Los políticos municipales fueron ayer ejemplo de responsabilidad y capacidad de acuerdo en un tema tan sensible como es el de la atención y el recuerdo a las víctimas del terrorismo. No es la primera vez que Irun convierte su acto del Día de la Memoria en el único de Euskadi que cuenta con representación plena de los partidos. Sin obviar las discrepancias profundas que existen en las lecturas que hace cada formación, los representantes locales de los partidos fueron capaces de aferrarse a los puntos de acuerdo para participar ayer, todos juntos, en el acto que se realizó ante el monolito en recuerdo de las víctimas del terrorismo, entre la avenida Iparralde y la calle Bidasoa.

Fue un acto sencillo. Unos minutos de silencio y una ofrenda floral seguida por aplausos. Asistió la práctica totalidad de la Corporación, con representación nutrida de todos los grupos. Estuvo también el alcalde, José Antonio Santano, así como su antecesor en el cargo, Alberto Buen, y otros ediles de corporaciones pasadas. Acudieron miembros de la Policía Local, de la Ertzaintza y de la Policía Nacional; hubo presidentes de AAVV, de entidades ciudadanas y vecinos a título individual. Un grupo considerable que arropó a los numerosos familiares de las víctimas irundarras. La diferencia este año es que el monolito estrenó a sus pies una placa con el nombre de 20 de las 31 víctimas de terrorismo que recoge, en el caso Irun, el documento 'Los retratos municipales de la memoria', del Gobierno Vasco. Los nombres incluidos son los de aquellos cuyas familias han querido que aparecieran.

El PP, que no acudió a los actos convocados desde otras instituciones, sí estuvo en el de Irun. Su portavoz en el consistorio, Juana de Bengoechea, explicó que «lo que tenemos aquí es un monumento dedicado a las víctimas del terrorismo» mientras que «en el homenaje del Parlamento Vasco se dice eso de 'víctimas de terrorismo y de todo tipo de violencias'». Reivindicó que las primeras merecen «su propio homenaje» y dijo que «es indecente igualar al que muere porque le han puesto una bomba y al que muere porque le estalla la bomba que llevaba».

El portavoz de EH Bildu, Oinatz Mitxelena, expresó, por su parte, que su presencia y la de sus compañeros de la coalición abertzale quería servir de «reconocimiento a todas las víctimas: en Irun y en Euskal Herria, pero también cualquier víctima cuyos derechos humanos hayan sido conculcados». Advirtió que la colocación de la placa «ha sido un nuevo paso, pero hay un trabajo enorme que hacer aún» y recordó que, el pasado mandato, la Corporación ya inició «un trabajo con todos los grupos y pedimos al alcalde que avance en esa línea. A la vista de la presencia conjunta de todos los partidos, entendemos que hay una oportunidad para la convivencia». Así, solicitó al alcalde que recuerde «el compromiso que adquirió y dé más pasos, convocando mesas de todos los partidos, de víctimas, de víctimas y partidos... en las que participe también la sociedad, para poder avanzar juntos hacia la convivencia».

Santano insistió en que este acto en Irun «es unitario, no levanta polémicas. Participan víctimas y partidos y compartimos todos un objetivo: tomar conciencia de la injusticia de lo ocurrido, de la necesidad de arropar a las víctimas y de trasladar un mensaje de futuro que diga que esto no se puede volver a repetir y que deje sin justificación cualquier tipo de violencia, de ETA o de cualquier otro grupo. Es un mensaje que tenemos que hacer llegar, sobre todo, a los jóvenes».

En cuanto a la petición trasladada desde EH Bildu, Santano admitió que «la unidad ayuda a dar pasos. En Irun lo estamos haciendo y nos podemos sentir orgullosos. Seguiré trabajando para que este ambiente que hay en la ciudad nos permita hacer cosas que pueden ser novedosas en Euskadi, pero hay que ir sobre seguro. Prefiero que demos pasos un poco más cortos y que los demos juntos antes que empezar a correr demasiado y acabar dejando a grupos políticos, de un lado o de otro, atrás. Es mejor ir juntos porque aunque se vaya más lento, se llega más lejos».