«Dejé mis libros de judicatura y me monté en el R18 a recorrer España» Imprimir
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Domingo, 17 de Enero de 2021 12:01

Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 17 de Enero de 2021.

«Dejé mis libros de judicatura y me monté en el R18 a recorrer España»

Está al frente de una de las empresas más longevas de Irun y partiendo de aquí ha hecho muchos kilómetrosMiguel García Maisonnave Tercera generación al volante de IFA

Miguel en la recién estrenada tienda de la calle Alfonso Morales en la que encontramos todo tipo de utensilios de cocina. / F. DE LA HERA
Miguel en la recién estrenada tienda de la calle Alfonso Morales en la que encontramos todo tipo de utensilios de cocina. / F. DE LA HERA
YLENIA BENITODomingo, 17 enero 2021, 08:30
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Hay pocos edificios que hayan visto crecer Irun. Pocos han sido testigos de su historia. La ciudad, como el ave fénix, ha tenido que resurgir de sus cenizas en alguna que otra ocasión. La guerra o las llamas destruyeron muchos de esos edificios que daban forma a nuestra ciudad y a nuestra historia. Hay pocas cosas que hayan sobrevivido al paso del tiempo y sus acontecimientos, pero existen algunas. IFA es una de ellas. IFA Irun, que así es como conocen a esta pequeña gran empresa que ha recorrido cientos de miles de kilómetros, puede contar nuestra historia porque es parte de nuestra historia. En los locos años veinte, no estos sino los de 1920, Miguel García puso en marcha esta empresa distribuidora que ha vivido todo tipo de aventuras y que hoy sigue escribiendo su historia y la nuestra con la tercera generación. Miguel tiene un R18, sube, que nos vamos de viaje para recorrer la historia de IFA y de Irun.

–Miguel, no me había fijado en esta tienda de la calle Alfonso Morales, con la de cosas e historias que hay dentro...

–Es la novedad de este año para nosotros. Hemos cambiado el local y lo hemos abierto al público para tener un contacto más directo con el consumidor. En Irun nunca hemos tenido esta visibilidad. Al fin y al cabo, somos una empresa distribuidora que no está relacionada con la Aduana, ¡pero existimos! (Risas)

«Mi padre, que es la segunda generación, consiguió la expansión y hacer fuerte a la empresa»

«En el 98 abrimos una tienda en Alcampo y mi hermana logró una clientela bonita»

–Hay vida más allá de la Aduana, ¿verdad?

–Efectivamente. Mi querido abuelo, en los años veinte, después de la guerra se fue por Europa para traer cosas a España. Eran los años en los que todo se podía hacer y él con buena prospección se puso manos a la obra. Estos fueron los años de gestación de IFA. En realidad, todo empezó en Hendaya, pero no hemos conseguido localizar los datos. Pero bueno, las cosas de verdad empiezan a funcionar en el año 40 en la casa en la que estamos ahora, en la calle Alfonso Morales. Este edificio, después del incendio de Irun, se quedó totalmente solo en la Avenida Gipuzkoa. Aquí empezó todo.

–¿El incendio de Irun no os afectó?

–Sí, sí. Entre los años 20 y los 40, mi abuelo dejó Hendaya y se vino a Irun. El incendio arrasó con el negocio que estaba en la calle Cipriano Larrañaga. Se quemó todo, por eso cambió de sitio y se fue a la calle Alfonso Morales.

–¿Y con qué empieza tu abuelo?

–Empezó con lo que encontró: cosas de manicura, peines... Empezó con lo que realmente se necesitaba y con cosas que se vendían en las tiendas de quincallería. El problema de mi abuelo era la Aduana. Muchísimas cosas no se podían traer, así que, como dice mi padre, lidió con esos problemas que todo buen irunés conocía y sabía resolver. (Risas)

–Entiendo, ¿y tu padre cuándo entró en la empresa?

–Mi padre, que también es Miguel García como mi abuelo, es la segunda generación. Y es la generación de la expansión y la apertura. Mi padre consigue que IFA tenga cierta envergadura.

–¿Cómo?

–Pues, por ejemplo, vendiendo a 'El Corte Inglés'. IFA cogió mucha fuerza en esta etapa.

–Y después llega la tercera generación, la tuya...

–Hay un refrán que dice que la primera generación crea, la segunda agranda y la tercera estropea. (Risas)

–Pero tú has roto ese maleficio.

–Espero, sí. Yo llegué en los años 80. Fueron grandes años. Terminé la carrera de derecho y mi padre, al que los años 80 le desbordan, me pone un R18 y me dice: «te tienes que poner a dar vueltas por España».

–¿Y sabías algo del oficio?

–¿Yo? Te prometo que no sabía nada del negocio. Nada. Dejé mis libros de judicatura y me puse a peinar España. Fue una verdadera road movie. Con 24 años me eché a la carretera y vamos, no me quedó un pueblo por visitar. Allí iba yo con mis maletones y callos en las manos.

–Y todo sin móvil, ni GPS, ni tablet...

–Nada. Mira, mi padre era el gerente y tenía representantes por toda España. No me olvidaré del primer viaje a Sevilla. El Barça jugaba la final de la Copa de Europa allí, así que estaba todo lleno. Mi padre llamaba y llamaba y no encontraba donde hospedarme hasta que dio con un sitio que se llamaba 'El Canguro'. Había una habitación libre, así que allí me mandó. Al día siguiente al representante casi le da algo. Llamó a mi padre diciéndole: «¿pero cómo metes al chaval en una casa de citas?». (Risas)

–Y aún así cogiste el volante de IFA...

–Sí, ¿cómo no iba a hacerlo? Era emocionante. En esos años no existían ni los cajeros automáticos. ¡Ni el fax! Todo lo hemos ido descubriendo y aprendiendo.

–Como IFA, que ha ido enseñando y descubriendo utensilios.

–Eso es. Más adelante nos centramos definitivamente en utensilios de menaje. Utensilios de cocina modernos. Nuestro lema siempre era 'pídele a IFA lo que no tiene nadie'.

–Algunos malos momentos también os han tocado...

–Claro, la crisis del 2008 fue horrorosa y el invento de Amazon tampoco ha sido bueno. Pero prefiero acordarme de las buenas. Por ejemplo, en el 98 abrimos una tienda en Alcampo y mi hermana Juncal la llevó de maravilla. Consiguió una clientela bonita.

–Contra viento, marea y pandemias, aquí está la tercera generación en pie.

–Estamos mi hermano Ignacio y yo, que hemos pasado de todo. Desde las mejores cifras de IFA en el 2006 hasta la aventura de la exportación en Sudamérica. Y ahora con la ilusión de la tienda en la calle Alfonso Morales. Ojalá mucha gente se acerque a conocer nuestros productos y nuestros consejos, que eso es lo que más nos gusta: aconsejar. El contacto con la gente es lo que nos ha hecho crecer siempre.