Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 20 de Febrero de 2022.

Una nueva etapa acaba de comenzar para el bar Jumping de la Hípica Jaizubia. Jaione Iturralde y Begoña Iguiñiz decidieron hace unos meses tomar las riendas del negocio y, tras realizar un lavado de cara al espacio, el pasado martes volvieron a abrir sus puertas.

Socias del Club Hípico desde los catorce años, ambas mujeres conocen bien este lugar y, en consecuencia, las necesidades de las personas que pasan allí muchas de las horas de la semana. «Aquí vienen sobre todo familias y los chavales quieren comer hamburguesas, platos combinados, bocadillos, pizzas... Por eso hemos ideado una carta sencilla pero con materia prima de calidad y cercanía. Queremos que la gente esté 'goxo', como en casa», contaron el jueves durante el acto de inauguración.

Otro de los objetivos que persiguen es «dar a conocer este espacio a gente de fuera, porque muchas personas piensan que es un sitio privado, pero en absoluto. De hecho, es un sitio de paso para mucha gente que va a andar a Jaizkibel, por ejemplo. Y queremos que aquí tengan un lugar donde parar después tranquilamente a tomar un pinchito, unos huevos con jamón... Lo que quieran. Además, resulta muy fácil para aparcar».

En la misma línea, les gustaría acercar el deporte hípico a aquellas personas a las que les resulta desconocido. «Una vez al mes hay concursos, ya sea entrenamiento o concurso oficial. Como hay varias disciplinas, te puedes pasar el sábado y el domingo viendo a la gente montar, es muy entretenido», aseguraron.

De hecho, desde el Jumping, que está situado en altura, se puede contemplar tanto el picadero cubierto de la Hípica a un lado, como la pista externa al otro. «Ambas son de las mejores de Euskadi y de parte del Norte. En las ventanas no hemos puesto cortinas precisamente para que se puedan ver bien».

Respecto a la reforma que han realizado en el último mes y su resultado, las socias resaltaron que «ha sido posible gracias a la colaboración de nuestro amigo Carlos Echeveste, que nos ha ayudado con la decoración».

El propio Carlos relató que, para llevar a cabo el trabajo, «lo primero era tener en cuenta el entorno y tratar de mantener ese estilo de establos y boxes que tenía, pero dándole un toque mucho más elegante».

También fue Carlos una de las personas que el jueves ofreció su ayuda a Begoña y a Jaione durante el acto de inauguración. En el mismo estuvieron presentes muchos socios, amigos y familiares, entre los que se encontraban Iñaki Arruabarrena, Gabriel Narzabal, Soraya Gabilondo, José Antonio Niño, Larraitz Uruñela, Aitor Davoz, Mónica Gil, Ana Gómez, Asier Elizondo, Amaia de Torregrosa, Marina Salaverría, María Ruiz, Isabel Amunarriz, Pilar Arana, Xabier Iridoy, Cristina Laborda y Jon Ugarte.

También los integrantes de la Junta Directiva del Club, José Luis Gamarra, Juan Ramón Pérez, Maite González, Juan Carlos Jiménez, Itziar Urtizberea y Josemari Narzabal –además de Carlos Echeveste–, así como algunas de las personas que se han encargado de la obra del bar: Emilio Zamarreño –carpintero–, Joel Baro Rincón –electricista–, Domi Rodríguez –pintor–, Iñaki Les –fontanero–, Pedro Ausín –escayolas–, Santi –de rótulos Rotima–, Andrea Muruzabal y Fernando Charola –Ondarreta Mesas y Sillas– y Toñín Zamarreño –albañil–, que ese día fue además el responsable de cortar el jamón.

Así, entre platitos de jamón, pinchos, bebida y buen ambiente, Begoña y Jaione dieron el pistoletazo de salida definitivo al Jumping. De ahora en adelante, el bar permanecerá abierto de martes a domingo desde las diez de la mañana «hasta que se vaya el último cliente». Además, de cara a la primavera instalarán la terraza en la parte inferior –arriba ya hay varias mesas–, para que los clientes puedan también disfrutar al aire libre.

Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 20 de Febrero de 2022.

Una chispa de alegría es lo que nos hace falta después de dos años de pandemia que nos van dejando el ánimo tocado. La fiesta del Carnaval, que este 2022 sí ha llegado a la ciudad, tiene la voluntad de levantar los corazones. Lo ha conseguido en tiempos más duros que los actuales y lo hará, sin duda, en los que nos toca vivir. Ayer tuvo lugar la primera cita del calendario carnavalero. Heraldos de esta fiesta invernal, los Caldereros llegaron a Irun con toda su cacharrería, su bullicio y su colorido. Tras un año de ausencia y de la mano de la sociedad Irungo Atsegiña, la tribu zíngara regresó a Irun cantando a todo pulmón: «¡Caldereros somos de la Hungría, que venimos en tren especial a pasar en vuestra compañía los tres días de este Carnaval!» y otras canciones, que hablan de la añoranza del hogar.

La tribu nómada volvió a pisar las calles de Irun y lo hizo con un numeroso público que esperaba su paso en las aceras y con alegría e ilusión renovadas, a pesar de tener que retrasar su salida. Los Caldereros partieron de la plaza de Alberto Anguera quince minutos después de lo previsto para dar tiempo al final de la manifestación convocada por Osasun Bidasoa, un tiempo que aprovecharon para ensayar sus canciones con la txaranga.

«¡Teníamos muchas ganas de volver!», decía el jefe de la tribu, Joxe Aranburu. «Han pasado ya dos años desde la última vez que vinimos y estamos muy contentos por haber podido celebrar el desfile de este año».

«Hasta hace muy poco pensábamos que otra vez íbamos a tener que quedarnos en casa y estar aquí ahora es una alegría para nosotros y esperamos que también lo sea para la gente que se ha animado a participar y para la que ha venido a ver la comparsa», comentaba Patxi Zayas, miembro de la organización.

La comparsa de Caldereros no dejó en casa ni a uno solo de sus personajes principales. Abrieron el desfile tres elegantes gitanos a lomos de sus caballos. Les seguía la reina con sus damitas, sobre un carromato repleto de sartenes y no podía faltar el oso grandullón, que asustó tanto como hizo reir a los más pequeños. Una jovencísima domadora trataba de controlar sus movimientos con más o menos fortuna y cuando el animal se desmandaba, era el jefe de la tribu el que ponía orden. Cuadrillas y familias de zíngaros seguían a Joxe Anranburu y tras ellos, la animada txaranga. Tampoco faltaron los gigantes turcos, que cerraron el desfile. Como este año no ha podido celebrarse la boda gitana, quizá los novios retrasen el enlace hasta el Carnaval de 2023. Quieren invitar a todo Irun.

La segunda cita del calendario de Carnaval tendrá lugar hoy domingo. La comparsa de Iñudeak eta Artzainak, organizada por Eraiki Dantza Taldea, tomará el relevo de los Caldereros en un año muy especial, ya que celebra su 25 aniversario. La comparsa partirá a las 12.15 de la calle Santiago y subirá por las calles Escuelas e Iglesia, hasta alcanzar la plaza San Juan, donde, como de costumbre, realizará una parada. Luego, continuará por las calles Mayor y Fueros y por el paseo de Colón hasta llegar a la plaza del Ensanche, donde se realizarán los habituales bailes, al son de la música interpretada por la Banda del Conservatorio. Después, reanudará la marcha para terminar en la calle Luis Mariano.