Los ortodoxos honran a los fieles fallecidos en los 'sábados de ánimas' Imprimir
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Sábado, 02 de Noviembre de 2013 10:44

Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa,el sábado día 2 de Noviembre de 2013.


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Los ortodoxos honran a los fieles

fallecidos en los 'sábados de ánimas'

02.11.13 - 00:03 -


Los ortodoxos honran a los fieles fallecidos en los 'sábados de ánimas'
Rezo en la Parroquia Ortodoxa de San Marcos, en Larreaundi. :: DE LA HERA


Además de la católica, también otras confesiones religiosas honran a sus difuntos en fechas concretas. En la ortodoxa, todos los sábados del año se diferencian de los demás días como jornadas en las que se ofrecen plegarias por los muertos, «debido a que nuestro señor Jesucristo yació muerto en la tumba el sábado», explica Pablo, sacerdote de la parroquia ortodoxa de San Marcos, ubicada en la calle San Ramón del barrio de Larreaundi. Entre otros actos litúrgicos, en esta parroquia se celebran oficios todos los domingos a las 10.30.
Además, como sucede en la iglesia romana católica el 2 de noviembre, la conmemoración litúrgica de los fieles difuntos tiene lugar varias veces al año en la iglesia ortodoxa. A estos días solemnes se les conoce como 'sábado de ánimas' o 'sábado de difuntos'. Son varias las jornadas así denominadas a lo largo del año: el sábado de Carnaval o segundo sábado antes de la Gran Cuaresma; el segundo, tercer y cuarto sábados de la Gran Cuaresma; el sábado antes de Pentecostés; y el sábado de San Demetrio, que se celebra el sábado anterior a la festividad de San Demetrio de Salónica, que se celebra cada 26 de octubre.
En estos días especiales, el sacerdote oficia responsos litúrgicos «por los familiares y por todos los fieles fallecidos que no puedan ser conmemorados específicamente como santos». Normalmente, estos responsos se ofician «después de la Divina Liturgia del sábado por la mañana o después de las Víspertas del viernes por la noche».
Los familiares de los difuntos preparan un plato de koliva, que consiste en trigo hervido condimentado con miel. Junto con otros alimentos y vino, lo llevan a la iglesia para que sean bendecidos por el sacerdote, colocándolos delante de la cruz o icono. Después de la misa, los alimentos ofrecidos y ya bendecidos son degustados por todos los asistentes a la conmemoración.