21 abril 201608:24
Ochocientas firmas en contra de la cesión a Mondragon Unibertsitatea de 1.800 metros cuadrados de suelo público del nuevo edificio de Palmera-Montero entraron ayer en el resgitro del Ayuntamiento. Es el resultado de una campaña desarrollada por Podemos Irun «con dos objetivos: recabar las máximas rúbricas posibles y hacer saber a los iruneses e irunesas lo que se está haciendo con su dinero», explicó Kelly Holmwood, miembro del círculo local. Tanto ella como su compañera Miren Etxebeste mostraron la satisfacción del partido por las firmas recogidas «en apenas una semana» y por haber «conseguido generar el debate entre los irundarras, animándoles a informarse de lo que pasa, ya que muchos lo desconocían».
Javier Oyarbide, concejal en el ayuntamiento por la plataforma Sí se Puede Irun que apoyó Podemos, insistió en aclarar que no tienen «nada contra la Universidad de Mondragón, sino contra la decisión del equipo de Gobierno de regalar suelo público a cambio de nada» cuando se trata de «una entidad privada». El portavoz de SPI, David Soto, consideró que «por los plazos de apertura y acondicionamiento del espacio otorgado a la Universidad de Mondragón, lo más probable es que esta iniciativa sea difícil de encauzar» para regresar a la opción que se manejó anteriormente: «el traslado de las oficinas de Urbanismo y Obras» que se encuentran en Kostorbe. Por eso añadió que «nuestra intención era socializar esta cuestión entre los ciudadanos, hacerles entender lo que pasaba, que surgiese un debate en torno a la cesión de espacios públicos y que ellos mismos se planteen cuándo es necesario hacerlo y si en este caso era necesario o no. A partir de ahí, que cada uno juzgue. Nuestra posición está clara, somos contrarios a esa cesión». Oyarbide señaló también que esperan una «respuesta del alcalde» a las firmas que han presentado.
Tampoco en Ducourau
«Queríamos socializar el debate sobre la cesión de espacio público a entidades privadas»
El edil de SPI comentó que es cierto que «la Universidad de Mondragón cubrirá sus gastos de uso, pero no pagará un alquiler, como corresponde a cualquier iniciativa privada que se valga de un espacio público de estas dimensiones». Cree que antes de realizar la cesión se hubiese debido saber «si realmente los cursos de la Universidad de Mondragón ofrecen indirectamente un valor añadido al entorno, ya sea por los alumnos o alumnas que acuden o por los estudios que se ofrecen. No ha sido así. Toda consideración a este respecto es una suposición que no justifica esta operación». Achacó Oyarbide que «algo tan etéreo y subjetivo como el 'prestigio' no es un valor que nos pueda servir» a la hora de una cesión gratuita de suelo a la universidad, «ni en Palmera-Montero ni en Ducourau», ubicación actual y cedida también por el consistorio. «No se puede regalar suelo público, ni a Mondragón ni a cualquier otra entidad que no sea de Irun y ofrezca un beneficio para la ciudad».
Soto valoró que aunque tanto en lo que será el centro cívico como en otros lugares de la ciudad el ayuntamiento cede locales a asociaciones y entidades privadas de diverso tipo, «el volumen no es comparable con el caso de la Universidad de Mondragón» y pidió «un estudio de lo que ofrece indirectamente a la ciudad para, en base a eso, decidir si se justifica una cesión de estas dimensiones». También recordó que «de los tres centros cívicos que hace años anunció el Gobierno local, sólo hay uno» y, en él, «dos terceras partes acaban siendo de uso privado».
Debate social. Soto, Oyarbide, Etxebeste y Holmwood explicaron la campaña de recogida de firmas contra la cesión a MU.
/ F. DE LA HERA
