La biblioteca CBA abre sus puertas

«Es muy grande». «Y con muchas salas, muchos colores...». Eran las primeras impresiones de los primeros visitantes del CBA. Por estas siglas quiere ser conocida la nueva biblioteca y espacio cultural de la plaza San Juan, que recibió ayer a sus primeros visitantes. Casi tres centenares de escolares de Irun, de los centros Belaskoenea, Lekaenea, El Pilar, San Vicente de Paúl, Txingudi Ikastola, Eguzkitza y Elatzeta descendieron a media mañana por la pasarela de la pérgola para conocer las instalaciones.

13.00. Acto oficial de inauguración, con la asistencia del alcalde y de familiares de Carlos Blanco Aguinaga, entre ellos su hija Alda.

17.00. Cuentacuentos en euskera para niños hasta cinco años.

18.00. Cuentacuentos musicales en euskera para niños a partir de cinco años.

19.00. Chocolatada para el público infantil en la plaza,ofrecida por la AVV de Alde Zaharra-San Juan.

19.30. Cuentacuentos para el público adulto.

Todo el día. Pintxo pote especial en los bares del entorno de la plaza San Juan y la calle Mayor.

La idea original era que los alumnos protagonizaran una cadena humana desde Ikust Alaia hasta la nueva biblioteca, pasándose de mano en mano un libro y simbolizando así el traslado. Sin embargo, la lluvia que caía con intensidad a las 10.30 obligó a improvisar un plan alternativo. Finalmente, y guiados por dos animadores culturales, los chavales bajaron por la pasarela y se situaron en círculo en la parte inferior de la pérgola, junto a la entrada principal del CBA. Allí les recibirían el alcalde, José Antonio Santano, y el bibliotecario, Iñaki Ceberio.

La cadena humana se limitó a este espacio y los escolares se fueron pasando dos libros que partieron de las manos de la delegada de Juventud, Josune Gómez, y terminaron en las del primer edil. Con su entrega, de forma simbólica, culminaba el traslado de la antigua a la nueva biblioteca. A continuación, todos entraron a las instalaciones sin disimular la expectación por conocer el nuevo espacio.

Las primeras opiniones nada más cruzar el umbral del CBA se pueden resumir en muchos «¡hala!» y «¡qué guay!». Los trabajadores de la biblioteca dividieron a los estudiantes en grupos y les ofrecieron una pequeña visita guiada por el espacio. La sección infantil fue, sin lugar a dudas, la que más gustó a los jóvenes en esta primera toma de contacto con la biblioteca. Así lo aseguraban June y Sara, alumnas de El Pilar, que corroboraban que esta zona «es lo que más nos ha gustado. Tiene un montón de cojines y colores por todas partes». Las jóvenes añadían que «es que toda la biblioteca es muy grande, tiene muchas habitaciones, muchas cosas...». No respondían con un 'sí' del todo contundente al preguntarles si les gusta la lectura, pero «seguro que a esta biblioteca nueva vamos más», afirmaban.

Mientras disfrutaban del hamaiketako que, tras la visita, ofrecieron a los escolares los hosteleros de la zona en los arkupes del Ayuntamiento, el grupo formado por Asier, Naroa, Amane, Naia, Sergio y Gonzalo, entre otros alumnos, también intercambiaba impresiones sobre la visita: «muy grande y bonita», «con muchos sitios para sentarse», «a mí lo que más me han gustado son las fotos de las paredes», «pues a mí esas escaleras tan grandes...». Asier se refería a un espacio, similar a un graderío, de la zona infantil; y que parece muy adecuado para acoger pequeñas representaciones o funciones teatrales. «Yo quiero ir a verla otra vez con los aitas». «Y yo a leer cómics y mangas, que he visto que hay...».

Y tras la visita matutina de los escolares, por la tarde el CBA abrió sus puertas a todos los públicos. Desde las 17.00, un goteo incensante de gente fue accediendo a la biblioteca dejando claro que las nuevas instalaciones han suscitado, cuanto menos, la curiosidad de la ciudadanía. «Teníamos ganas de ver cómo ha quedado», comentaban Urko y Maialen. Como universitarios, les llamó especialmente la atención «que hay mucho más espacio para estudiar y para trabajos en grupo. Le vamos a sacar partido».

«Está genial», aseguraban Juncal y Marian, mientras vigilaban a sus hijos en la zona infantil. «Esto no es como una biblioteca al uso, es más lúdico. La verdad es que nos hemos llevado una sorpresa, sobre todo por cómo han dejado el espacio. Te esperas las mesas, libros... Algo más serio. Los niños no paran, se lo están pasando muy bien». Manuel, que llevó a su nieto, coincidía con ellas: «me parece una biblioteca estupenda. Seguro que vamos a pasar muchas tardes aquí».