«Aquí en Irun sois muy chocolateros y cuanto más negro es... ¡mejor!» Imprimir
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Viernes, 10 de Julio de 2020 12:14

Noticia publicada en Diario Vasco,el viernes día 10 de Julio de 2020.

«Aquí en Irun sois muy chocolateros y cuanto más negro es... ¡mejor!»

El número 13 de la calle Fueros es gracias a Aitziber el lugar más dulce de Irun. / F. DE LA HERA
El número 13 de la calle Fueros es gracias a Aitziber el lugar más dulce de Irun. / F. DE LA HERA

IRUN VUELVE A OLER A CHOCOLATE, VUELVE A TENER UN LUGAR DULCE Y ES GRACIAS A AITZIBER FALQUE QUE HA ABIERTO CHOCOLATES DE IRUN

YLENIA BENITOViernes, 10 julio 2020, 07:42
Érase una vez un niño llamado Charlie Bucket. Provenía de una familia humilde, pero fue uno de los cinco afortunados en encontrar un billete dorado en una tableta de chocolate. Este premio le permitía entrar en la fábrica de chocolate y descubrir de dónde salen las delicias más grandes del mundo. Los bombones. Este es el cuento que cada noche, antes de dormir, escuchaban las pequeñas Olivia y Tessa, las hijas del escritor Roald Dahl. Y esta es también la aventura que todas y todos hemos querido vivir. Alguna vez colarnos en una fábrica de chocolates. ¡Qué delicia! En Irun tenemos una Charlie Bucket. Aitziber no ha heredado del excéntrico Willly Wonka una fábrica, pero sabe cómo crear las delicias más grandes del mundo. Los bombones. Bienvenidos a nuestra particular fábrica de chocolates: Chocolates de Irun.
–Aitziber, este olor...
–Sí, lo sé. Me lo dicen mucho y me hace muy feliz. Me hace mucha ilusión pensar que, al menos, un pequeño espacio de Irun vaya a recuperar ese olor tan rico.
«Un lugar como este, con tradición chocolatera, me parecía muy bonito para emprender»IRUN
–Nuestros mayores dicen que en Irun olía a chocolate. No es una leyenda.
–No, no. No lo es. Desde el siglo XVIII Irun ha tenido tradición chocolatera. Es un sitio muy bonito para emprender mi sueño. Sin duda.
–¿Tú recuerdas el olor?
–No, ojalá. Yo no soy de Irun, pero he venido mucho por aquí. Incluso, tengo una anécdota con Chocolates Elgorriaga. ¿Te la cuento?
–Adelante.
–Recuerdo que cuando era txiki, en el cole de vez en cuando nos llevaban de excursión a conocer algún sitio o fábrica. Bueno, pues el día que tocaba ir a conocer la fábrica de Chocolates Elgorriaga, ¿cuál fue mi disgusto? Que no pude ir. Tenía médico y me perdí esa excursión. Se me quedó clavado, fíjate. Y ahora, mira a dónde me ha traído la vida.
–Suena a justicia poética. ¿Desde pequeña has sido chocolatera?
–No sé si chocolatera, pero repostera seguro. (Risas) Desde muy pequeñita en casa ya hacía pastas y bizcochos sin parar. De hecho, a raíz de esa afición que tenía, una amiga de la familia me recomendó apuntarme a la Escuela Superior de Cocina. Y ahí empecé a encaminar mi profesión.
–¿Entre fogones hay espacio para el chocolate?
–Bueno, teníamos algunas clases de pastelería y yo poco a poco me fui metiendo más en este mundo. Ahí es cuando empecé a ver que el chocolate me llamaba mucho la atención, por eso encaminé mis estudios hacia allí. Hice muchos cursos fuera de aquí y luego la guinda ha sido trabajar, por ejemplo, once años en una casa muy conocida, en Chocolates de Mendaro.
–Dime, qué tiene el chocolate que es tan adictivo.
–(Risas) Yo también me lo pregunto. Yo creo que tengo pasión por el chocolate y mi cabeza siempre está pensando qué cosas nuevas hacer. No puedo evitarlo. Me encanta todo lo que se puede hacer con el chocolate.
–Claro, hay vida más allá de la tableta.
–¡Por supuesto! Puedes hacer mogollón de versiones y te da juego para hacer piezas y formas hasta donde la imaginación te llegue. Se puede hacer de todo.
–Y todo se hace aquí, ¿verdad?
–Así es. Todo se hace en este obrador. Mi idea era esa: tener un lugar en el que poder trabajar y también vender.
–Y así nace Chocolates de Irun en la calle Fueros, ¿sí?
–Pues sí. Yo tenía muchas ganas de emprender, de hacer algo, e Irun es un referente chocolatero como Mendaro o Elizondo. Este es, también, un pequeño homenaje a a las chocolateras de antaño, que lo hacían todo artesano. Yo quiero que dentro de muchos años haya quien recuerde que en esta esquina olía a chocolate gracias a Chocolates de Irun. Es emocionante.
–Sin duda, lo hará porque aquí hay mucho chocolate. ¡No falta de nada!
–Bueno, los bombones y las trufas no pueden faltar. Y las tabletas, tampoco. Luego es verdad que hay piezas muy diferentes. Hay zapatos con serigrafía, pintalabios, sardinas, tazas, cucharas... Depende de la época también haré cosas distintas. Por ejemplo, en Navidad quiero hacer turrones.
–Esto es mejor que la fábrica de chocolate de Willy Wonka. Incluso hay chocolate rosa.
–(Risas) ¡Sí! Ha salido hace poco, se está empezando a conocer ahora. Ahora hay cuatro chocolates: negro, blanco, con leche y rubí. Así se llama. Hay muchas personas que creen que es de fresa, pero nada que ver. Tiene ese color por la fermentación. Y el sabor es un poco ácido. A la gente le está gustando mucho.
–¿En Irun qué chocolate nos gusta más?
–Yo diría que el negro. El que tiene un mayor porcentaje de cacao. El 70% como mínimo, pero si hay de más, mejor. Sois muy chocolateros.
–Tú inevitablemente también lo serás...
–Me apasiona. Sin duda. Me suelen decir: «ay, yo no podría trabajar sin comer chocolate».
–¿Y se puede?
–(Risas) ¡Claro! A veces estás tan metida en ello, que lo que te pide el estómago es un pintxo salado.
–Pero también hay chocolate con sal...
–Efectivamente. De ese tengo que hacer y tengo en mente también hacer chocolate con pimienta de Espelette.
–Pues yo ya estoy deseando probarlo y no seré la única.
–Seguro que no. Estoy muy contenta por cómo me ha acogido la gente en Irun. Estoy súper agradecida. Gané el concurso de escaparates y mucha gente se asomó solo a decirme: «¡felicidades! Me alegro de que hayas ganado tú». Es muy bonito.