La impronta imborrable del 'Pío'

El Ayuntamiento de Irun rindió ayer un sentido reconocimiento al instituto Pío Baroja y sus docentes por la trayectoria realizada en el 50 aniversario de su fundación, en un acto que tuvo lugar en la Sala Capitular del consistorio. A la cita no faltaron familiares de alumnos, exalumnos y personal docente jubilado o en activo del centro. Su director, Javier Gari, confesó estar «emocionado» por el homenaje tras recibir de manos del alcalde, José Antonio Santano, el San Juan Harri.

Para Gari este homenaje supone «el colofón a los actos celebrados el pasado 11 de diciembre» y realizó un breve paseo por los hitos más importantes de la historia del centro. Entre ellos, hizo especial hincapié en el hecho de que el Pío Baroja «dio la oportunidad» de realizar el bachillerato a familias que no podían pagar un centro privado y destacó que «la influencia» del centro, además de en Irun, «se ha dado en los pueblos del Bidasoa como Bera, Lesaka o Almandoz, entre otros».

Por todo ello, el actual director no dudó en asegurar «la impronta imborrable que ha dejado en nuestra vida el 'insti', ahora el 'Pío'», un centro que «ha sabido responder a las necesidades de la sociedad y adecuarse a sus necesidades», destacó Gari. En ese sentido, hizo hincapié en que el instituto «ha conseguido enseñar bien el bachillerato y formar a los jóvenes ciudadanos», convirtiéndose en centro del que «han salido personalidades destacadas de la cultura, la comunicación o el deporte, entre otros, y profesionales, que también hacen falta».

Por su parte, Santano recordó los orígenes de un instituto que «se forjó» en los años sesenta a iniciativa del «entonces alcalde Vicente Zaragüeta y un grupo de concejales». Precisamente se dirigió a Luis Mari Echepare, uno de aquellos ediles, para decirle que «en aquel momento no fuisteis conscientes ni de la calidad ni de la repercusión que tendría en la ciudad el instituto».

Como exalumno del centro, el alcalde destacó la vital labor del instituto, que «ha sido parte importante de mi formación». En ese sentido, destacó que «para los de mi generación, hijos de padres que no tuvieron ocasión de estudiar, significaba la puerta de entrada a la universidad, un objetivo mágico para muchas familias».