Una feria con crespón negro

Se bailó por sevillanas en Irun durante todo el fin de semana. A ratos bajo el sol y a ratos pese a la lluvia. Pero no fue la cambiante meteorología lo que condicionó la Feria de Abril de este año. Tras haber participado en la inauguración del viernes y haber podido disfrutar con sus amigos y familia de esas primeras horas de feria, el sábado a primera hora de la tarde fallecía Paco Merino.

Hasta hace dos años ostentaba la presidencia de la asociación Embrujo Andaluz, la organizadora de este evento en Irun. Fue él quien hace casi dos décadas lideró el proyecto para que la ciudad pudiera vivir cada año una feria de abril. Hombre sencillo, trabajador y generoso, se había ganado un pedazo del corazón de cada una de las muchísimas personas que de una u otra manera colaboran para que cada año se celebre esta fiesta. Ayer, todas ellas contenían como buenamente podían su aflicción. «El sábado estuvimos a punto de suspender la feria», relataba la actual presidenta de Embrujo Andaluz, Isabel Aragón. «Pero la familia nos pidió que no lo hiciéramos, que es lo último que Paco hubiera querido. Y hemos seguido adelante como hemos podido».

El homenaje, las palabras en su recuerdo, llegaron en el cierre, a última hora de ayer. «Era de justicia tener ese detalle, pero no queríamos que los visitantes se sintieran afectados durante todo el día. Queríamos que la gente viniera, disfrutara, bailara y se lo pasara bien. Ése es el mejor homenaje que podíamos brindar a Paco». Así, durante día y medio, toda la música, todos los cantos y los bailes, todas las risas y los aplausos, tuvieron esa dedicatoria implícita.