«Una rosa roja presentada con mimo lo dice todo»

La trastienda de Zinnia es un hervidero en vísperas de San Valentín. El teléfono no para de sonar. Hay muchísima tarea por delante, pero la serenidad impera porque el material de trabajo es extremadamente delicado. En Zinnia se trabaja con flores... y con sentimientos. «Las flores sirven para agradecer, para felicitar, para pedir disculpas, para sorprender, para desear felicidad, para iniciar una relación....», dice Estela Álvarez. «Las flores transmiten abrazos y besos y eso sabemos que une a las personas y las aleja del rencor y de los duelos políticos». ¡Nada menos!

Estela Álvarez y su madre, Encarni Iragorri, fundadora de la tienda, forman el equipo de Zinnia, junto con Maite Erasun y Mari Cepeda. Todas ellas saben de lo que hablan.

«Nosotras nacimos antes que Amazon», dice Estela con orgullo. «Llevamos en este sector 36 años. El caserío y la familia de mi amatxo están en el origen. Ella trabajó muchas horas ayudando y preparando flores para la venta en el mercado. De ahí, en 1985, nos lanzamos al comercio propio y en 1994 nos establecimos en la avenida de Gipuzkoa y aportamos innovación en el arte floral, tras cursos de formación».

Catorce años después, coincidiendo con el inicio de la crisis de 2008, Zinnia abrió su segundo comercio en la calle Anaka.

El 14 de febrero de 1994 la floristería celebró su primer San Valentín en el estabecimiento de la avenida de Gipuzkoa. «Entonces montamos cinco escaparates y actualmente, entre los dos comercios, hemos montado ocho», cuenta Estela. «Colorido y luces no nos faltan y eso sabemos que lo agradecen mucho los iruneses, porque ¡qué sería de nuestra ciudad sin escaparates!»

La elección de las flores como regalo ha ido creciendo con el paso de los años. «¡Por supuesto que se regalan más flores que antes! Las personas han comprendido que las flores son transmisoras de sentimientos y mensajeras de deseos y de estados de ánimo», señala Estela.

Pero si en el mercado de las flores hay algunas fechas clave, ésas son el primer domingo de mayo, Día de la Madre y San Valentín.

«Hay miles de flores y cientos de rosas de diferentes tamaños y texturas, pero por San Valentín la reina es la rosa roja de primera categoría y presentada con el mayor mimo posible. Una rosa roja lo dice todo», asegura Estela Álvarez.

La rosa roja de primera categoría «es la más alta y robusta del tallo y debe alcanzar los 92 pétalos», explica la florista. «Para cuidarla, es importante cortar el tallo al sesgo cada dos días para que pueda seguir absorbiendo bien el agua y los nutrientes añadidos. De lo contrario, su cuello se estrangula y se marchita con premura». A ver quién pone ahora en duda que es la metáfora perfecta del amor.

Aunque, en sí misma, la rosa roja lo dice todo, suele ir acompañada de otros elementos, como la clásica tarjeta con mensaje o un corazón o un osito con frase romántica incorporada. Según cuenta Estela Álvarez, 'Te quiero' es el mensaje más repetido, aunque se puede decir de muy diferentes maneras. Hay quien utiliza palabras de amor sencillas y tiernas, como canta Joan Manuel Serrat y quien se trabaja las frases como si fuera Billy Wilder.

¿Y hay quien pide consejo para escribir su tarjeta? «En algunas ocasiones sí, aconsejamos al cliente y lo agradece, claro», explica la responsable de Zinnia. «Pero los hay que vienen con el mensaje pensado a conciencia y transmiten mucho deseo y felicidad. Hay auténticas obras de arte en los mensajes. Son emocionantes. A veces, nos emocionamos nosotras mismas y comentamos lo bonitos que son».

De todas las edades

Tan variados como los mensajes, son los perfles de los clientes que regalan flores por San Valentín. «Los jóvenes son primerizos y vienen muy ilusionados, quieren sorprender. Los adultos vienen sin contemplaciones a por la docena de rosas rojas o a por una sola rosa roja, mientras los mayores procuran no fallar con su rosa, dos, tres o media docena. Y los hay que regalan tantas rosas como años llevan con su pareja».

Aunque se haya creado una imagen de ellos diferente, en Zinnia aseguran que «los hombres son románticos y detallistas y vienen tantos que alguno se queda sin rosas porque llega tarde y se lleva lo que sea. Para ésos, también tenemos algo preparado».

En cuanto a las mujeres, «cada vez hay más, sobre todo chicas jóvenes, que regalan flores».

En tiempos difíciles, como los que vivimos desde hace casi un año, los sentimientos afloran con mayor facilidad. ¿Nos ha vuelto más amorosos la pandemia? El balance de San Valentín está por cerrar, pero sirva de ejemplo el del Día de la Madre, «que fue espectacular», recuerda Estela. «Tuvimos que tener cinco líneas telefónicas abiertas y desarrollar una logística con siete repartidores para poder atender a los clientes».

Con miles de rosas transmisoras de los mejores sentimientos, este 14 de febrero camina por la misma vía. ¡Feliz San Valentín!