El Ayuntamiento de Irun ha aprobado en pleno el "Código de conducta, buen gobierno y compromiso por la calidad institucional", un documento que busca reforzar la credibilidad de los cargos electos locales a través de unos compromisos a la hora de ejercer el trabajo político municipal.

El alcalde de esta localidad guipuzcoana, José Antonio Santano, ha señalado hoy que "es muy importante ser y también parecer, y que los ciudadanos perciban que en su Ayuntamiento la honestidad y la transparencia son el suelo sobre el que se mueven los cargos públicos".

El Presupuesto foral para 2015 reservará 2 millones euros cuyo destino habrán decidido los ciudadanos de cuatro comarcas guipuzcoanas: Oarsoaldea, Tolosaldea, Urola Medio y Bidasoaldea, a razón de 500.000 euros en cada una.

El proceso en las tres primeras ya lleva un tiempo en marcha; en Bidasoa, acaba de arrancar con una reunión en Hondarribia el martes y la primera en Irun que tuvo lugar ayer. Hoy se celebrará la segunda, en el colegio público de Ventas, dirigida a los vecinos de este barrio aunque puede acercarse quien lo desee. Habrá más oportunidades, porque el mismo concepto de taller se repetirá en el Instituto Toki Alai (día 2 de junio), en el antiguo hospital de la plaza Urdanibia (día 3) y en Mondragon Unibertsitatea (día 5). Siempre a las siete, siempre con unas dos horas de duración y siempre «con una dinámica muy didáctica y que facilite el trabajo práctico», aseguraba Arantza Ruiz de Larrinaga, directora de Participación Ciudadana.

Explicó que a las seis reuniones por barrios se sumarán «otras por sectores» y que se trata de una de las tres vías activadas por el ente foral para recoger aportaciones y propuestas de los ciudadanos. Sin ir a los talleres, irundarras y hondarribitarras podrán participar por la web www.aurrekontuahobetzen.net y a través de folletos buzoneados que pueden entregarse después en diversos puntos de recogida en las dos ciudades (en Irun, las AAVV; en Hondarribia, Ayuntamiento, polideportivo, ambulatorio, club de remo y las AAVV de Amute y Mendelu).

Todo el proceso de recogida de propuestas y su posterior clasificación por parte de Elhuyar, consultoría que dinamiza el proceso, no será sino la primera de las cuatro fases. «En una asamblea comarcal», señaló Ruiz de Larrinaga, «los asistentes debatirán y decidirán una lista de 20 ó 30». Sobre esa lista trabajarán los técnicos forales en una tercera fase de carácter interno para estimar el coste de cada propuesta y evaluar su viabilidad jurídica.

Esa información se trasladará a los ciudadanos en la cuarta fase, en otoño, en la que se puede participar se haya colaborado en las anteriores o no, «por supuesto», dijo la responsable foral de Participación. «Habrá dos sesiones, ambas para todos los ciudadanos de la comarca. Será una relación directa entre técnicos y ciudadanos para hablar de cada proyecto. En esta fase, con esa información, los ciudadanos elegirán y priorizarán los proyectos que quieren incluir en el presupuesto foral».

El resultado final del proceso «se incorporará directamente al gasto de la Diputación en 2015», se comprometía ayer la directora de Finanzas y Presupuestos, Maider Otamendi. No se trata sólo de la palabra del gobierno foral ya que «este proceso cuenta con el aval de todos los grupos de las Juntas Generales, lo que garantiza que se va a respetar».

La directora de Finanzas incidió en que se trata de una apuesta por que «la participación sirva para decidir y priorizar proyectos en los presupuestos. Es algo innovador, la primera vez que se hace con carácter supramunicipal».

Otamendi se dirigió a los ciudadanos para animarles a participar y a presentar propuestas «más allá del propio barrio» y recordó que «no hay que limitarse a infraestructuras viarias y política social», las dos más reconocidas competencias forales. «Que cada uno proponga lo que vea y luego los técnicos valorarán qué es factible, si la competencia es asumible o hay que dirigirlo a otra institución. Queremos que este proceso no sólo sirva para que los ciudadanos decidan qué hacer con medio millón de euros, sino que sea algo didáctico, que sirva para aprender cómo funcionan las administraciones, qué hace cada una, cómo se reparte el dinero de los impuestos...»

«Lo bueno de este proceso», decía Ana Labaka, de Elhuyar, «es que los ciudadanos van a proponer los proyectos, van a elegir entre ellos y los van a priorizar para ver que acaban saliendo adelante. Y si alguno no llega a incluirse en la lista que va al presupuesto, van a saber por qué».