Un hotel de cuatro estrellas en plena plaza de San Juan. La idea sonaba bastante rara cuando hace casi una década, el entonces delegado de Urbanismo, Borja Sémper, mencionó por primera vez esta posibilidad. «Nos parece interesante y necesario contar con un hotel de categoría en el centro urbano», fueron sus palabras entonces.

La idea se recogió en las condiciones del concurso de ideas para la remodelación de San Juan-Etxeandia y los tres proyectos finalistas entre los que pudieron votar los ciudadanos recogían este equipamiento. Pero ni con ésas terminaba de calar la idea en la ciudad. Con las obras en marcha, con el parking en construcción, seguían siendo frecuentes los comentarios descreídos sobre que el hotel llegara algún día a materializarse.

No ayudaban siquiera las declaraciones de los políticos, que insistían en que el hotel formaba parte de una fase independiente del conjunto de la ordenación, porque dependía de la iniciativa privada. En fin, que parecía ser otro más de esos proyectos que se lanzan pero nunca terminan de hacerse realidad.

Sin embargo, no es el caso. Desde hace unos meses, el Gobierno municipal venía informando de diversos encuentros que estaba manteniendo con cadenas hoteleras y expertos del sector. «No queríamos cometer errores por no conocer el mercado en el que nos estábamos moviendo», explicaba ayer Miguel Ángel Páez. «Y también era muy importante saber cómo nos ven, cómo consideran Irun, si les parece una opción atractiva».

Toda esa información ha guiado la construcción de unos pliegos de adjudicación que el Pleno aprobó en la noche del martes con la unanimidad de todos los grupos. Las condiciones se fijan en una concesión a 60 años de una parcela de 1.500 m2 entre paseo de Colón, calle Fueros y León Iruretagoyena, con un aprovechamiento de más de 9.500 m2 repartidos entre la planta baja, cuatro pisos en altura (como los edificios cercanos) y tres subterráneos. El canon es de al menos 30.000 euros anuales y el nivel mínimo del hotel de cuatro estrellas.

«Fijamos esa exigencia gracias a ese trabajo previo», decía Páez. «No queríamos que éste entrara en competencia con hoteles de tres estrellas que ya existen en la ciudad y las propias cadenas nos decían que la demanda de cuatro estrellas está creciendo y no hay una respuesta en Gipuzkoa para ella». Este tipo de establecimiento incluye además servicios de «restauración, spa, salas de reuniones, terraza al aire libre... que también serán buenos para la ciudad».

Será solo una de las aportaciones que el Gobierno prevé. «Hablamos de una inversión en Irun de entre 9 y 12 millones de euros, con lo que eso supone de trabajo durante la construcción y en la propia gestión del hotel», para la que se estiman unos 50 empleos directos. Para facilitar la concurrencia de empresas, se ha abierto en el concurso la opción de que se presenten uniones temporales de empresas (UTEs) que agrupen a una cadena y a un grupo inversor, «modelo que se está imponiendo estos últimos años, según hemos sabido gracias a esa prospección previa». Para mejorar el atractivo para los posibles inversores, se contempla que la fachada hacia Colón pueda disponer de aprovechamiento comercial. Páez señaló que en las reuniones previas «hasta 10 cadenas declararon su interés» por lo que es «optimista» respecto a que el proyecto se adjudique en los próximos «3 o 4 meses».

A los pliegos que presentó el Gobierno, EAJ-PNV les añadió una enmienda para que las contrataciones derivadas de esta adjudicación atendieran a desempleados de grupos en situación de riesgo o a los que trabajaban en constructoras locales y perdieron el puesto por la crisis. La secretaría municipal declaró que no se ajustaba a la legalidad y el grupo la retiró a cambio de un añadido en el dictamen que establece que «el 20% de los trabajadores durante la construcción y el 60% en la gestión sean personas desempleadas e inscritas en una oficina de desempleo». La condición de discriminación positiva por territorialidad, es decir, premiar que los contratados sean de Irun, tampoco se ajusta a la ley. El portavoz del PNV, Xabier Iridoy, declaraba ayer que el objetivo «se ha logrado» y que, «sobre todo, se ha abierto el debate sobre cómo incluir cláusulas sociales en los pliegos de contratación».