un segundo plano.
Un monte. El Txindoki me gusta mucho.
Una playa. La de Zarautz me parece la playa más bonita de Gipuzkoa.
Una fiesta o evento. La celebración de las fiestas de Santa Águeda en Altza.
Un paisaje idílico. Me encanta la vista de las casas del puerto de Pasai Donibane.
Su txoko guipuzcoano favorito. Las pequeñas calas tras el monte Jaizkibel. No suele ir mucha gente y suelen ser muy tranquilas.
Gipuzkoando
