El Instituto Bidasoa está desarrollando actualmente tres líneas de investigación en colaboración con Teknika. Tres profesores del centro están liberados dos días por semana para ir a este centro de investigación a desarrollar sendos proyectos ligados a la innovación en madera estructural, a los procesos de fabricación en fibra de carbono y al desarrollo de los sistemas de soldaduras en moldes.

«La novedad para el año que viene está en que parece que el Gobierno Vasco va a habilitar que esos profesores liberados tabajen en sus proyectos de investigación en el propio centro formativo», anuncia Iruretagoyena. Las ventajas de que sea así son inmediatas porque «permite que esas investigaciones estén más cerca del resto del profesorado y de los propios alumnos». Incluso ligarlas a otros proyectos del centro.

Un ejemplo es catálogo de servicios que el Instituto Bidasoa ofrece al tejido empresarial de la comarca. «Presentamos los servicios que podemos darles sin que a ellos les cueste nada y ellos miran si algo les puede interesar. Luego intentamos, si es posible, ligarlo a proyectos de investigación de los profesores o a otras ayudas como las de Spri, A3 Innov-Mugabe, subvenciones de Diputación, Ayuntamiento o Bidasoa activa...» O del ministerio de Ciencia y Educación, como ocurrió el pasado año con ocho proyectos innovadores.

Lo principal siempre es «colaborar con las empresas y dar una respuesta a sus problemas concretos». La fórmula, en la que el Instituto Bidasoa lleva ya unos años trabajando, se ha concretado en el panorama autonómico en la iniciativa Zerbehar, que agrupa los servicios que pueden aportar hasta 18 centros de FP vascos, públicos y privados. «Si alguna empresa nos pide una solución en un campo que se escapa a nuestras especialidades, entra en funcionamiento la red Zerbehar. Buscamos al centro que podría atenderla y ponemos a la empresa en contacto con él». Iruretagoyena insiste en la filosofía de dar un paso después de otro, no pararse, «porque cada día se pueden hacer cosas nuevas para mejorar y si queremos seguir mirando hacia adelante, hay que hacerlas».

El instituto Bidasoa está colaborando con la empresa irundarra Smaap en el diseño de un prototipo de ala delta; una colaboración que ha recibido incluso fondos europeos a través del programa A3 Innov-Mugabe y que también se presentó en Krea.

El profesor Josean Florindo trabaja de la mano con el promotor de la idea Jorge Ibargoyen. Su empresa ha desarrollado un brazo articulado para desarrollar un modelo de aprendizaje en tierra para volar en ala delta y parepente. «En el estudio de viabilidad vimos que sería interesante acompañarlo de nuestra propia ala delta para venderla a quien aprendiera a volar con nuestra máquina». Desarrollar el prototio a través de un centro de investigación «hubiera sido demasiado caro, prácticamente imposible», pero encontró la ayuda del centro formativo en el que él estudió. «Estamos desarrollando toda la piecería de la estructura del ala delta. Algunas son piezas complicadas, de cinco ejes, que se modelan en un ordenador y que necesitan maquinaria muy específica que el centro posee. Creo que estamos haciendo un gran trabajo, mejorando mucho, y que vamos a sacar al mercado algo que supere a lo que ya hay en esta gama de ala delta. Trabajamos juntos en el encaje de las piezas en la estructura de carbono, en el diseño de la estructura, en la aerodinámica... Y en el futuro podríamos seguir desarrollando juntos nuevos prototipos más avanzados». Este primero, Makazaga, será presentado a homologación en unos seis meses y después podrá empezar a producirse y distribuirse.